La Razón (Andalucía)

Defender nuestra autonomía es defender Andalucía

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«Yo«Yo estaba en la huerta cuando llegaron aquellos hombres vestidos de falangista­s. Eran las 11 de la mañana del 2 de agosto de 1936. No pude despedirme de él…».

Así relata Luisa, la hija de Blas Infante, la detención de su padre por un grupo de falangista­s en su casa de Coria del Río, hace 85 años. Su mujer, Angustia García Parias, le había pedido mil veces que se dejara ya de tanto «Andalucía, Andalucía, Andalucía», porque iba a «traer la tragedia a su casa». De rodillas imploró para que no lo mataran, sin conseguir que sus asesinos se echaran atrás.

La noche del 10 de agosto, Blas Infante fue fusilado en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona. Aún no se han recuperado sus restos, como ocurre con miles de andaluces y andaluzas asesinados por sus ideas durante la Guerra Civil y los oscuros 40 años de represión franquista.

Blas Infante dio su vida por Andalucía y señaló el camino hacia lo que hoy somos, una tierra hecha a sí misma en pie de igualdad con el resto de «España y la Humanidad».

Los y las socialista­s andaluces mantenemos vivo su legado con orgullo, el mismo que alumbró una Autonomía de Primera para Andalucía en 1980 y el mismo que nos ha hecho ayudarnos unos a otros para superar una pandemia histórica.

Vivimos con indignació­n que la ultraderec­ha se haya atrevido a meter en el Parlamento andaluz los símbolos de los falangista­s que asesinaron a Blas Infante, a García Lorca y a miles de andaluces y andaluzas, sólo por sus ideas. Decía Antonio Machado, de cuya muerte en Francia esta semana se ha cumplido 80 años, que «benevolenc­ia no quiere decir tolerancia de lo ruin».

Los socialista­s denunciamo­s, desde el primer minuto, que el pacto de intereses de las derechas con la extrema derecha que hoy gobierna en Andalucía, lo pagaríamos caro en derechos y en libertades. Y así está siendo.

A Moreno Bonilla le perseguirá siempre haber sido el primer político español en abrir las puertas de las institucio­nes a la ultraderec­ha. La misma que es aislada y repudiada con un cordón sanitario democrátic­o en parlamento­s europeos.

Su injusta equidistan­cia da alas a la extrema derecha, a los nostálgico­s de los años más oscuros de nuestra historia reciente, a los que consideran un «invento» nuestra Autonomía, porque no ven más allá de su egoísmo y de sus intereses clasistas.

Escribió Blas Infante que la «única manera de fraternida­d es la práctica de la tolerancia». Y esa es la gran diferencia.

La gran asignatura pendiente de nuestra democracia es no haber enseñado en las escuelas la brutal represión de vidas, de ideas, de libertades y de derechos, que supusieron los 40 largos años de franquismo en España.

Porque conocer la historia abre la mente, ayuda a no caer en los mismos errores del pasado y porque así los herederos de los asesinos no caminarían hoy entre nosotros con total impunidad.

Queremos la Andalucía comprometi­da con el progreso de la mayoría de la gente por la que luchó Blas Infante.

Queremos la Andalucía igualitari­a y universal con la que soñaba García Lorca. La Andalucía en la que no cabe el maltrato machista que echó de Almería a la gran periodista Carmen de Burgos, con su hija de la mano.

La Andalucía culta, en la que la educación es un derecho de vida y no de cuna, como defendían Antonio Machado, Francisco Giner de los Ríos y tantos andaluces y andaluzas ilustres de los que nos sentimos orgullosos.

Exigimos al gobierno andaluz respeto a los andaluces que murieron defendiend­o sus ideales bajo la opresión del franquismo. Respeto por aquellos que aún están en tapias de cementerio­s y en cunetas, y que sólo viven en el dolor eterno de sus familias. Respeto a las mujeres que fueron maltratada­s, purgadas y acosadas durante años por el régimen franquista.

Cuando las derechas cuestionan la Autonomía atacan a Andalucía, atacan la revolución económica que posibilitó y la igualdad social que instauró.

Cuando las derechas atacan la Autonomía, atacan el Estado del Bienestar que vino de su mano, los servicios públicos esenciales que nos hacen iguales, la sanidad pública que nos cura en la peor de las pandemias y la educación que da oportunida­des de tener una vida mejor a nuestros jóvenes, niños y niñas.

Esa es la Autonomía que le sobra a las derechas, la que nos iguala, la que nos protege del abuso de aquellos que en nuestros derechos sólo ven negocio.

Defendamos nuestra Autonomía, porque es lo mismo que defender Andalucía y construyam­os juntos la mejor Andalucía posible, justa, abierta, solidaria, moderna, verde y feminista.

Demostremo­s al mundo que el sacrificio de Blas Infante, y de tantos andaluces y andaluzas por su tierra, mereció la pena. ¡Viva Andalucía!

«Blas Infante dio su vida por Andalucía y señaló el camino hacia lo que somos» «Queremos la Andalucía igualitari­a con la que soñaba García Lorca »

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