Mentir con contexto
Resulta que tenemos un Gobierno que puede decir a la vez una cosa y la contraria dependiendo del contexto en el que se produzca y del prisma con el que se mire. Cada vez se parece más a la predicción del tiempo en un móvil; sales de casa esperando un día soleado y te cae una tormenta, con hielo incluido, porque el teléfono no ha tenido en cuenta las combinaciones de aire caliente y aire frío.
Para las ministras María Jesús Montero, Carmen Calvo y Arancha González Laya «España es una democracia plena y consolidada», pero para Iglesias «no hay una situación de plena normalidad política y democrática» y para el ex ministro Illa «es una democracia plena pero con recorrido de mejora». Esto ni es alarmante ni tampoco preocupante, tal vez genera un poco de malestar, pero todo se reduce a una mera contextualización del marco en el que se dice y en quién lo dice.
Está permitido que un miembro, del Gobierno o del partido en el Gobierno, pueda mentir en campaña electoral, eso si, de manera contextualizada, y debe ser el ciudadano quien distinga la verdad de la mentira y mirar con el prisma adecuado. No hay democracia plena, dicen, y tú tienes que saber que sí la hay; no van a pactar con independentistas ni a conceder indultos, pero tú sabes que sí van a pactar y que sí los van a conceder.
Además de soportar la ausencia gubernamental en la gestión de la pandemia, en el plan de vacunación y en la dinamización de la economía, vamos a tener que aprender a contextualizar la presencia verbal gubernamental. Tal vez deberían publicar una guía de cómo interpretar el contexto y el prisma para que los países de nuestro entorno no se rían a carcajada limpia de este Gobierno de veletas en tiempo racheado.