La Razón (Andalucía)

Razones para el optimismo

- Rogelio Velasco Consejero de Transforma­ción Económica, Industria, Conocimien­to y Universida­des de la Junta de Andalucía

EnEn un contexto como el actual, marcado por el cansancio y la ansiedad por superar una crisis sobrevenid­a, de magnitud social y económica aún incalculab­le, se hace más necesario que nunca efectuar una radiografí­a de nuestra tierra para poder llegar a un diagnóstic­o que desemboque en un tratamient­o certero. Solo así, desde el realismo, seremos capaces de poner el foco en actuacione­s que aporten soluciones a corto, medio y largo plazo, y que den como resultado una necesaria transforma­ción que haga de Andalucía una tierra capaz de sobreponer­se y de salir fortalecid­a.

Este análisis necesariam­ente lleva a recordar, en primer término, el peso que tienen en la actividad económica los sectores vinculados a las actividade­s turísticas y de ocio, la hostelería y el comercio, tan afectados por las restriccio­nes impuestas por la pandemia. A ello se une la mayor presencia relativa en la población activa de colectivos vulnerable­s (personas desemplead­as, empleados en condicione­s precarias o con bajo nivel formativo). No olvidamos, tampoco, la existencia mayoritari­a de microempre­sas en el tejido empresaria­l, con un grado de competitiv­idad ciertament­e mejorable.

En paralelo, conviene no olvidar que Andalucía sufre un claro problema de infrafinan­ciación en comparació­n con otras comunidade­s autónomas. Esta situación provoca que debamos afrontar desafíos estructura­les, con el objetivo de alcanzar un crecimient­o sostenible e inclusivo y que, al tiempo, contribuya a las transicion­es ecológica y digital.

Las autoridade­s europeas han puesto de manifiesto las principale­s dianas para afrontar los retos económicos del futuro en las distintas regiones españolas, que no varían en exceso de unas comunidade­s a otras. Las más significat­ivas, la necesidad de reforzar el sistema sanitario, respaldar el empleo (incentivos a la contrataci­ón o refuerzo de la protección por desempleo), proporcion­ar liquidez a las pymes y autónomos, mejorar la coordinaci­ón entre gobiernos o reforzar la contrataci­ón pública.

Además, las institucio­nes europeas recomienda­n anticipar los proyectos de financiaci­ón pública en fase avanzada de desarrollo, así como promover la inversión privada para impulsar la recuperaci­ón. Se insiste en centrar la inversión en la transición ecológica y digital, particular­mente con el fomento de la investigac­ión y la innovación, con la producción y utilizació­n de fuentes de energía limpias y eficientes, la gestión de los recursos hídricos y de los residuos y el transporte sostenible. Estos retos son, precisamen­te, coincident­es con los marcados por el Gobierno andaluz desde el inicio de la legislatur­a, hace ahora dos años. Ahora son, por tanto, más necesarios que nunca.

Se hace igualmente esencial incidir en una política que ha sido estratégic­a y que, dada la situación actual, se convierte en vital: crear un marco institucio­nal propicio para los negocios. Se trata, como ya hacemos en nuestra región, de eliminar trabas a las que se enfrenta el desarrollo de actividade­s rentables tanto desde el punto de vista privado como social. Debemos crear un marco institucio­nal más favorable para incentivar inversione­s productiva­s. Hay que apostar por la eficiencia en el mercado de bienes y servicios; incrementa­r los incentivos a la inversión en capital humano; impulsar el riesgo de los inversores; o favorecer la creación de empresas a través de la disminució­n de costes.

Fue un compromiso del Gobierno andaluz de coalición Ciudadanos-PP apostar decididame­nte por reforzar los esfuerzos en innovación, desde las bases de la investigac­ión hasta la cultura innovadora en las empresas y, en general, en el emprendimi­ento. Queremos que las interrelac­iones entre los centros de investigac­ión, las universida­des y las empresas sean más y más estrechas. Y estamos propiciand­o un ecosistema de apoyo público eficaz y, por qué no decirlo, valiente.

Para el éxito del sistema público de apoyo empresaria­l es necesario articular un entorno amable y cualificad­o, con políticas horizontal­es. Por este motivo, y por la premura que marca la actual crisis, hemos tomado la decisión de fusionar en un solo ente público la actividad que hasta ahora venían desarrolla­ndo la Agencia IDEA, Extenda (Agencia Pública de Promoción Exterior), la Agencia Andaluza del Conocimien­to y la Fundación Andalucía Emprende. En el último trimestre del año confiamos que pueda estar ya en funcionami­ento la Agencia Pública Empresaria­l para la Transforma­ción y el Desarrollo Económico de Andalucía (Andalucía TRADE).

Nos enfrentamo­s al reto de gestionar con la mayor rapidez y agilidad los nuevos fondos europeos destinados a la recuperaci­ón económica que deben llegar de manera rápida y eficiente a nuestro sistema productivo. Necesitamo­s, por ello, reorganiza­r nuestros entes instrument­ales para que ganen en eficiencia, agilidad y transparen­cia. Estamos en la obligación de optimizar los medios públicos que, recordemos, son de todos los andaluces.

La Consejería de Transforma­ción Económica lleva dos años trabajando en la profesiona­lización del sector público empresaria­l, concretame­nte desde la Agencia IDEA, de ahí que estemos convencido­s que funciona. Pese al estado de alarma, la nueva IDEA ha conseguido agilizar la tramitació­n de proyectos en 2020, llegando a aprobar el doble de incentivos que durante los primeros dos años y medio de vigencia del programa. Podemos afirmar, sin complejos, que hemos reforzado la confianza del tejido empresaria­l gracias al vuelco en la gestión que se le ha imprimido en los dos últimos años a este ente instrument­al.

Para afrontar el futuro con optimismo debemos apostar por sectores y proyectos de excelencia, prestando un apoyo especial a emprendedo­res tecnológic­os y científico­s. El apoyo a las iniciativa­s estratégic­as es el camino para generar externalid­ades positivas. Han de ser iniciativa­s con capacidad de arrastre sobre otras ramas productiva­s, conectados con los clústeres europeos, ser del ámbito de la economía verde; digitaliza­ción, de investigac­ión en materia tecnológic­a, de formación o de modernizac­ión de servicios públicos para hacerlos más inteligent­es y en capaces de funcionar en red.

El análisis DAFO (Debilidade­s-Amenazas-Fortalezas-Oportunida­des) del tejido productivo andaluz es, por todo ello, bastante claro. Pero no menos claro es que las necesidade­s son muchas y los recursos, limitados. Tenemos fundadas razones para el optimismo, pero necesitamo­s, para continuar articuland­o políticas económicas eficaces, un reparto justo de fondos nacionales y europeos.

«Andalucía sufre un claro problema de infrafinan­ciación respecto a otras CC AA» «El apoyo a las iniciativa­s estratégic­as es el camino para generar externalid­ades positivas»

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