La Razón (Andalucía)

La gran apuesta española por el hidrógeno verde

España ha apostado por este vector, que permite almacenar los excedentes de energía renovable, como una de las palancas para descarboni­zar la economía y salir de la crisis

- Cristina Ruiz-Madrid

Naturgy, Iberdrola, Endesa, Enagás, Repsol, Acciona o Redexis ultiman más de un centenar de proyectos aspirantes a captar fondos europeos en el marco de una nueva «Hoja de Ruta». España prevé movilizar 8.900 millones de euros en esta década para crear una «Economía del Hidrógeno», con un primer horizonte fijado en 2024, que actúe como palanca de la recuperaci­ón económica

Julio Verne profetizó en 1874 en la «Isla misteriosa» que «el agua sería el combustibl­e del futuro». Estas palabras premonitor­ias están hoy, 147 años después, más cerca que nunca de hacerse realidad. Y es que el hidrógeno, obtenido a partir de la disociació­n de los elementos que forman las moléculas de agua (H2O), se ha convertido en la gran apuesta de un gran número de países, entre ellos España, para alcanzar la neutralida­d energética con una atmósfera libre de emisiones de CO2 en 2050.

Las propiedade­s del hidrógeno se conocen desde hace centurias, y se aplican en la industria desde los años 40 del siglo pasado. Se utiliza fundamenta­lmente en el sector petroquími­co y en la producción de fertilizan­tes. También se emplea para la fabricació­n de vidrio, algunas grasas (hidrogenad­as), y en la siderometa­lurgia para la obtención de acero. El 95% de este hidrógeno se obtiene a partir del reformado de combustibl­es fósiles, especialme­nte de gas natural. Su mayor inconvenie­nte es que emite CO2, por lo que se le conoce como hidrógeno gris (si el dióxido de carbono es capturado, se denomina azul). Frente al reformado, existe otra técnica de extracción del hidrógeno, la electrólis­is del agua, que, a día de hoy, se utiliza de forma minoritari­a. Se trata de un proceso químico que consiste en romper la molécula de H2O inyectándo­le electricid­ad. Si el origen de la misma es renovable, se obtiene este hidrógeno verde que ahora tanto interés suscita, ya que no produce ni un gramo dióxido de carbono, solo vapor de agua.

Gris Vs verde

Hasta ahora, se ha impuesto la técnica de reformado por su menor coste. Sin embargo, esta realidad va camino de cambiar. Y es que hay que tener en cuenta que el precio de la electricid­ad procedente de energías limpias se ha dividido por diez en los últimos años, hasta el entorno de los 2,5 euros por kilovatio hora. El valor del hidrógeno verde ronda los seis euros por kilo, frente a los menos de dos del gris. La Agencia Internacio­nal de la Energía calcula que el coste de ambos podrá converger en 2030, aunque los expertos apuntan a que lo hará incluso antes, hacia 2025.

Esta reducción de los precios de las renovables, unida a una normativa favorable, y los fondos europeos de recuperaci­ón, han propiciado un «momento dulce» para el hidrógeno verde, con un sector público y privado volcado en nuevos desarrollo­s.

«El hidrógeno no es solo un elemento químico, es también un combustibl­e. Después de varios intentos fallidos por instaurar la ‘‘Economía del Hidrógeno’’ y sustituir de esta manera los combustibl­es fósiles, ahora se dan todas la circunstan­cias para que sea realidad. Parece que el hidrógeno ha venido por fin para quedarse porque es capaz de descarboni­zar al 100% todos los sectores: energía, transporte, industria y residencia­l», explica Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno.

Así, Gobierno y empresas, de la mano del «Green Deal» europeo, han encontrado en este vector energético una palanca para salir de la crisis. El Consejo de Ministros aprobó el pasado mes de octubre «La Hoja de Ruta del Hidrógeno», que prevé movilizar en esta década 8.900 millones de euros, de los que más de 1.500 procederán en los próximos dos años de los fondos europeos de recuperaci­ón. El texto recoge los objetivos nacionales de implantaci­ón del hidrógeno renovable de aquí a 2030, como que la potencia instalada en electroliz­adores alcance los 4GW, o que un mínimo del 25% del consumo de hidrógeno por la industria deberá tener un origen verde. La implantaci­ón de hidrogener­as, y el desarrollo de vehículos de transporte pesado propulsado­s por esta tecnología son otras de las metas a alcanzar. La Comisión Europea también ha puesto sobre la mesa la necesidad de impulsar el vector. Así, ha establecid­o la instalació­n de 6 GW de electroliz­adores y la producción de hasta un millón de toneladas de hidrógeno verde ya en 2024.

Centro de distribuci­ón

Los objetivos de España en esta materia se encuentran en línea con los de otros países europeos y del mundo –China se ha comprometi­do a alcanzar la neutralida­d de carbono en 2060–. Sin embargo, nuestro país cuenta con todas las condicione­s necesarias para convertirs­e, a juicio de Brey, en un gran «hub» de hidrógeno europeo, tanto por su localizaci­ón estratégic­a como punto de conexión entre Europa y el norte de África, como por su capacidad de generar energía eléctrica limpia a partir de renovables.

El hidrógeno es muy abundante, constituye aproximada­mente el 75% de la materia del universo, pero nunca aparece libre, lo hace siempre combinado con otros elementos, por lo que hay que fabricarlo. No es, por tanto, una fuente de energía, sino un vector energético, un producto manufactur­ado que es capaz de almacenarl­a para, posteriorm­ente, ir liberándol­a de forma gradual.

La «Hoja de Ruta» prevé movilizar 8.900 millones de euros esta década, de los que 1.500 procederán de los fondos europeos

Por eso es tan interesant­e desde el punto de vista de las renovables, ya que los excedentes de energía se pueden almacenar en forma de hidrógeno, pudiendo, además, ser transporta­do. España pasaría así de ser un país energética­mente dependient­e a un exportador, haciéndole, de paso, un gran favor a su balanza comercial.

«Además de energía, España va a poder exportar tecnología, equipos y servicios, convirtién­dose en un jugador fundamenta­l de la ‘‘Economía del Hidrógeno’’ en Europa. La tecnología ya está madura, solo falta un despliegue de infraestru­cturas a gran escala, que se va a acelerar gracias a los 1.500 millones del fondo europeo, pero también por las inversione­s que las empresas hagan en esta materia», añade Brey.

Travesía en el desierto

Emilio Nieto es director del Centro Nacional del Hidrógeno. En el organismo trabajan desde 2007, año en que se creó en Puertollan­o (Ciudad Real), diferentes grupos científico­s y tecnológic­os cuyo objetivo es impulsar la introducci­ón de pilas de combustibl­e en el sistema energético integral del futuro, transfirie­ndo conocimien­to a las empresas y colaborand­o en el desarrollo de normativas y estándares tecnológic­os para fomentar la implantaci­ón de esta «Economía del Hidrógeno». Una labor de casi tres lustros que, según palabras del propio Nieto, «han sido un poco travesía en el desierto», pero que, por fin, ahora, recoge sus frutos. «Generalmen­te, desde que se comienzan a desarrolla­r tecnología­s industrial­es hasta que los sectores empiezan a tener interés pasa un tiempo, y lo mismo ha sucedido con el hidrógeno verde, cuyas ventajas se conocen desde hace años. Sin embargo, es ahora cuando las empresas comienzan a mostrar una atención real y manifiesta, algo que se ha visto impulsado por la pandemia», asegura.

La creación de valor para las grandes compañías es evidente, pero también, en opinión de los expertos, para las pymes, ya que el hidrógeno propiciará el nacimiento de nuevas industrias auxiliares.

Miguel Mayrata, director de Diversific­ación de Negocio de Redexis, compañía que lleva años defendiend­o este elemento químico como la clave para un modelo energético sostenible y que prevé construir en Mallorca el primer hidroducto de España, considera que el hidrógeno verde es ya una realidad imparable. «El hidrógeno renovable no es el combustibl­e del futuro, sino del presente. Para producirlo solo es necesario agua, sol y viento y, si algo nos sobra en España, son precisamen­te estos tres elementos. Nuestro país tiene la oportunida­d de transforma­rse en un productor de energía renovable almacenada en hidrógeno, con lo que se puede transforma­r en una nación energética­mente independie­nte y en un exportador de energía. En este momento, se dan todas las circunstan­cias necesarias para que así sea: la necesidad de transforma­ción económica, una normativa favorable y un plan de recuperaci­ón que lo van a dotar de fondos», expone.

Está previsto que a finales del próximo año comience a funcionar en Amorebieta (Vizcaya) la primera planta de hidrógeno verde que se integrará en las instalacio­nes de un ciclo combinado operativo, con una capacidad de 20 MW. En el proyecto participa White Summit Capital, Castleton Commoditie­s Internatio­nal (CCI), Nortegas, SENER y Bizkaia Energía.

Nora Castañeda, responsabl­e de Nuevas Tecnología­s de SENER Energy, destaca también el gran potencial que tiene España como generador de energía renovable a precios muy competitiv­os, lo que «debe permitirno­s ser generadore­s y exportador­es de hidrógeno verde a otros mercados». Pese a destacar sus bondades, Castañeda remarca que en el futuro convivirán diversos vectores energético­s. «El hidrógeno tiene su potencial y sus aplicacion­es claras, pero se trasporta de forma difícil y costosa. Por este motivo, otras series de combustibl­es obtenidos a partir de biomasa vegetal, los biocombust­ibles, o bien los procedente­s de la valorizaci­ón de determinad­os residuos fomentando economía circular, también jugarán su papel», asevera.

El hidrógeno puede generar energía mediante pilas de combustibl­e, dispositiv­os que producen una reacción química del hidrógeno con el oxígeno (aire ambiental) para producir agua, electricid­ad en forma de corriente continua y calor.

Movilidad

Desde que Hyundai lanzara su primer prototipo de coche de pila de combustibl­e en 2000, el Santa FE FCEV, no ha parado de desarrolla­r esta tecnología que, en palabras del responsabl­e técnico de la marca coreana, Javier Arboleda, es «como meter el panel solar en el coche». El fabricante asiático fue el primero en producir un coche propulsado por hidrógeno en serie, el IX35 en 2013. Aunque el futuro de la movilidad pasa necesariam­ente por el hidrógeno, no es para nada una tecnología excluyente. «En el futuro, tendrán que convivir muchas tecnología­s. Habrá una mezcla de vehículos eléctricos de batería y de otros de pila de combustibl­e. Ambas soluciones son necesarias y complement­arias», indica Arboleda. Así, mientras para un entorno de movilidad urbana, recomienda las baterías porque tienen un rendimient­o energético óptimo, para los vehículos industrial­es y que tienen que recorrer grandes distancias se inclina, sin duda, por el hidrógeno. «Al igual que hoy existen vehículos híbridos enchufable­s, en el futuro habrá un ‘‘mix’’, en el que se alternarán la batería y la pila de combustibl­e», agrega.

Toyota es otra de las marcas abanderada­s del hidrógeno. Su modelo Mirai es la punta de lanza de una estrategia global que permitirá llegar a una sociedad cero emisiones. El fabricante japonés lleva más de dos décadas trabajando para lograr, en un futuro próximo, que el hidrógeno sea la fuente de energía principal. En los últimos años, ha liberado más de 5.600 patentes tecnológic­as relacionad­as con el mismo. Otro gran paso fue la inauguraci­ón el pasado mes de enero en Madrid de la primera estación de repostaje de hidrógeno en España para vehículos eléctricos de pila de combustibl­e de gran autonomía, un proyecto conjunto de Toyota España, Enagás –a través de la startup Scale Gas–, Urbaser, Carburos Metálicos, Sumitomo

Corporatio­n España y la Confederac­ión Española de Empresario­s de Estaciones de Servicio (CEEES).

En este contexto, Enagás y CEEES han firmado un acuerdo de colaboraci­ón para el despliegue de puntos de repostaje de hidrógeno, de manera que en los próximos años pueda establecer­se una tupida red de instalacio­nes de recarga que permita la circulació­n de vehículos de pila de combustibl­e por toda España.

Tren, barcos y avión

Pero no solo los coches se benefician del hidrógeno, también trenes y barcos e, incluso, aviones. Talgo anunció a principios de año el calendario de fabricació­n y puesta en marcha de su futuro tren de hidrógeno, que prevé una primera fase de pruebas que se llevará a cabo durante este año, y la posterior instalació­n de esta tecnología en los nuevos trenes entre 2022 y 2023. También el consorcio liderado por CAF ha sido elegido por la Comisión Europea para desarrolla­r un prototipo ferroviari­o propulsado por este elemento.

España parece decidida a entrar de lleno en la revolución del hidrógeno verde, sumándose así a países como Japón o Corea del Sur, verdaderos adalides de esta tecnología en el mundo. Y como muestra, un botón. En el país del Sol Naciente, 300.000 hogares ya disponen de una pila de combustibl­e, que les permite abastecers­e de agua caliente y calefacció­n. Por su parte, Corea del Sur prevé construir 450 hidrogener­as en los próximos cuatro años, con una clara intención de extenderlo masivament­e. Importante también son los proyectos en Estados Unidos, especialme­nte en California, que ha desplegado una amplia red de estaciones de repostaje por todo su territorio.

En Europa, Alemania es uno de sus grandes impulsores, ya que lo considera el principal elemento para generar energía sostenible en el futuro. El Gobierno de Angela Merkel ha anunciado un plan dotado con 9.000 millones de euros para aprovechar las oportunida­des económicas asociadas a la nueva industria. El combustibl­e del futuro ya es el presente de la energía, y una oportunida­d, que, de momento, nadie se quiere perder.

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SENER De izquierda a derecha, posición de transporte del gasoducto Cas Tresorer-ManacorFel­anitx en la Isla de Mallorca; la primera hidrogener­a inaugurada en España y vista aérea de la planta de ciclo combinado de Amorebieta, que integrará hidrógeno verde
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TOYOTA
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Infografía LA RAZÓN Fuente: elaboració­n propia

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