Los súper, atenazados por la disparidad de las normas
La multiplicación de medidas asociadas a la covid-19 ha elevado la carga normativa sobre las cadenas de supermercados, que denuncian la disparidad de restricciones que afectan al sector en función de la autonomía en materia de aforos, horarios, movilidad y surtido de productos. Las patronales que agrupan a las empresas de distribución, ACES y Asedas, ha advertido de la complejidad que entraña un entorno regulatorio que cambia, literalmente, varias veces al día, lo que en su opinión genera sobrecostes, ineficiencias y dificulta la gestión de sus plantillas y el servicio al cliente.
Los ejemplos van desde Andalucía, donde se ha prohibido a los supermercados vender bebidas con más de 20 grados de alcohol a partir de las 18.00 horas, hasta Melilla, que obliga a las tiendas de alimentación ubicadas en gasolineras a cerrar a las 19.00 horas ya que desde esa hora sólo se permite la venta de combustible. En otras partes del país, las tiendas deben precintar a partir de cierta hora la parte destinada a venta de menaje para evitar así la competencia desleal con otros comercios que deben bajar la persiana más pronto.
«Incluso tenemos casos en los que se nos obliga a limitar las plazas de aparcamiento en función del aforo dentro de la tienda, lo que provoca que haya gente dando vueltas para aparcar cuando hay sitios libres precintados», explican a Efe fuentes del sector. Estas limitaciones de aforo van desde el 25 % que decretó Canarias para zonas con altas tasas de contagio hasta el caso por ejemplo de Cataluña o La Rioja, donde se puede abrir al 100%, aunque también hay comunidades que fijan el porcentaje en el 50%. Las divergencias se repiten en las horas de cierre, a lo que se suma el impacto en los súper que dan servicio en un ámbito supramunicipal cuando las restricciones impiden a la población salir de su localidad.