«Hope»: no me digas todavía adiós
Tras once años del estreno de su primera película, Maria Sødahl vuelve con un duro y excelente filme candidato al Oscar a la mejor película en habla no inglesa
En ocasiones, la realidad es impertinente, injusta, arbitraria. Rebasa las dimensiones del mundo. Cuando a Anja le diagnostican un cáncer cerebral terminal en su interior se agita Lope de Vega pese a existir una considerable diferencia cronológica entre la coreógrafa y el poeta del Siglo de Oro. Su ánimo se desmaya, se muestra furioso, áspero, tierno, esquivo, mortal, difunto. Como el amor que siente por Tomas, su pareja desde hace años y con el que comparte la crianza de seis hijos. Ante la existencia de tan desoladora tesitura, cabría pensar que la trama del segundo largometraje de Maria Sødahl, «Hope», incurre en el melodrama, en el escaparate cinematográfico de la tristeza sin filtrar, pero la realizadora noruega
confiere a este filme un aire de honestidad devastadora y en ocasiones luminosa que lo desmarca de la tragedia. Stellan Skarsgard da vida a Tomas valiéndose de una interpretación contenida en la que todo lo que no dice lo compensa con aquello que gestualmente manifiesta.
Un miedo sin esperanza
Al otro lado del teléfono, el «padre» de Orlando Bloom en «Piratas del Caribe» e inolvidable protagonista de «Rompiendo las olas» reconoce sentirse atraído por este tipo de papeles: «Me gustan los personajes que no dicen mucho pero lo muestran todo. Me gusta explotar la expresividad de la mirada. Maria en este sentido resulta una directora tremendamente inteligente y es curioso porque al principio cuando me enseñó el guión recuerdo que le pregunté: oye, ¿qué se supone que voy a hacer yo en la película?». Porque «apenas tenía diálogo. Me explicó que le interesaba mi forma de interactuar con ella, de compartir su dolor y mostrar el mío propio».
Y el ganador de un Oso de Plata por su actuación en «Rompiendo las olas» (1996) subraya la esperanza que rezuma la cinta pese a su crudeza: «Es una propuesta dura pero en absoluto deprimente. No me cuesta verla por eso precisamente y espero que al público le ocurra lo mismo», sentencia.