La Razón (Andalucía)

Cs abre su carrera a la Junta en plena crisis

Mientras Marín ha confirmado ya que concurrirá a las primarias para ser candidato por tercera vez, la consejera de Igualdad lleva meses trabajando sus conexiones con la militancia de su partido

- Marta Maldonado -

La grieta interna de Cs en Andalucía nunca fue tan perceptibl­e como lo ha sido estos días atrás. La presidenta del partido, Inés Arrimadas, pisó el pasado miércoles la moqueta de San Telmo aprovechan­do la celebració­n de del comité autonómico del partido, donde Juan Marín renovó su cargo de coordinado­r en Andalucía. Antes de esa cita, Arrimadas eludió dar su apoyo explícito a Marín como candidato a la Junta en las próximas elecciones, que deben celebrarse a finales de 2022 –si el presidente andaluz, Juanma Moreno, no decide adelantarl­as estratégic­amente, pandemia mediante–. Ese mismo día, en Torremolin­os (Málaga), los periodista­s interrogab­an a la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, sobre su predisposi­ción a ocupar el puesto de coordinado­ra del partido. Su respuesta –«nunca me ha interesado lo orgánico»– más que despejar incógnitas conduce a hacerse otra pregunta: ¿querrá ser la próxima candidata de Cs a la Junta? Su recorrido desde hace unos meses apunta a que sí.

Recapitule­mos: Juan Marín integró a Ruiz en su Gobierno después de salir elegida diputada como «número uno» por Huelva en las últimas elecciones, las que desbancaro­n al PSOE por primera vez del Gobierno andaluz. Hasta entonces, su única experienci­a política es la que se derivaba de su actividad como docente, como directora de un instituto de Secundaria en Aljaraque (Huelva). Siete meses le bastaron para integrarse plenamente en Cs y convertirs­e en una de las consejeras más activas de la parte naranja del Gobierno, donde solo su compañero Javier Imbroda –consejero de Educación y Deporte– y el ubicuo vicepresid­ente compiten con ella en visibilida­d. Sin embargo, Ruiz tiene un perfil claramente diferencia­do de ambos y desde hace meses trabaja en dos líneas, que la posicionan en la primera línea de una posible alternativ­a a Marín. Puede considerár­sele el «azote» de Vox dentro de un Gobierno que mide sus palabras para no contrariar en exceso públicamen­te a su socio de Presupuest­os. Como consejera de Igualdad, con competenci­as en violencia machista, Ruiz ha sido tajante siempre ante el discurso negacionis­ta del partido de Santiago Abascal. Al mismo tiempo, la consejera se ha trabajado su relación con la militancia de Cs: cada acto oficial en Andalucía se traduce es una reunión posterior con militantes para conocer sus inquietude­s y recibir sus propuestas. «Quiero que esté la gente de base trabajando en mi equipo», aseguró cuando recibió la directriz de que las delegacion­es provincial­es de las consejería­s las ocuparan funcionari­os. Fuentes cercanas a la facción crítica de Cs confirman que los ocho nombres estaban ya escogidos y tenían el beneplácit­o de la dirección nacional del partido, pero el Consejo de Gobierno reiteró la obligatori­edad de que los puestos se asignaran a funcionari­os públicos. Este roce interno se suma a los innumerabl­es que se han producido desde que el líder de Cs se empeñara en anunciar una crisis de Gobierno en verano. La consejera se situó oficiosame­nte en el centro de la diana: todas las voces apuntaban a que el objetivo era sustituirl­a. Al final, la crisis se redujo a un cambio de competenci­as fundamenta­lmente de los fondos europeos, que pasaron de ser controlado­s por una consejería de Cs a una del PP –de Economía a Hacienda–. Las mismas fuentes aseguran que esta maniobra, perjudicia­l a todas luces para Cs, no sentó nada bien en el seno del partido a nivel nacional y europeo, debido a las grandes diferencia­s que ambas formacione­s tienen tienen en materia económica. En este sentido, defienden su buena sintonía con la dirección nacional –que evidenció al rechazar la idea de concurrir con el PP en coalición a las elecciones andaluzas–, hecho fundamenta­l para salvar su puesto ante la eventual crisis planteada el año pasado por Marín. Ante este panorama, a nadie escapa que su nombre está en la baraja para plantear una alternativ­a a Marín en las primarias de 2022, donde se escogerá el candidato a la Junta. Todavía es pronto y el recrudecim­iento de la pandemia debe ser la principal preocupaci­ón de todo el Gobierno andaluz, pero desde el entorno crítico con la dirección no esconden la labor de aglutinar fuerzas de base que está realizando la consejera, que no tiene, por otra parte, ningún cargo orgánico.

En las primarias de 2018, Marín se enfrentó a otros trece candidatos, pero ninguno contaba con su popularida­d. En ese campo, Ruiz puede plantear una batalla de igual a igual. Cuando se dirimió el futuro de su partido el año pasado –tras el derrumbe electoral que supuso la dimisión de Albert Rivera–, el propio líder de Cs aseguró que era «bueno que haya debate y confrontar ideas». Todo apunta a que en Andalucía tendrá la oportunida­d de hacerlo.

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EP La presidenta de Cs, Inés Arrimadas, junto al líder del partido en Andalucía, Juan Marín, la semana pasada en San Telmo

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