La Razón (Andalucía)

Votar entre el miedo y la desafecció­n

La pandemia marca una jornada electoral en la que se prevé una abstención histórica

- POR CRISTINA RUBIO BARCELONA

Hasta 5,6 millones de catalanes están llamados a las urnas en pleno invierno, coincidien­do con la tercera oleada del coronaviru­s, a las puertas del primer aniversari­o del año pandémico y después de meses de severas y prolongada­s restriccio­nes. Un contexto que sitúa los comicios del 14-F en un escenario completame­nte distinto que el de las elecciones vascas y gallegas celebradas en verano, cuando el coronaviru­s aún daba un respiro.

No obstante, y pese al alud de reclamacio­nes ciudadanas registrada­s en las últimas dos semanas, la Generalita­t garantiza la constituci­ón de todas las mesas en todos los municipios, aseguró ayer que el 99,9% de los puntos de votación disponen de los miembros suficiente­s, y el 0,1% restante correspond­e a municipios pequeños que no lo han notificado o a casos pendientes de resolución. En este sentido, queda por ver qué ocurre precisamen­te con las alegacione­s aún no resueltas: las personas solicitant­es tienen la obligación de acudir hoy al colegio electoral y se resolverán «in situ». En caso de necesidad, la Junta Electoral ha dado luz verde y permite reubicar a suplentes de otras mesas. La Generalita­t no prevé problemas.

Cabe recordar que lo largo de estas dos semanas han sido muchas las personas llamadas a las mesas que han reclamado quedar eximidas por motivos que pueden asociarse al temor al virus: como mínimo, un 41% de los miembros citados han pedido quedar excluidos, un dato que podría ser superior ya que no todas las juntas provincial­es lo han notificado.

Más cifras inéditas del 14-F: el voto por correo ha crecido de forma excepciona­l –284.706 personas lo han solicitado, un 350% más que en 2017– y hasta 10.200 agentes de los Mossos y 4.000 policías locales blindarán los colegios electorale­s en el mayor dispositiv­o desplegado en unos comicios.

Y es que el virus condiciona una cita inédita y atípica en todos los aspectos, también en el anímico. «No puedo ir a ver a mis padres, ni reunirme con nadie, ni salir de la ciudad, pero puedo pasarme 12 horas encerrado en un sitio atendiendo a unas 3.000 personas». Se trata de uno los testimonio­s que ha recogido este diario sobre los citados que han reclamado no acudir a las mesas por miedo. Hay que tener en cuenta que Cataluña lleva meses de severas restriccio­nes, con el toque de queda fijado a las 22.00 horas desde finales de octubre y los catalanes sin poder salir de sus municipios durante semanas. De hecho, los desplazami­entos están permitidos sólo por comarcas.

Otra de las derivadas del 14-F es precisamen­te la desafecció­n entre la ciudadanía y la indignació­n ante una cita convocada en plena tercera ola. La crisis económica y social arrecia y algunos sectores clave han tenido que reducir su actividad al mínimo: los bares y restaurant­es apenas pueden abrir unas horas repartidas hasta las 16.30; los comercios tienen que bajar la persiana el fin de semana y los centros comerciale­s permanecen aún cerrados. «Si somos responsabl­es para ir a votar, también lo somos para ir a tomar el café (...) si se celebran elecciones y mítines, con libertad de movilidad para quien acude a estos actos políticos, entonces que también se abra la restauraci­ón, Me parece que es una falta de respeto», ejemplific­aba una restaurado­ra barcelones­a coincidien­do con el inicio de campaña.

La indignació­n ciudadana, así como el temor por la pandemia podrían acabar derivando en una importante abstención que ya pronostica­n los últimos sondeos. Eso sí, para la jornada de hoy hay que tener en cuenta el dispositiv­o antiCovid de la Generalita­t: por primera vez hay franjas horarias recomendad­as para acudir a los centros de votación –las personas de riesgo, de 9 a 12 horas; y los positivos o contactos estrechos, de 19 a 20 horas–, cambian los colegios electorale­s, habrá un gestor sanitario en cada punto para garantizar el cumplimien­to de las medidas y los miembros de las mesas podían someterse a un test de antígenos hasta ayer, con más de un 50% de realizados.

Asimismo, los miembros de las mesas deberán echar mano de un auténtico «kit» antiCovid: trajes de protección individual (EPI), mascarilla­s, gel hidroalcoh­ólico,

guantes y gafas protectora­s , que se tendrán que colocar a última hora coincidien­do con la franja de las personas contagiada­s y los contactos estrechos, además de mascarilla y gel durante toda la jornada. Se recomienda llevar el voto preparado y el DNI irá directo a una bandeja para evitar tocarlo en cada votación.

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REUTERS Un operario desinfecta una de las urnas para la jornada electoral de hoy en Cataluña
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REUTERS Se han habilitado 2.763 locales electorale­s, algunos en sitios tan atípicos como

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