IDÉNTICOS SUEÑOS
La nadadora onubense en aguas abiertas Alba Vázquez tendrá ocasión de confirmar podio
La gran dominadora del bádminton femenino, Carolina Marín, vuelve como una máquina competitiva
El karateca malagueño Damián Quintero contaba con brillar en el estreno olímpico de su deporte
FnFn el verano de 2021, los mejores deportistas del mundo entero competirán, un año después de lo esperado, por subir al podio olímpico. La armada andaluza llevará a la conquista de Tokio lo mejor de sus filas
El retranqueo de un año de los Juegos Olímpicos de Tokio debido a la pandemia de Covid-19 ha rearmado a la mejor baza del deporte andaluz para brillar en la capital japonesa. Carolina Marín, la gran dominadora del bádminton femenino, iba a llegar a la cita de 2020 en unas condiciones físicas deficientes tras recuperarse a marchas forzadas de una grave lesión de rodilla. Los doce meses extras de entrenamiento que le ha brindado el coronavirus han convertido a la onubense, de nuevo, en una máquina competitiva casi infalible: en la burbuja de Tailandia, se reunió la flor y nata del ranking mundial para disputar tres torneos consecutivos entre enero y febrero, saldados con dos títulos para Marín y un segundo puesto tras perder la final del Masters ante la taiwanesa Tai-Tzu-Ying, actual número uno.
La armada andaluza a la conquista de Tokio tenía un liderazgo bicéfalo, dos claras aspiraciones al podio –incluso al oro– depositadas en Marín, la campeona saliente de Río 2016, y el karateka malagueño Damián Quintero, uno de los mejores especialistas del mundo en kata que contaba con brillar en el estreno olímpico de su deporte. El aplazamiento de doce meses lo ha llevado hasta los 36 años, una edad a la que todavía se compite perfectamente en la élite, desde luego, pero que también han permitido la progresión de algunos de sus rivales: el atleta de origen argentino, no obstante, aprovechó la ausencia de su gran adversario, el japonés Ryo Kiyuna, para ganar en Dubái la primera competición importante de 2021 y robustecer su plaza de número uno mundial.
En el otro extremo de Quintero quedan los jóvenes deportistas que ven incrementadas sus expectativas al acumular un año más de experiencia. Así, la nadadora en aguas abiertas onubense Alba Vázquez tendrá la ocasión de confirmar con su clasificación olímpica todas las promesas anunciadas por su título mundial júnior en 2018; o el jinete sevillano Paco Gaviño, cuyas bisoñas monturas han madurado en varias competiciones de concurso completo junto a la élite de este evento de tres días. El ciclista lebrijano Juanpe López, que se estrenó como profesional en 2020 en las filas del Trek, un potente equipo estadounidense, ya formó parte de la selección nacional en el último campeonato europeo de ruta y aspira a ser uno de los gregarios de Alejandro Valverde en Japón. A su estela, ha emergido en el reciente Tour de Provenza el granadino Carlos Rodríguez, del Ieos británico.
Fátima Gálvez, en su tercera participación olímpica, quiere mejorar en Japón los diplomas conseguidos en Londres (cuarta) y Río (sexta), aunque la disciplina del tiro y su especialidad, el trap, están siempre sujetas a factores aleatorios. Es la tercera opción cierta de medalla para Andalucía en Tokio 2020. La veterana tiradora cordobesa es un prodigio de regularidad, que es la cualidad que define a los grandes de su deporte, pero el hecho de que la cita olímpica se dilucide en un solo torneo la convierte en verdaderamente azarosa. La deportista de Baena es segunda en la clasificación mundial, por detrás de la sanmarinense Alessandra Perilli y con un puñado de puntos de ventaja sobre la polaca Sandra Bernal, la joven emergente del circuito que amenaza con convertirse en la mujer a batir.
El maldito 2020 ha sido complicado para todo el mundo, incluidos los deportistas. Sin embargo, las desgracias no terminaron con las campanadas del 31 de diciembre, pues la sevillana Ana Pérez, única representante española en gimnasia artística en Río de Janeiro, sufrió un accidente por culpa de la tormenta Filomena que le ha producido fracturas en ambos pies, lo que compromete sus posibilidades de liderar al equipo español que ella contribuyó decisivamente a clasificar para la cita tokiota. La gimnasta forma parte de un ramillete de atletas que, por diversas causas, aún ignora si podrá acudir a los Juegos, como le ocurre al tenista de mesa onubense Álvaro Robles, que aún está pendiente del torneo preolímpico que iba a celebrarse en febrero en Portugal y que la pandemia ha retrasado hasta abril.