Razones para el optimismo
EnEn un contexto como el actual, marcado por el cansancio y la ansiedad por superar una crisis sobrevenida, de magnitud social y económica aún incalculable, se hace más necesario que nunca efectuar una radiografía de nuestra tierra para poder llegar a un diagnóstico que desemboque en un tratamiento certero. Solo así, desde el realismo, seremos capaces de poner el foco en actuaciones que aporten soluciones a corto, medio y largo plazo, y que den como resultado una necesaria transformación que haga de Andalucía una tierra capaz de sobreponerse y de salir fortalecida.
Este análisis necesariamente lleva a recordar, en primer término, el peso que tienen en la actividad económica los sectores vinculados a las actividades turísticas y de ocio, la hostelería y el comercio, tan afectados por las restricciones impuestas por la pandemia. A ello se une la mayor presencia relativa en la población activa de colectivos vulnerables (personas desempleadas, empleados en condiciones precarias o con bajo nivel formativo). No olvidamos, tampoco, la existencia mayoritaria de microempresas en el tejido empresarial, con un grado de competitividad ciertamente mejorable.
En paralelo, conviene no olvidar que Andalucía sufre un claro problema de infrafinanciación en comparación con otras comunidades autónomas. Esta situación provoca que debamos afrontar desafíos estructurales, con el objetivo de alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo y que, al tiempo, contribuya a las transiciones ecológica y digital.
Las autoridades europeas han puesto de manifiesto las principales dianas para afrontar los retos económicos del futuro en las distintas regiones españolas, que no varían en exceso de unas comunidades a otras. Las más significativas, la necesidad de reforzar el sistema sanitario, respaldar el empleo (incentivos a la contratación o refuerzo de la protección por desempleo), proporcionar liquidez a las pymes y autónomos, mejorar la coordinación entre gobiernos o reforzar la contratación pública.
Además, las instituciones europeas recomiendan anticipar los proyectos de financiación pública en fase avanzada de desarrollo, así como promover la inversión privada para impulsar la recuperación. Se insiste en centrar la inversión en la transición ecológica y digital, particularmente con el fomento de la investigación y la innovación, con la producción y utilización de fuentes de energía limpias y eficientes, la gestión de los recursos hídricos y de los residuos y el transporte sostenible. Estos retos son, precisamente, coincidentes con los marcados por el Gobierno andaluz desde el inicio de la legislatura, hace ahora dos años. Ahora son, por tanto, más necesarios que nunca.
Se hace igualmente esencial incidir en una política que ha sido estratégica y que, dada la situación actual, se convierte en vital: crear un marco institucional propicio para los negocios. Se trata, como ya hacemos en nuestra región, de eliminar trabas a las que se enfrenta el desarrollo de actividades rentables tanto desde el punto de vista privado como social. Debemos crear un marco institucional más favorable para incentivar inversiones productivas. Hay que apostar por la eficiencia en el mercado de bienes y servicios; incrementar los incentivos a la inversión en capital humano; impulsar el riesgo de los inversores; o favorecer la creación de empresas a través de la disminución de costes.
Fue un compromiso del Gobierno andaluz de coalición Ciudadanos-PP apostar decididamente por reforzar los esfuerzos en innovación, desde las bases de la investigación hasta la cultura innovadora en las empresas y, en general, en el emprendimiento. Queremos que las interrelaciones entre los centros de investigación, las universidades y las empresas sean más y más estrechas. Y estamos propiciando un ecosistema de apoyo público eficaz y, por qué no decirlo, valiente.
Para el éxito del sistema público de apoyo empresarial es necesario articular un entorno amable y cualificado, con políticas horizontales. Por este motivo, y por la premura que marca la actual crisis, hemos tomado la decisión de fusionar en un solo ente público la actividad que hasta ahora venían desarrollando la Agencia IDEA, Extenda (Agencia Pública de Promoción Exterior), la Agencia Andaluza del Conocimiento y la Fundación Andalucía Emprende. En el último trimestre del año confiamos que pueda estar ya en funcionamiento la Agencia Pública Empresarial para la Transformación y el Desarrollo Económico de Andalucía (Andalucía TRADE).
Nos enfrentamos al reto de gestionar con la mayor rapidez y agilidad los nuevos fondos europeos destinados a la recuperación económica que deben llegar de manera rápida y eficiente a nuestro sistema productivo. Necesitamos, por ello, reorganizar nuestros entes instrumentales para que ganen en eficiencia, agilidad y transparencia. Estamos en la obligación de optimizar los medios públicos que, recordemos, son de todos los andaluces.
La Consejería de Transformación Económica lleva dos años trabajando en la profesionalización del sector público empresarial, concretamente desde la Agencia IDEA, de ahí que estemos convencidos que funciona. Pese al estado de alarma, la nueva IDEA ha conseguido agilizar la tramitación de proyectos en 2020, llegando a aprobar el doble de incentivos que durante los primeros dos años y medio de vigencia del programa. Podemos afirmar, sin complejos, que hemos reforzado la confianza del tejido empresarial gracias al vuelco en la gestión que se le ha imprimido en los dos últimos años a este ente instrumental.
Para afrontar el futuro con optimismo debemos apostar por sectores y proyectos de excelencia, prestando un apoyo especial a emprendedores tecnológicos y científicos. El apoyo a las iniciativas estratégicas es el camino para generar externalidades positivas. Han de ser iniciativas con capacidad de arrastre sobre otras ramas productivas, conectados con los clústeres europeos, ser del ámbito de la economía verde; digitalización, de investigación en materia tecnológica, de formación o de modernización de servicios públicos para hacerlos más inteligentes y en capaces de funcionar en red.
El análisis DAFO (Debilidades-Amenazas-Fortalezas-Oportunidades) del tejido productivo andaluz es, por todo ello, bastante claro. Pero no menos claro es que las necesidades son muchas y los recursos, limitados. Tenemos fundadas razones para el optimismo, pero necesitamos, para continuar articulando políticas económicas eficaces, un reparto justo de fondos nacionales y europeos.
«Andalucía sufre un claro problema de infrafinanciación respecto a otras CC AA» «El apoyo a las iniciativas estratégicas es el camino para generar externalidades positivas»