Fondos NGEU, el salto en innovación
AndalucíaAndalucía afronta su madurez como autonomía con un gran reto en innovación. Aunque en los años de bonanza económica de finales de los 90 y primeros 2000 se pisó el acelerador, la situación de España en I+D sigue sin converger con Europa (la intensidad en I+D se sitúa en el 1,25% del PIB frente a la media europea superior al 2%) y Andalucía se encuentra incluso en peor situación (0,93% del PIB) y perdiendo posiciones, con el consiguiente deterioro de competitividad y oportunidades.
Los fondos europeos Next Generation EU (NGEU), enfocados a la reconstrucción y resiliencia tras el impacto de la pandemia, plantean una ocasión sin precedentes para dar un salto cualitativo en I+D+i en torno a los ejes de transformación ecológica y digital. Sin embargo, como ha alertado un informe publicado este mes por el Observatorio Innovación de BBVA Resarch, el desembolso de las ayudas debe ir acompañado de reformas que afronten los desequilibrios estructurales que obstaculizan la innovación, ya que, de lo contrario, el efecto sobre la economía será transitorio y puede poner en riesgo la confianza de nuestros vecinos europeos en un momento crucial para la integración de la UE.
Según el citado informe, Andalucía no se encuentra entre las regiones más eficientes en transformar la inversión en I+D en pymes innovadoras, ni en lograr armar proyectos que supongan un importante grado de colaboración y transferencia de conocimientos entre empresas, y aquí reside uno de los mayores desafíos. Las empresas con actividades de I+D+i son más competitivas porque desarrollan productos y servicios con mayor valor añadido que no necesitan competir en precio, resisten mejor las turbulencias del mercado y contribuyen a un crecimiento más sólido de riqueza y empleo de calidad.
Andalucía cuenta con capacidades para destacar en tendencias de innovación como la bioeconomía circular, la transición energética o la digitalización industrial (con especial oportunidad en la industria agroalimentaria). Biotecnología, sensórica, robótica, big data, inteligencia artificial, blockchain o tecnologías vinculadas a las renovables y almacenamiento energético (con especial protagonismo del hidrógeno verde) son algunas de las tecnologías clave a tener en cuenta como vectores de innovación en los potenciales proyectos que aspiren a los prometedores fondos europeos.
Las iniciativas que aspiren a estos fondos deben aprovechar las capacidades existentes y tener un gran calado y capacidad de arrastre, para lo que está siendo esencial la creación de consorcios y la colaboración. CTA, como entidad interfaz para la colaboración público-privada y clúster transversal de empresas innovadoras, estará atenta y dispuesta a ayudar en esta labor, así como a apoyar cualquier entidad que quiera acelerar su I+D+i. Es el momento de dar un gran salto en innovación.