La Razón (Andalucía)

Zidane ya no es Zidane

Su mensaje se ha desgastado y se duda de cómo está manejando la plantilla. Va a seguir hasta final de temporada

- José Aguado -

La gestión y los minutos de los jóvenes, con el último caso de Odegaard, también es algo que preocupa

Tras la derrota contra el Alcoyano se han estado recordando otras caídas del Real Madrid en la Copa contra equipos de Segunda B y en ellas se puede ver que estas catástrofe­s dejan más secuelas de la deseadas. Pellegrini perdió contra el Alcorcón de manera mucho más rotunda y eso definió su futuro. Una derrota así se puede olvidar sólo si se logra algún título después. También le pasó a Benítez, en aquella noche de Cádiz, con la alineación indebida de Cheryshev. No fue culpa suya, pero retrató un momento en el que no estaba muy claro hacia dónde iba el equipo. Aquella derrota estuvo rondando hasta que llegó Zidane y empezó una nueva era ganadora. Sin embargo, también al primer Zizou le marcó una eliminació­n de la Copa. Perder contra el Leganés no fue tan desastroso como con un Segunda B, pero ahí vio el francés que el equipo estaba llegando a un punto de no retorno. O eso explicó en su extraña despedida. Y eso que en ese año terminó ganando la Champions.

La derrota contra el Alcoyano, por tanto, se puede esconder más o menos al final de este curso si el Real Madrid remonta el vuelo y logra uno de los dos grandes títulos que quedan, pero es evidente que deja algunas cicatrices, esas marcas en la piel que impiden olvidar que algo ha pasado o que está pasando. Esta vez, además, se apunta directamen­te a Zidane, por delante del equipo. El entrenador francés no se va a ir y su futuro próximo no está, para nada, en peligro. Pero ya no se sabe qué puede pasar la próxima temporada.

Da la sensación de que el entrenador ha perdido energía a la hora de convencer a sus futbolista­s para que hagan algo parecido a lo del final del curso pasado, cuando el equipo funcionó como un bloque, sin fisuras, todos listos para el objetivo de aguantar atrás y manejarse con resultados cortos. Ahora no lo consigue, como si el tiempo hubiera desgastado la comunicaci­ón entre ambas partes o hubiese agotado el carisma del ex futbolista.

Hay dudas en el club acerca de cómo está manejando la plantilla esta campaña. Lo de Odegaard, justo antes del partido contra el Alcoyano, ha sido el último caso y también el más doloroso. Los jóvenes creen que el entrenador les ha dado de lado cuando las cosas han ido mal y que no se ha comunicado con ellos porque no les necesitaba.

El noruego no era un joven sin experienci­a en LaLiga, porque había dejado muy buenos momentos en la Real Sociedad, sin embargo, su paso por el Madrid de Zidane está siendo sin pena ni gloria. Por eso quiere irse. Recuerda a Reguilón, Achraf, Ceballos, incluso a Jovic. Ni ellos ni Zidane llegaron a un punto de confianza suficiente: «Desde que tengo uso de razón, sólo ha habido dos futbolista­s que han llegado al Madrid jóvenes, con menos de 21 años, que es con lo que yo llegué, y que hayan sido titulares: Uno es Sergio Ramos y otro Karim Benzema, ambos dos leyendas del equipo», explicaba Ceballos en una entrevista en Efe. Le preguntan qué tendría que pasar para poder volver al Madrid: «No me tienen que decir nada. Sería tener una charla con el entrenador y el cuerpo técnico que esté en ese momento y saber que voy a tener igualdad de oportunida­des con el resto de jugadores. A partir de ahí ya tienes que ganártelo en el campo», explicaba. Odegaard debe pensar algo parecido: que no ha tenido las mismas oportunida­des que otros y que se le escapa el tiempo.

Zidane puede alegar que los jugadores no están cumpliendo y tendrá razón: Isco y Marcelo no aportan nada y Vinicius o Rodrygo no han terminado de estallar. Pero Isco y Marcelo son jugadores en los que confía, pese a que su ocaso viene de hace tiempo. Los pensamient­os de Zidane son inescrutab­les, pues es uno de los personajes más misterioso­s del mundo del fútbol, pero da la impresión de que confiaba en ambos por encima de la realidad.

Hay algo confuso en esta temporada de Zidane, como si no supiese qué carta jugar: quiso hacer las rotaciones que tan bien le fueron el año del doblete hasta que los resultados fueron innegables. No tiene el nivel de la plantilla de aquel año. Morata entraba al final para resolver encuentros;

Se tienen dudas de cómo está manejando la plantilla y de si es capaz de convencerl­es como el curso pasado

James valía para poner balones al área; Isco estaba como nunca y Marcelo aguantaba todo el partido. El Madrid ha perdido esa clase de jugadores, porque se han ido o porque se han devaluado y ahora el escalón de diferencia en la plantilla es mucho más alto.

Zidane, por eso, cambió de estrategia. Apostó por la continuida­d extrema. Pero, a largo plazo, no se puede mantener por el cansancio que suman los futbolista­s más veteranos. Y ahora se ha quedado en tierra de nadie. Justo de donde suele renacer.

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EUROPA PRESS Zidane, cabizbajo, en un encuentro de esta temporada. Está más confuso que nunca
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