2020 NO PUEDE SER LA REFERENCIA

LasLas fuertes caídas de las matriculaciones a las que hemos asistido en estos dos primeros meses del año, con descensos del 51% en enero y del 44% en febrero, ponen de manifiesto hasta qué punto la situación del mercado español es dramática. Las cifras de la primera semana de marzo fueron asimismo preocupantes, con una merma de las ventas de cerca del 40%. Estos son los datos reales de la situación del sector y los únicos válidos para analizar todo lo que pasa en la industria del automóvil y su entorno. Que afecta no sólo a las fábricas establecidas en nuestro país, sino a la potente industria de componentes y a todo el entramado que vive de las cuatro ruedas, como son las empresas de distribución, los talleres no oficiales, los comercios que mueven el mercado de coches de segunda mano, etc. Todos ellos, en su conjunto, representan más del 10% del PIB nacional y superan el 9% del empleo. A partir de ahora, la referencia del pasado año no puede, no debe servirnos como comparativa para analizar la realidad que nos ocupa. Hace un año, a raíz del estado de alarma decretado por el Gobierno, todo se paralizó. Cerraron los concesionarios, se detuvieron las líneas de montaje, se paralizaron todas las operaciones comerciales… En fin, lo que todos sabemos. Ante esta circunstancia, no nos podemos engañar cuando salgan en las estadísticas incrementos de ventas de altos porcentajes en los meses venideros. A partir de ahora, la referencia lógica será la comparativa con el mercado que se produjo en el año 2019. Este dato es el que nos dará una visión más certera de la realidad y fijará las nuevas metas que deben acercarse lo más posible a la realidad de hace un par de años. 2019 no fue un año especialmente brillante, pues supuso un ligero descenso frente al ejercicio anterior. Pero sus cifras ahora nos parecerían «agua de mayo». Porque el panorama que se presenta para los próximos meses es de todo menos optimista. Es cierto que la crisis no se presenta con la misma cara para todas las marcas que están en el tablero. Sin embargo, todos los analistas coinciden en que, en mayor o menor proporción, continuará durante muchos meses la atonía del mercado. Para empezar, no parece fácil que el turismo vaya a recuperar su pulso antes del verano, con lo cual las compras de las empresas de alquiler de coches serán mínimas. A ello hay que añadir el incremento de precios que ha supuesto la aplicación de las mediciones WLTP que el Gobierno ha querido aplicar de manera inmediata, sin atender a una moratoria como en otros países de nuestro entorno. Y no está la economía familiar como para soportar facturas más altas. A todo ello, debemos añadir la falta de ayudas a la compra de coches nuevos, que en muchos casos no han sido ni siquiera prorrogadas a pesar de haber sobrado fondos de los planes del pasado año. Y, finalmente, para cerrar el círculo perverso, hay que contar con que el índice de confianza de los consumidores está por los suelos. Con este panorama, parece ingenuo pensar que las ventas de automóviles nuevos vayan a crecer en España durante los próximos meses.