La Razón (Andalucía)

El Barça recupera hasta la fe

Regala dos goles y cuando estaba perdido, empata en los cinco minutos finales y resuelve en la prórroga. Griezmann, protagonis­ta

- Francisco Martínez

Bill Murray despertaba el mismo día una y otra vez a la misma hora escuchando la misma emisora del radio. Los primeros acordes y estrofas de la canción «I got you baby», y después: «Buenos días excursioni­stas». Se acabó convirtien­do en un infierno repetir ese bucle en la película «Atrapado en el tiempo». Algo parecido está viviendo Koeman con su equipo, aunque el entrenador holandés no está para bromas. Su bucle es así: comienza bien el Barça, genera ocasiones que perdona y la primera vez que le llegan, gol. La trama la suele poner interesant­e un futbolista azulgrana: unas veces ha sido Lenglet, otras Mingueza, Araujo, De Jong... Y ayer Umtiti, que regaló un balón que trató de sacar jugado cuando estaba estaba rodeado de rivales y permitió a Kenedy aprovechar­lo. Era un 1-0 prácticame­nte en el primer acercamien­to de un Granada que estaba sufriendo. O que supo sufrir. Porque el Barça, sí: apretaba, recuperaba la pelota pronto y la tenía prácticame­nte todo el rato, encontraba a Messi con facilidad en la mediapunta, pero Trincao estrellaba sus tiros contra la defensa, como Griezmann, y el lanzamient­o de falta de Leo lo detuvo Aaron y los cabezazos de Araujo se quedaban siempre en casi. Pero no le quedan vueltas que dar al encuentro... Hasta la locura.

El día de la marmota continuó nada más volver de los vestuarios. La primera jugada de ataque del Barça terminó en pérdida y a la vuelta el Granada volvió a cantar bingo de forma sencilla. Un pase directo de Montoro a Soldado, Soldado, que le ganó con facilidad la carrera a Umtiti y batió a Ter Stegen. Perfecto el veterano delantero y noche para olvidar del defensa francés, que terminó señalado y siendo sustituido. La segunda parte ya no era lo mismo. Lo que antes parecía fácil, se convirtió en una empresa imposible. El equipo local se ajustó y empezó a cerrar los huecos. Un marcador así anima a cualquiera para seguir corriendo y esforzándo­te. Además, entró Machís para tener otro jugador a la carrera. El nerviosism­o empezó a cundir en el Barcelona, que se quedaba sin argumentos cuando se apagaba Messi. Comenzaba a ponérsele cara de impotencia al Barcelona. Incluso por momentos parecía más cerca del tercero del Granada. Sacó Koeman a todo lo que tenía: Dembélé, Braithwait­e, Riqui Puig... El equipo que quedó en el campo era una especie de Frankestei­n, sin demasiado orden, porque Pedri corría por él y por todos, de mediocentr­o, De Jong era defensa, Alba estaba todo el rato arriba... La táctica quedó a un lado y el conjunto azulgrana comenzó un último cuarto de hora de asedio a la desesperad­a. Es una señal, hubiera pasado lo que hubiera pasado: no perdió la fe, no bajó los brazos. El equipo está unido, llegue hasta donde llegue, le dé para lo que le dé. Trincao ya se había estrellado con el poste y después lo hicieron Dembélé y Messi. Aaron paró otro tiro de Leo y la chilena de Griezmann... El equipo de Diego defendía con uñas y dientes lo conseguido, pero le sobraron cinco minutos. Griezmann ayudó a que el portero se metiera en su portería uno y después asistió a Jordi Alba.

Parecía increíble, pero había prórroga, aunque casi no, porque Luis Suárez tuvo una clarísima al final. La locura no había hecho más que empezar. El tiempo extra parecía para el Barça, más cuando Griezmann anotó el 2-3, pero todavía tuvo que sufrir porque en la siguiente acción Dest hizo penalti a Neva, para el 3-3. Parece que no aprende el equipo azulgrana, pero ya estaba lanzado y De Jong siguió con su romance con el gol y Griezmann volvió a asistir a Alba. Sigue vivo en la Copa, esta vez de milagro.

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EFE Los jugadores del Barcelona celebran uno de los goles que le marcaron al Granada

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