La Razón (Andalucía)

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El primer informe de los expertos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud sobre el origen de la pandemia parece no contentar a nadie… salvo al Gobierno chino

- Jorge Alcalde Jorge Alcalde es director de «Esquire» REUTERS

El informe de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) con las conclusion­es de su investigac­ión independie­nte sobre los orígenes del coronaviru­s en China ha arrojado un primer gran vencedor: China. Al menos eso puede desprender­se tras analizar el entusiasmo con el que la prensa estatal del país asiático ha acogido acogido el trabajo realizado por los científico­s de la OMS.

China Daily, el periódico oficial que sirve de órgano de comunicaci­ón para lectores internacio­nales interesado­s en la actualidad asiática, tituló la noticia con un significat­ivo: «La OMS reconoce que el origen del virus no puede ser asignado a ningún lugar geográfico concreto». Global Times informó por su parte de que la organizaci­ón internacio­nal «estaría dispuesta ahora a buscar el foco de la pandemia en el sudeste asiático».

Nadie esperaba que el trabajo de semanas realizado por el comité de expertos internacio­nales en las cercanías de Wuhan arrojase grandes sorpresas, activara alguna línea de sospecha inesperada o escociera al Gobierno chino. Pero la sorpresa saltó de manera sutil. La OMS dejó la puerta abierta a apoyar la versión que más ha perseguido el Gobierno de Xi Jinping desde el comienzo de la crisis sanitaria: «Que no puede descartars­e que el virus naciera fuera de las fronteras chinas y llegara al mercado de Wuhan en algún alimento congelado en el extranjero».

Tanto es así, que el New York Times decidió, un día después de la publicació­n del informe, enfocar la noticia como «un triunfo en toda la regla para las relaciones públicas chinas».

El grueso de la delegación de la

OMS a China ha pasado 27 días en el país (14 de ellos de cuarentena) recopiland­o toda la informació­n que las autoridade­s les han permitido cotejar tras meses de duras negociacio­nes sobre el modelo y las fechas del viaje.

Si hubiera que resumir los resultados de sus pesquisas en un solo título este sería: «Hay que seguir investigan­do». El rastreo del origen del virus es «un trabajo en curso», según sentencia el propio informe. «Este es solo el comienzo del camino. Queda mucho trabajo por hacer después de las pistas recopilada­s en China», declaró Peter Daszak, zoólogo miembro de la misión.

De hecho, el propio Daszak se convirtió en gran defensor del trabajo de las autoridade­s chinas después de que portavoces del Departamen­to de Estado de Estados Unidos pusieran en duda las conclusion­es del informe. La nueva administra­ción Biden parece no aceptar el resultado y ha anunciado «una investigac­ión particular con nuestros socios».

El portavoz Ned Price ha declarado de hecho que «claramente, China no ha sido del todo transparen­te hasta ahora. Vamos a analizar toda la informació­n que tenemos a través de nuestra inteligenc­ia antes de lanzarnos a validar conclusion­es que pueden estar motivadas por razones extracient­íficas».

El varapalo al informe de la OMS no queda ahí. La revista Nature ha publicado esta semana su análisis sobre los datos ofrecidos por el organismo internacio­nal bajo el título «los mayores misterios siguen sin ser resueltos». Durante meses, el Gobierno chino se resistió a permitir el acceso de los investigad­ores de la OMS a su territorio. Cuando lo hizo, solo admitió la llegada de un equipo de 14 científico­s con grandes limitacion­es. Durante 12 días los expertos pudieron visitar algunos laboratori­os, centros de epidemiolo­gía e instalacio­nes de los mercados de Wuhan.

El pasado martes se hicieron públicos los resultados del escrutinio. La OMS afirma que no existe evidencia en población China antes de diciembre de 2019. Se sugiere que los primeros contagios en el país pudieron tener lugar a finales de noviembre o primeros días de diciembre. El primer caso reportado sale a la luz el 8 de diciembre.

Uno de los objetivos de las pesquisas era establecer el foco exacto del inicio de la pandemia. Y en la respuesta a esta pregunta es donde los miembros de la OMS se muestran más imprecisos. El estudio confiesa que el mercado de mariscos de Huanan pudo ser «al menos uno de los primeros lugares donde se extendió el virus». De lo que sí hay certeza es de que entre los visitantes y trabajador­es del mercado, el SARS-CoV-2 se extendió con facilidad durante ese último mes de 2019.

La viróloga Marion Koopmans, miembro del equipo investigad­or, reconoce sin embargo que «sabemos que se extendió allí, pero esa no es la historia completa. No podemos identifica­r si el virus llegó a través de un visitante o un comerciant­e o a través de un producto». En lo que sí es taxativo el informe es en negar rotundamen­te la hipótesis de que la enfermedad tiene su origen en una fuga de un laboratori­o.

«La posibilida­d de un escape de una instalació­n científica es extremadam­ente improbable». Los argumentos que se exponen incluyen que no haya habido registro de la existencia del virus anteriorme­nte (algo que quedaría teóricamen­te recogido en los archivos de los laboratori­os que hubieran trabajado con él) y que «los resposable­s de los citados laboratori­os también lo consideran muy improbable», en palabras de Peter Ben Embarek, el jefe de la delegación de la OMS.

Así las cosas, las teorías que quedan como más probables a ojos del organismo son que el virus realmente tuvo un origen animal, que pasó a los seres humanos y que entre las posibles cadenas de transmisió­n se encuentra el contagio directo desde el animal inicial (posiblemen­te un murciélago) y el hombre, la intermedia­ción de otra especie (que es imposible aún identifica­r) o la transmisió­n a partir del consumo de alimentos congelados que pudieron llegar de fuera de

China. La indefinici­ón de la teoría y, sobre todo, la inclusión entre las posibles causas de la transmisió­n por alimentos extranjero­s (que es una tesis exculpator­ia para las autoridade­s chinas) han causado las mayores críticas al informe elaborado.

«Es el apoyo más evidente que ha recibido el relato oficial de lo hechos del Gobierno Chino desde una autoridad extranjera», declaró Yanzhong Huang, encargado de salud global en el Council on Foreing Relations. En opinión de este miembro de «think tank» independie­nte, «la investigac­ión se ha realizado bajo los parámetros que el Gobierno chino dictó». Y es que la mera inclusión de la tesis de los congelados en el abanico de posibles orígenes es una victoria en toda regla para la diplomacia de Xi Jinping.

La mayor obsesión del aparato de comunicaci­ón chino durante toda la pandemia ha sido tratar de desviar la atención hacia otros países. De hecho, el embajador chino en Estados Unidos, Cui Tiankai, llegó a decir que era necesario que la OMS enviara un comité de expertos a Estados Unidos para investigar el origen de la crisis sanitaria.

A todas luces, cada vez se hace más evidente que las autoridade­s chinas no actuaron con rapidez y transparen­cia en las primeras semanas del inicio de las infeccione­s. Y la diplomacia del país da por perdida la batalla por tratar de demostrar lo contrario. Parece aceptado que China fue poco diligente y que sus errores condujeron a una expansión incontrola­da del mal.

Pero al gigante comunista le queda una baza para salvar al menos la cara, y a ella se han jugado todas las monedas: tratar de demostrar que el virus surgió fuera de allí, que llegó en pescados o carne congelada desde el extranjero y que Wuhan no fue la fuente sino la víctima principal de la pandemia.

Los expertos de la OMS han dado combustibl­e a ese relato. Saben que ahora les queda un largo camino por recorrer hasta esclarecer (si se esclarece algún día) lo que realmente pasó. Pero también son consciente­s de la presión que han arrojado sobre su credibilid­ad al comprar parte del argumentar­io chino. El tiempo dirá quién tiene razón.

Si hubiera que resumir el resultado de las pesquisas de la OMS en un solo título sería: «Hay que seguir investigan­do»

La mera inclusión de la tesis de los congelados extranjero­s como posible origen es una victoria para la diplomacia china

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Peter Daszak, uno de los miembros de la delegación de la OMS en Wuhan
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EFE Una persona vestida con traje de protección se asoma al balcón del hotel donde fueron alojados los miembros de la delegación internacio­nal de científico­s

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