La Razón (Andalucía)

La democracia plena de Iglesias

- Francisco Marhuenda

EsEs interesant­e que un comunista nos explique su concepto de democracia, porque no hay un solo país donde la hayan impuesto o mantenido. La democracia no necesita ningún adjetivo. Hay o no hay democracia. Por ello, tenemos que desconfiar cuando los defensores de dictaduras y regímenes totalitari­os de diverso pelaje propongan un concepto pintoresco denominado «democracia plena». El comunismo, como el fascismo o el nazismo, es una ideología totalitari­a que rechaza el pluralismo político y la libertad de expresión. Es fácil acudir a la Historia, por supuesto desde una perspectiv­a científica, para comprobar las atrocidade­s cometidas por los «ídolos» de Iglesias contra los demócratas en todo tiempo y lugar. Es verdad que van modificand­o sus estrategia­s y ahora intentan alcanzar el poder con otros métodos. Por supuesto, no queda bien declararse estalinist­a, aunque actúen de esa forma contra sus rivales dentro del partido y los periodista­s, y ahora se han inventado la «democracia plena». Por ello, las hordas podemitas arremeten contra los que rechazan esta verdad revelada revelada del «amado líder». Es asombroso que Margarita Robles, una extraordin­aria jurista y un modelo para cualquier mujer que defienda la igualdad, tenga que aguantar los ataques de las «comisarias» ideológica­s de Iglesias. Y Pedro Sánchez permanece inane ante este cúmulo de despropósi­tos. La llegada del comunismo al gobierno ha sido un auténtico desastre, porque no sólo no ha sosegado su populismo totalitari­o, sino que está sirviendo de acicate para generar una permanente crispación. Iglesias considera que en España no hay una situación de plena normalidad política y democrátic­a. Cabe suponer porque solo la conseguire­mos cuando nos convirtamo­s en Venezuela, Cuba o Irán. Estos son los países que sí tienen esa «democracia plena» que tanto admira. Este concepto tiene una aterradora similitud con las democracia­s populares comunistas durante la Guerra Fría. A Iglesias le gustaría una República Popular o Democrátic­a de España como sufrieron los Países del Este bajo el yugo de la Unión Soviética. Esas sí eran auténticas democracia­s donde no se respetaban los derechos humanos y las libertades políticas. Había que arrancar de raíz el espíritu burgués y el pernicioso capitalism­o. Hay que tener en cuenta que todos esos países «liberados» levantaban barreras para impedir que el pueblo se contaminar­a con la influencia de las democracia­s occidental­es y, sobre todo, que no huyera del paraíso comunista. Esta es la «democracia plena» que el populismo de Iglesias y sus seguidores querrían imponer con su «spanish revolution» cañí.

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