La ruta de la excelencia
Vega Sicilia y todo lo que supone lleva el marchamo de brillantez y de búsqueda de la excelencia casi hasta el límite. Cuando esta casa de la Ribera del Duero sentó sus reales en la aristocrática tierra húngara alimentó su leyenda. Su precioso y preciso Tokaj Oremus, con el que rozan la perfección, no hacía presagiar que vendría un estupendo blanco seco, y ahora un exquisito ejemplar de parcela. Petracs es la derivación del nombre de un barón del Imperio austrohúngaro, propietario de la parcela en el siglo XVIII. Posee un suelo de extrema mineralidad, viñedo de edad en vaso, y en un terreno donde solo la viticultura artesanal y manual consigue escuchar la brillante expresión de la uva furmint. Esta casta de maduración tardía con una acidez marcada se ahorma en estas 6.000 miradas cómplices con potente versatilidad. Hondo blanco, muy largo y delicado a partes iguales. De juguetones aromas y mejor paso de boca, de ese que nos envuelve a tramos el paladar y nos hace soñar con historias viejas de Mitteleuropa. Un nuevo paso en esta andadura de excelencia que la marca señera de nuestros vinos va tejiendo. En la literatura que escriben sus ideólogos describen este vino, de justiprecio dada su calidad, como un
«vino blanco seco de uvas sanas». O la decisión certera de vendimiar y esperar antes de que llegue el manto áureo del tiempo.