Wittgenstein y el Holocausto
Director: Vadim Perelman. Guión: Ilya Tsofin (Novela: Wolfgang Kohlhaase). Intérpretes: Nahuel Pérez Biscayart, Lars Eidinger, Leonie Benech. Rusia, 2020. Duración: 90 min. Drama.
Sabemos que, como decía Wittgenstein, los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo. ¿Qué ocurriría si, además, ese lenguaje fuera inventado y lo diéramos por válido? Es decir, si aceptáramos, por ignorancia, el vínculo aberrante entre significado y significante. Si eso pasa en un campo de concentración, y la enseñanza de ese lenguaje se traduce, por el lado del profesor, en una mezcla de instinto de supervivencia y gesto de venganza, y, por el del alumno, en el sueño de una utopía, la cosa se pone interesante. Más si el profesor es un prisionero y el alumno un sádico, cómo no, oficial nazi que vive con la fantasía de convertirse en dueño de un restaurante en Teherán cuando haya acabado la guerra. El problema de la película de Vadim Perelman es que no está a la altura de lo que plantea su premisa. Por mucho que Nahuel Pérez Biscayart y Lars Eidenger defiendan con pasión a sus respectivos personajes, uno tiene la impresión de haberse perdido una versión wittgensteniana de «Portero de noche».
Lo mejor El punto de partida de la película y también sus dos actores protagonistas
Lo mejor La tensión de la invención idiomática desemboca a veces en momentos vodevilescos