Un Viernes de Dolores con colas pese a la pandemia
La Policía custodia las inmediaciones de los templos para evitar aglomeraciones en unas vísperas sin procesiones
El Viernes de Dolores suele ser una jornada de preparativos y prisas. En los hogares, donde los cofrades preparan sus túnicas; en los templos, donde se dan los últimos retoques a los pasos y tronos; y en los bares, donde se comentan las novedades de la inminente Semana Santa. Pero el coronavirus ha alterado estos ritos, adaptándolos a las medidas sanitarias y de seguridad. Andalucía encara otra Semana Santa sin cofradías en las calles. Pero el ambiente es muy distinto al del año pasado, cuando estábamos confinados en casa.
Numerosas personas se acercaron ayer a los templos para contemplar las imágenes, ubicadas en altares extraordinarios, o incluso los pasos y tronos que se han montado, aunque no verán la calle. En Sevilla, el Cristo de la Expiración de la hermandad del Cachorro está situado sobre su paso procesional, que ha sido remodelado. La hermandad ha querido mostrar así el resultado del trabajo realizado, con nuevos brillos y figuras que realzan a este crucificado. Muy cerca, en la trianera capilla de los Marineros, la Esperanza de Triana recibió a los devotos ataviada de hebrea en un sencillo altar con una cruz detrás, tal y como estuvo durante la Semana Santa de 1932, en la que tampoco hizo estación de penitencia. La Policía custodió las inmediaciones de los templos para que no hubiera aglomeraciones.
En Córdoba, el Viernes de Dolores se vive de forma intensa en la plaza de Capuchinos. La hermandad de los Dolores dispensó a la entrada de la iglesia de San Jacinto gel hidroalcohólico, tomó la temperatura a los fieles y controló las tradicionales colas para rendir tributo a la Virgen de los Dolores. Además, la plaza estuvo señalizada y vigilada por un dispositivo de agentes de la Policía Local para garantizar el distanciamiento.