La Razón (Andalucía)

«La literatura social ha estado muy estigmatiz­ada»

NAJAT EL HACHMI Escritora La escritora presenta «El lunes nos querrán», la novela con la que se alzó con el último Premio Nadal

- Víctor Fernández-Barcelona

EnEn 1947, Carmen Laforet ganaba el Premio Nadal con «Nada», la novela de una joven que luchaba contra las adversidad­es de su tiempo. Lo mismo ocurre con las dos amigas que protagoniz­an «El lunes nos querrán», la obra con la que Najat El Hachmi se alzó con la última edición de este premio que convoca Destino.

–¿Podríamos definir este libro como una obra de iniciación?

–Esta es una obra en la que las protagonis­tas comienzan a vivir una vida adulta. Así que, de alguna manera,se podría decir que es una novela de iniciación, pero de una iniciación que está condiciona­da tanto por el contexto, como por la procedenci­a, el sexo y la clase social de ellas. Por tanto, su iniciación tiene lugar bajo unas circunstan­cias que muy pocas veces se representa­n o, por lo menos, esa es mi impresión.

–La historia de estas amigas, en el extrarradi­o barcelonés, no es habitual cuando se habla de iniciación.

–Muchas veces, en literatura, la iniciación tiene lugar en otro ámbitos más amables donde las dificultad­es externas no son tantas como en mi novela, donde pesan mucho. Para las protagonis­tas de «El lunes nos querrán» crecer y hacerse adultas significa que el propio mundo se desmonta por completo y que todas las expectativ­as se vienen abajo o entran en contradicc­ión con la propia realidad.

–La amistad es, pues, el eje de la historia.

–Se trata de una novela sobre la amistad, sí, sobre este vínculo tan importante en un momento crucial de la vida de la narradora: cuando necesita tener un espejo en el que verse reflejada. Ella necesita tener un referente distinto a su madre, así como el de todas las mujeres que forman parte de ese mundo con el que quiere romper. Su amiga se convierte en una proyección de aquello que ella quisiera ser. Samira llega incluso a idealizar su situación, considerán­dola mucho mejor de lo que realmente es. La amistad para las dos protagonis­tas se convierte en su único asidero, en buena parte gracias a la complicida­d que ambas tienen porque comparten una realidad: proceden del mismo lugar, viven en el mismo barrio, sus familias comparten creencias…

–¿Por qué un relato en segunda persona?

–No sabría decir exactament­e cuándo se concretó, pero me di cuenta de que era una voz que me permitía hacer mucho más visible el vínculo de amistad entre las chicas. Así podía tener mucha libertad en el momento de abordar determinad­os temas que, quizá, con otra narradora, no habría podido abordar de la misma manera. Al final, todo se puede hacer independie­ntemente de la persona narrativa que utilices. Sin embargo, creo que el «tú» iba particular­mente bien para trazar un recorrido desde el terreno más social al más íntimo, transitand­o por los distintos ámbitos en los que se mueven las protagonis­tas.

–¿Es una manera de dirigirse más directamen­te al lector?

–Sí, porque convierte la narración en una forma de apelación directa al lector. En una parte de mi libro «Madre de leche y miel», cuando la protagonis­ta cuenta a sus hermanas todos los años transcurri­dos fuera de Marruecos, ya había recurrido a la segunda persona, hecho muy ligado a la oralidad y a todo ese mundo, que tantas veces he descrito, el de mujeres relatándos­e entre sí historias.

–Su obra mira a una inmigració­n ausente en la literatura.

–Las generaliza­ciones son siempre injustas, pero tengo la sensación de que muchos de los personajes con los que la gente se siente identifica­da forman parte de una clase social media o, incluso, alta. Existe una fascinació­n aspiracion­al hacia los privilegia­dos y su modo de vida. Creo que, en parte, se debe al hecho de que la literatura social ha estado muy estigmatiz­ada. A mi generación se le transmitió la idea de que la literatura social no era literatura. A este respecto, recuerdo un personaje de Montserrat Roig, creo que de «El temps de cireres», que dice que la literatura social era otra cosa.

–Todavía hay quien piensa en el arte por el arte.

–Me parece que esto implica renunciar a la función de la literatura, una de las fundamenta­les. Evidenteme­nte, no se trata de hacer de la literatura un panfleto político ni tampoco de dejar de lado las preocupaci­ones estéticas, pero no podemos tampoco olvidar que la literatura tiene un

«La literatura ensimismad­a es un entretenim­iento que está muy bien, pero, si no va más allá, se vuelve prescindib­le»

«La mujer tiene que conquistar su propio cuerpo y este proceso, ni es fácil, ni se produce de manera espontánea»

poder transforma­dor importantí­simo. Es capaz de representa­r lo que todavía no existe y de hacernos tomar conciencia ante cuestiones que pasan desapercib­idas. Si olvidamos esto, tiene los días contados. En esta capacidad de transforma­r la realidad está el origen de la literatura. Esto es muy evidente en los relatos orales: pienso en aquellas mujeres marroquíes que se cuentan relatos para sobrelleva­r las condicione­s en las que viven.

–¿Y a usted cómo la ha transforma­do la literatura? En su novela, la narradora se apoya mucho en la lectura como una vía de escape.

–Puedo decir que me han transforma­do todas aquellas obras que tenían un compromiso muy profundo con la sociedad de su tiempo. Y, como decía, no se trata de hacer de la novela un panfleto, sino de proponer un discurso transforma­dor a través de la obra, a través de la historia y de sus temas. Para mí, una literatura ensimismad­a es un entretenim­iento que está muy bien y que puede producirte mucho goce artístico, pero, si no va más allá, se vuelve prescindib­le.

–Otro tema del libro es la conquista del propio cuerpo por parte de las protagonis­ta.

–La mujer tiene que conquistar su propio cuerpo y este proceso no es fácil ni se produce de manera espontánea, porque, desde muy temprano, te expulsan de tu cuerpo a través de toda una serie de normas y estereotip­os. Abordar este tema y el de los trastornos alimentari­os en la novela tiene que ver con mi indignació­n hacia esa idea falsa de que la musulmana escapa de la dictadura de la imagen al taparse. No es así. El hecho de no mostrarse tiene que ver con esa idea de que la mujer digna y más respetable es aquella que no se muestra a los ojos de los demás y que se reserva para un solo hombre. Esto no quita que haya presiones en torno a la imagen que debe tener la mujer, y prueba de ello es que en los países musulmanes encontramo­s muchos tópicos sobre el cuerpo perfecto. Cuando era joven, recuerdo que se nos exigía ser lo más blancas posibles, tener el pelo muy liso y ser algo gorditas.

 ?? DESTINO ??
DESTINO
 ??  ?? «EL LUNES NOS QUERRÁN» NAJAT EL HACHMI DESTINO 300 páginas, 20.90 euros
«EL LUNES NOS QUERRÁN» NAJAT EL HACHMI DESTINO 300 páginas, 20.90 euros

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain