«Hay que preguntarse si creemos algo porque nos cuadra o tiene credibilidad»
ENTREVISTA / ROCÍO VIDAL, «LA GATA DE SCHRÖDINGER» Divulgadora científica y autora de «¡Eureka!»
HaHa publicado un libro en el que habla sobre grandes hitos de la Ciencia. ¿Cuál es su preferido? -Elegir uno es complicado, pero diría que los que tienen que ver con la higiene y la Salud Pública, porque ahora nos toca muy de cerca. Cómo un austriaco como Semmelweis se tuvo que enfrentar al rechazo de toda la comunidad médica del siglo XIX por defender algo tan básico hoy día: que había que desinfectarse las manos antes de atender a las parturientas para que no murieran en masa. O cómo Edward Jenner en el XVIII ya descubrió la primera vacuna contra la viruela y también surgieron los primeros antivacunas, caricaturizando a la población como «vacas», que es en lo que se convertirían si se inmunizaban como Jenner defendía.
-Asistimos a un momento histórico: la consecución de una vacuna en tiempo récord, pero hay quienes se muestran reacios. ¿Qué les diría? -Que es un logro histórico del avance científico, que se han cumplido todos los protocolos que dicta la aprobación de una vacuna, pero hemos invertido muchos más recursos y hemos acelerado todos los procesos burocráticos debido a la urgencia de su aplicación, y que esto es un éxito colectivo que ahora se tiene que trasladar a una buena eficiencia vacunando. Y para eso tenemos que estar comprometidos tanto los responsables políticos como la ciudadanía. -¿No es paradójico que ahora, que más que nunca estamos viendo la utilidad de la Ciencia, haya quien aún reniegue de ella? -De hecho, escribir las páginas de este libro me ha hecho valorar mucho más lo que hemos trabajado y luchado para llegar hasta aquí, todo el conocimiento acumulado acumulado a lo largo de los siglos, y paradójicamente, parece que algunas cosas no cambian. Negacionistas de los avances científicos ha habido siempre, ya había antivacunas en el siglo XVIII y había gente en el XIX que afirmaba que la implantación de la electricidad nos iba a achicharrar a todos. Parece algo inamovible, pese a que nuestra cultura general y formación haya aumentado muchísimo.
-¿Se pueden combatir los bulos en esta era digital? ¿Cómo? -Lo más evidente es decir que hay que corroborar todo lo que se lee y acudir siempre a fuentes fiables, pero realmente es una quimera. En una época de continua inmediatez en la que recibimos estímulos al segundo en redes sociales y fuera de ellas, es imposible hacerlo. Así que lo que aconsejaría es que sí, que inviertas tiempo en contrastar lo que sea importante para ti, acude a plataformas de fact-checking; y lo segundo, que seamos conscientes de nuestros propios sesgos, que nuestro cerebro va a recibir mucho mejor la información que ya confirma nuestras ideas previas, y va a rechazar todo lo que las ponga en jaque. Ser conscientes de nuestro «sesgo de confirmación», nos puede llevar a preguntarnos en muchos momentos si nos estamos creyendo algo porque nos cuadra perfectamente o realmente tiene la credibilidad necesaria.
-¿Cuál es el secreto para conseguir medio millón de seguidores en YouTube hablando de Ciencia? -No creo que haya una fórmula mágica, pero lo que parece que sí está claro es que la gente joven está deseosa de consumir conocimiento, pese a las creencias populares que desdeñan la curiosidad de esa generación. No es cierto. Comunicarte en su lenguaje, de una forma amena y tocando temas que les interesen, no desde la atalaya del «tópico del científico», son factores que van a facilitar que tu mensaje llegue y les guste escucharte.
-¿Qué le llevó a dedicarse a lo que hace? -Precisamente, esa necesidad de pensamiento crítico que veía palpable, quería contribuir un poco a aumentar la curiosidad tocando temas de actualidad, luchar contra los bulos y las pseudociencias desde un canal directo a mi público. Todo empezó como algo que hacía en mi tiempo libre, pero acabó convirtiéndose en un fin debido a la buena acogida del público.
«El cerebro recibe mejor la información que confirma nuestras ideas y rechaza todo lo que las ponga en jaque»