La Razón (Andalucía)

El sonido de Andalucía

- José Luis Salas

«Medina Azahara» tomó prestado el nombre de los restos del palacio que duerme en Córdoba. «Los Medina», así llamados por el personal musiquero de la tierra, surgidos a finales de los 70 en pleno y merecido pelotazo, venían de tocar y cantar en casetas de feria, haciendo el «guachi chuachi» (lo de «My Taylor Is Rich» aún era para unos pocos elegidos). «Triana», el grupo y no el barrio, habían sido los primeros en abrir la puerta del Rock Andaluz, término que su mánager Gonzalo García Pelayo se encargó de utilizar mercantil y sabiamente. Aún hoy día sorprende el sonido que lograron en sus primeros tiempos. Con ellos lo autentico chorreaba por todas partes y haber logrado sacar aquellas inmortales canciones a equipos técnicos tan rudimentar­ios, era cuanto menos, como para hacerles una sonora peineta a los ingenieros londinense­s de Abbey Road. «Alameda», con Pepe Roca, cuya voz sigue siendo de almíbar apabullant­e, fueron capaces de fusionar copla andaluza y rock a partes iguales. Vinieron «Cai», «Guadalquiv­ir», ¡Ay ese Manglis de mi alma!, «Cuarto Menguante», «Veneno», sí, donde estaba Kiko con los Amador, sorprenden­tes desde la portada (chocolate marroquí de primer nivel, paisa). Los rotundos «Mezquita» con un primer disco a prueba de bombas y realmente poderosos en directo… y por último la novedosa delicadeza de «Imán Califato Independie­nte», cuatro tipos, con Manuel Rodríguez a la cabeza, que jugaron con el rock sinfónico más exquisito, para llenar de sintetizad­ores el lebrillo de la música arábigo andaluza. No fue de extrañar que «Lole y Manuel» los eligieran para grabar alguno de sus discos. Entre todos ellos y algunos más, los cordobeses «Medina Azahara» se sacaron de la chistera un himno llamado «Paseando Por La Mezquita», que hasta fue sintonía de la programaci­ón andaluza de TVE. Fueron la alineación planetaria perfecta: «Triana» eran los padres de todo aquel circo, pero ellos tenían la garra y sabían llegar a la gente del sur a la par que eran capaces de llenar un polideport­ivo en Madrid o en Baracaldo. Hoy es 28 de febrero y esta humilde parida va por ellos, y por Miguel Ríos que se guisó un «Al-Andalus» de quitar el hipo. Va por los que se recorrían España llevando Andalucía en sus gargantas e instrument­os cuando no se habían inventado las autovías. ¿Dónde vistes por primera vez a Triana?, me preguntaro­n hace poco. «En el patio del que había sido mi colegio, el Saliano de Montilla», respondí. Medina Azahara de teloneros y los sevillanos presentand­o su disco «Sombra y Luz», ea. Fue uno de mis primeros conciertos y flipé en colores… es más, recuerdo a una nota vendiendo chocolate entre el público a un precio irrisorio; el mosqueo de los interesado­s venía cuando ella les ponía la tableta de Chocolate Virgen de los Reyes en la mano. Más de cuatro se mosquearon, pero otros se lo pasaron en grande viendo a «Triana» con toda la boca llena de los mejores «churretes» chocolater­os.

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