El Madrid, listo para la guerra
Zidane hizo rotaciones en el encuentro de LaLiga, pero no lo notó el equipo, muy seguro siempre. Está preparado para la Champions y el Barcelona
A Zidane le encajan perfectamente las piezas en el momento más importante de la temporada. Se la juega el Real Madrid en los tres próximos encuentros, contra el Liverpool y el Barcelona, y a diferencia de otros tramos de este curso, el equipo llega confiado en lo que hace y en que es capaz de todo. Ganó al Eibar con seguridad, sin despistes y sin dejarse llevar por la indolencia que a veces le arrastra en días así, de preparación para las grandes guerras. Salió concentrado y lo estuvo todo el choque, pese a que el gol tardó más de lo debido en llegar y pese a los cambios de Zidane en el once. Pero es que las modificaciones ya no afectan al buen tono general. La presencia de Militao, Isco y Marcelo sorprendió. Después los tres hicieron un buen partido, suficiente para mantener al Madrid en la pelea por LaLiga y meter presión al Barcelona y al Atlético.
No fue tan sorprendente la titularidad de Asensio, porque el delantero sale y entra del once. Delantero. No es una palabra al azar. Con el esquema de tres atrás, Zidane acaba el equipo con dos puntas y ahí, Asensio, cerca de Benzema pero, sobre todo, lejos de las bandas, tiene más dinamita. Cuantas más oportunidades tenga de probar su disparo mejor para él y para el Real Madrid en general. Metió el primer tanto del partido cuando se acercaba el descanso, pero antes el larguero y un fuera de juego al límite evitaron un gol que había buscado como nunca. Fue una pena que el taconazo que pasó por debajo de Dmitrovic fuese anulado después, porque recordó mucho a una de las imágenes icónicas de la historia del Real Madrid: un taconazo de Di Stéfano casi idéntico, sólo que al futbolista que pone nombre al estadio donde ahora juega el Real Madrid sí le dieron el gol.
Con Asensio enchufado y con todo el equipo a un buen ritmo, el Eibar no supo oponer resistencia. Mendilibar se dejaba el alma y la garganta para ordenar a los suyos y sacaba de quicio a Bryan, que durante la primera parte le pillaba en su lado y que no pudo mostrar ninguna de sus virtudes, mareado por su entrenador y enfadado con el mundo. No jugó la segunda mitad. El equipo vasco es carácter y lo ha perdido. Estuvo ordenado, pero no ofreció nada más. Si el futuro del Real Madrid está lleno de promesas por cumplir, el del Eibar es mejor no planteárselo ahora mismo.
Hace unos meses, hacer daño al equipo que entrena Zidane era relativamente fácil, ahora exige un esfuerzo y un trabajo al que el Eibar no llega. La solución de tres
Asensio, cerca de Benzema y, sobre todo, lejos de las bandas, tiene dinamita. Marcó el primer gol en un buen partido
centrales ha pasado de ser un alternativa a ser casi la primera opción, porque el francés ha visto que le funciona: los rivales no le llegan. Da igual que no esté Ramos, porque no se echa de menos al capitán, lo que no son buenas noticias para su apuesta por la renovación. Ahora falta por ver si el martes, contra el Liverpool, Zizou va a seguir apostando por tres hombres cerrando atrás: no está tan claro que su fe por Militao llegue a tanto.
La única tensión del partido fue cuánto tardaba en llegar el tanto. Modric dirigía desde el centro del campo y las pinceladas de Isco y el toque de Marcelo ayudaban. Ni siquiera tuvo que forzar la máquina el Real Madrid. Tuvo justo el partido que quería antes de esta semana.
Le sirvió a Zidane para dar descansos y minutos, para que las piezas sigan engrasadas. No fue titular Kroos, pero sí entró después para que Modric se tomara un respiro. No lo fueron Rodrygo ni Vinicius, pero saltaron al campo con tiempo para demostrar al entrenador que para el once de la Champions va a tener que contar con ellos.
Si Asensio pidió sitio con sus oportunidades y su gol, también lo hizo Vinicius con el pase a Benzema para que el francés marcase el segundo tanto antes de ser cambiado y descansar también, mientras caía una tromba de agua brutal sobre Madrid y Valdebebas.
Pasó la tormenta y quedó una tarde primaveral. Como el Real Madrid ahora.