Vicente Caballero Sánchez
Voy a hablar del último de mis admirados anestesiólogos, cacereño de Riolobos, y uno de los personajes más curiosos que he conocido en la pandemia. Realizó su período de formación como Médico Interno Residente en la especialidad Anestesiología y Reanimación desde 1983 a 1986, una vez obtenida la plaza en el M.I.R. de 1981, en el Hospital Virgen del Perpetuo Socorro de Badajoz. Sus pinitos laborales los inició como Facultativo Especialista de Área Interino en 1987 en el Hospital Infanta Cristina de Badajoz para pasar después al Hospital Comarcal de Llerena hasta 1990, donde obtuvo su plaza en propiedad. En 1995, se trasladó al Hospital Universitario Infanta Cristina hasta mayo de 2002. Durante este tiempo, ejerció de Tutor de Residentes de su especialidad, porque al doctor Caballero no le casa trabajar con gente callada (anestesiada) ya que es de conversación amena y tintes didácticos. En excedencia voluntaria del Servicio Extremeño de Salud, en la actualidad desarrolla su trabajo en la Anestesiología Privada. Su actividad profesional es abigarrada y ha pasado por hospitales y clínicas privados como jefe de Anestesiología, por ejemplo, en la Fundación del profesor Fernández-Vigo, y ha acumulado una experiencia impagable en anestesia pediátrica para Resonancia Magnética en la Clínica de Diagnóstico San Miguel del doctor Joaquín Gil Juan. He tenido la fortuna de conocerlo por su actividad en Anestesia para Cirugía Oral y Maxilofacial y en Neurocirugía y Cirugía Vascular, ejercida en la clínica de mi admiradísimo amigo el doctor Florencio Monje. Sus publicaciones en revistas nacionales y extranjeras y sus comunicaciones a congresos me llevarían a ocupar la sección de cultura al completo. Es un hombre experimentado, brillante conversador y excelente persona. Un honor contarme entre sus amigos.