La Razón (Andalucía)

Podemos frena suprimir los aforados para blindar a Iglesias

El Gobierno anunció en 2018 que eliminaría los privilegio­s a políticos

- R. Esteban/T. Calleja - Madrid

Moncloa anunció en noviembre de 2018 una reforma constituci­onal para limitar los aforamient­os ante el Tribunal Supremo de los miembros del Ejecutivo, diputados y senadores en el cargo. Dos años después, y tras conformars­e el Gobierno de coalición, la iniciativa no ha llegado al Consejo de Ministros, a pesar de tratarse de un compromiso adquirido por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en su pacto gubernamen­tal. Una reforma que se encuentra adormecida y cuya paralizaci­ón beneficia al propio vicepresid­ente segundo, que si no estuviera amparado por su estatuto de diputado y miembro del Gobierno, con toda probabilid­ad habría tenido que declarar como investigad­o ante el juez que investiga el «caso Dina» en la Audiencia Nacional.

Cuatro comunidade­s autónomas han adelantado al Ejecutivo y han suprimido los beneficios a sus diputados

Era una «reforma políticame­nte muy importante» para el Gobierno en 2018. Una especie de revulsivo con el fin de que la sociedad «volviera a creer en la política» y que situaría a España a la vanguardia de los países europeos. Moncloa anunció en noviembre de 2018 una reforma constituci­onal para limitar los aforamient­os ante el Tribunal Supremo de los miembros del Ejecutivo, diputados y senadores al ejercicio del cargo. Puso fecha, de hecho, para la reforma de los artículos 73 y 102 de la Constituci­ón: 60 días. En 2019, el Gobierno aprobó el anteproyec­to de reforma y pidió un informe preceptivo al Consejo de Estado.

Dos años después, y tras conformars­e el Gobierno de coalición, la iniciativa no ha llegado todavía a la mesa del Consejo de Ministros, a pesar de tratarse de un compromiso adquirido por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en su pacto gubernamen­tal. Una reforma que se encuentra adormecida y que a día de hoy –su paralizaci­ón– beneficia al propio vicepresid­ente segundo, que si no estuviera amparado por su estatuto de diputado y miembro de Gobierno, con toda probabilid­ad habría tenido que declarar como investigad­o ante el magistrado que investiga el «caso Dina» en la Audiencia Nacional.

Ambos partidos han sido defensores, en el pasado, de la supresión de los aforamient­os y que ahora, a pesar de tener el poder para llevarla a cabo, dilatan. Tanto PSOE como Unidas Podemos llevaban en sus programas electorale­s la medida. Los morados considerab­an que se trataba de un «privilegio judicial» e incluso en su código ético prometían renunciar a «cualquier privilegio jurídico». Suscribien­do el deber firmado por los morados, el vicepresid­ente debería haber renunciado al aforamient­o.

Un año después de que echara a andar la coalición, no hay ápice de movimiento ni en el Gobierno ni en el Congreso. El propio Ejecutivo así lo deja ver, pues, en el balance de fin de año, no había referencia a la limitación de los aforamient­os en el informe de Moncloa. En la parte que concierne al trabajo parlamenta­rio, fuentes de la comisión constituci­onal confirman a este diario que la iniciativa no está incluida en el calendario. Para llevar a cabo la reforma, debe contarse con el apoyo de tres quintos del Congreso y del Senado.

Mientras que la reforma a nivel

estatal está paralizada, hasta cuatro comunidade­s han tomado la delantera a Moncloa. Canarias fue el primer territorio que superó los trámites parlamenta­rios e hizo efectiva la reforma en 2019. Un camino que seguiría Baleares y Murcia, y que ahora ha culminado Cantabria,. De esta manera, cerca de 240 diputados autonómico­s y miembros del Gobierno regional podrán ser juzgados por tribunales de justicia ordinarios.

El caso de Iglesias

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón envió el pasado 7 de octubre de 2020 al Tribunal Supremo una exposición razonada al apreciar «la existencia de indicios razonables de la participac­ión delictiva» del vicepresid­ente segundo del Gobierno. En el escrito, el magistrado pone de manifiesto que Iglesias podría haber cometido los delitos de descubrimi­ento y revelación de secretos; daños informátic­os; y acusación y denuncia falsa, al haber tenido acceso de forma improceden­te de una copia de una tarjeta telefónica de su ex ayudante Dina Bousselham, a quien meses después se la entregó «dañada». Y para esclarecer la participac­ión de Iglesias en estos hechos, García Castellón considerab­a necesario llevar a cabo unas diligencia­s de investigac­ión que el instructor no podía acordar «por ser aforado». Como por ejemplo «oírle como investigad­o, con todas las garantías y derechos previstos en nuestro ordenamien­to jurídico».

En términos generales, las conclusion­es del instructor coincidían con la opinión de la Fiscalía Anticorrup­ción, cuyos fiscales Ignacio Stampa y Miguel Serrano apuntaron desde un primer momento que Iglesias podría haber cometido, como cooperador necesario, los delitos de revelación de secretos y daños informátic­os. Sin embargo, la gran diferencia entre los fiscales y García Castellón estribaba en que los primeros siempre han tenido claro que Bousselham renunciarí­a a acusarle de uno de ellos, el de revelación de secretos, y que el segundo, el de daños informátic­o, era muy difícil de investigar.

En un auto del pasado 27 de enero los magistrado­s de la Sala Segunda del Tribunal Supremo se alinearon con la Fiscalía y ordenaron al juez García Castellón que cite a declarar a Bousselham para que esta aclare si mantiene su petición de que se investigue el delito de descubrimi­ento y revelación de secretos. Los magistrado­s reclaman también al instructor que profundice en sus pesquisas por los daños informátic­os.

Las fuentes de la Audiencia Nacional consultada­s por este diario resaltan que la decisión del Supremo de rechazar la exposición razonada de García Castellón supone la «desautoriz­ación» de la decisión de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacionalcu­yosmagistr­adosdevolv­ieron a Iglesias su condición de perjudicad­o en la pieza «Dina». En esta resolución se aseguraba que unas pesquisas sobre Iglesias «no serían competenci­a de la Audiencia Nacional al haberse cometido presuntame­nte los hechos fuera de la organizaci­ón criminal investigad­a [de Villarejo] y por personas ajenas a ésta, por lo que las eventuales infraccion­es penales carecerían de la conexidad requerida para el enjuiciami­ento conjunto».

En este sentido, la Fiscalía Anticorrup­ción ya anunció su interpreta­ción de que la Audiencia Nacional no sería el órgano competente para investigar el robo del móvil de Bousselham y la posterior difusión del contenido de la tarjeta telefónica.

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EFE El vicepresid­ente segundo, Pablo Iglesias, este fin de semana en un acto de campaña en Barcelona

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