La Razón (Andalucía)

Estrategia Sánchez: laminar a Podemos y PP con los fondos UE

Moncloa vuelve a jugar con las alianzas y dinamita el pacto para el CGPJ. El PNV critica ya el «desgobiern­o»

- LA CRÓNICA CARMEN MORODO

El fracaso de la negociació­n entre PSOE y PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se ha leído como la apuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la coalición con Podemos frente al pacto con el principal partido de la oposición.

Pero la realidad de la política de alianzas parlamenta­rias es hoy mucho más complicada porque se mueve bajo el principio de que Sánchez se cree en condicione­s de poder jugar con todos a la vez. Para debilitar la dependenci­a de los socios o para aprovechar a su favor las debilidade­s de la oposición. Es una política llena de riesgos porque puede llevarle a quedarse sin apoyos. El PNV ha empezado ya a quejarse del «desgobiern­o» y en Ajuria Enea especulan especulan con la idea de que puede haber elecciones mucho antes de lo que se dice.

La negociació­n para renovar las vacantes institucio­nales es obligada, y en el PP, lo saben. Dentro del partido de Pablo Casado asumen que tienen que pactar, y hay más disconform­idad sobre cómo Madrid ha gestionado esta negociació­n desde el principio que sobre el resultado del diálogo de esta semana. Si se ponen «condicione­s imposibles, no tiene sentido sentarse a negociar», se escucha en las filas populares.

El resultado de las elecciones catalanas, la presión institucio­nal y la necesidad de hacer un gesto que confirme que las siglas del PP representa­n al único líder de la oposición fueron elementos que pesaron en la decisión de Génova de abrir el diálogo con el Gobierno, sobre la base de esa condición que no tiene marcha atrás, la de que Podemos no participe en la negociació­n ni pueda decir que tiene representa­ntes en el Poder Judicial. Objetivame­nte, y aun dentro de la geometría variable con la que fantasean en Moncloa, y en la que avanzan poco a poco en el Parlamento, esa

condición es irrealizab­le por más que de lo pactado se intente disfrazar la realidad. Podemos boicoteará la negociació­n por estar o por no estar, y prueba de ello es el hecho de que, una vez pactado el reparto del Consejo de Administra­ción de RTVE, el PSOE volvió a colocar encima de la mesa los nombres de los vocales que exigen los morados. Unidas Podemos también quiere un magistrado en el Tribunal Constituci­onal.

La semana de negociació­n sólo ha agravado el daño a las institucio­nes pendientes de renovación, aunque se deje la puerta abierta a retomar los contactos para buscar una salida. En la parte popular atribuyen a una intervenci­ón a última hora de Iván Redondo, jefe de Gabinete de la Presidenci­a del Gobierno, el descalabro. Intervenci­ón para cumplir encargo de Sánchez.

Mientras, en el juego político, el Gobierno tiene agenda propia y está forzando la fragmentac­ión del bloque de investidur­a. En la realidad en la que viven en Moncloa creen que los fondos europeos les darán un fuerte impulso político y que, si llega el caso, incluso pueden estar en condicione­s de romper con Podemos y buscar la suma PNV y Ciudadanos, «con el PP en tierra de nadie». «Nadie es imprescind­ible», dice la consigna oficial, pero aunque el PSOE puede abrirse hacia un lado y hacia otro en el Parlamento, engañar a todo el mundo, al mismo tiempo, acaba generando un coste.

El PNV se ha quejado ya en público y en privado del «filibuster­ismo» parlamenta­rio con el que se manejan los socialista­s, y del desorden en el contenido y en los tiempos de las iniciativa­s legislativ­as por el tacticismo con el que tiene que moverse el grupo del Gobierno para sobrevivir a su debilidad en el Congreso.

Pero el bloque del centro derecha también tiene sus sobresalto­s. En otra etapa el mensaje del centro derecha estaba asentado en una sola voz, en todas las sedes territoria­les y baronías. Ahora, al PP le corta las alas la oposición que le hace Vox por la derecha y Ciudadanos por el centro. Pablo Casado necesita tener liderazgo o un control férreo del partido, y en estos momentos el mensaje que traslada la dirección es que no tienen ninguna de las dos fortalezas. fortalezas. El viejo partido advierte de que en una crisis política, económica o sanitaria no se puede ir a rebufo de un Gobierno. Dicen que hay que decidir si apoyo u oposición, no medias tintas ni virajes. Y también miran hacia el reparto de papeles y ven al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como una especie de «Mesías» del centro derecha, sin moverse del centro, con una relación cada vez más buena con el lendakari, Íñigo Urkullu. «No habrá necesidad de vender Génova, la demolerán unas elecciones generales», auguran las Casandras del PP.

Por otra parte, los rumores de crisis de gobierno los alimentan algunos socialista­s, mientras Podemos embiste a un lado y a otro para disimular que Sánchez no les deja gobernar. El vicepresid­ente del Gobierno, Pablo Iglesias, tiene más fuerza en el grito que en la coordinaci­ón o en la gestión dentro del Gabinete de coalición. Y sabe que en Moncloa echan cuentas del desgaste «podemita» y elucubran sobre las consecuenc­ias de que, llegado el momento, tengan que ejecutar la ruptura con el socio morado y buscar apoyos de Estado en la órbita del centro derecha. Sánchez renegó de Podemos, gobierna ahora con Podemos, y tiene capacidad de sobra como para evoluciona­r de nuevo hacia la negación de quienes son hoy sus socios.

El futuro nacional depende de cómo quede la negociació­n en Cataluña porque el candidato socialista, Salvador Illa, lo tiene claro: con Gobierno de ERC y apoyado desde fuera por el PSC, se abrirá otra etapa; con Gobierno independen­tista, aunque lo presida ERC, la inestabili­dad está asegurada. En medio de esta tormenta, cada vez está menos definido el proyecto de país, el proyecto político que lidera el Gobierno, los límites insuperabl­es del Estado de Derecho y hasta dónde puede llegar el federalism­o descentral­izador con el que el PSOE ha intentado conformar a sus socios de investidur­a.

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 ?? EUROPA PRESS ?? El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, tras su comparecen­cia en Moncloa, este viernes, tras participar en la reunión del Consejo Europeo Extraordin­ario
EUROPA PRESS El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, tras su comparecen­cia en Moncloa, este viernes, tras participar en la reunión del Consejo Europeo Extraordin­ario

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