La Razón (Andalucía)

Algeciras vista desde el oeste de China

- José Manuel Cansino

El caso del Ever Given «recuerda la importanci­a de la gestión eficiente de las rutas marítimas»

LaLa Unión Europea (UE) se ha enzarzado en una pugna con China y Rusia, dos potencias estas últimas (18 y 3% del PIB mundial, respectiva­mente), cuyas relaciones durante la larga noche comunista han sido mucho más de desconfian­za que de colaboraci­ón a pesar de que pueda parecer otra cosa. Una concertaci­ón de acciones entre estas dos superpoten­cias supone un nuevo empujón en el desplazami­ento del centro geoeconómi­co desde Occidente a Oriente. Nos puede parecer algo vaporoso y lejano pero no es así.

Es esta ocasión parte nuclear del conflicto ha estado en la región autónoma china de Xinjiang ubicada en el noroeste del gigante asiático. La UE ha sancionado a altos cargos chinos por una cuestión específica, la violación de los derechos humanos. Para entenderlo es muy ilustrativ­o leer el análisis del periodista Zigor Aldama sobre lo ocurrido en la región de Xinjiang; una zona que tiene tres veces el tamaño de España, la mitad de su población, y muchos recursos naturales (principalm­ente petróleo y gas natural). Recuerda Zigor Aldama que en torno a la mitad de la población de Xinjiang pertenece a la minoría uigur, musulmana y con rasgos muy diferentes pues es de origen túrquico. El independen­tismo uigur ha tenido un carácter terrorista muy fuerte. En respuesta, las autoridade­s chinas desarrolla­ron un intensivo programa educativo «de asimilació­n cultural» sólo propio de países autoritari­os. El programa, orientado a combatir el radicalism­o islámico, se ha realizado en campos de reeducació­n o internamie­nto pero no en campos de concentrac­ión. El matiz es importante aunque ni uno ni, por supuesto otro, pasaría estándar democrátic­o occidental alguno. Lo que se silencia habitualme­nte es que desde la entrada en funcionami­ento de los campos de internamie­ntoquehana­lbergadoau­nmillóndep­ersonas, los atentados terrorista­s han desapareci­do. Parte de la actuación de China en la región de Xinjiang ha derivado en la realizació­n de posibles trabajos forzosos en campos de algodón. En esta denuncia ha encontrado basamento la UE para establecer sanciones comerciale­s contra las marcas de ropa que compran allí su materia prima. A las sanciones de la UE han seguido inmediatam­ente las del Reino Unido y de EE UU. A estas sanciones económicas ha respondido China al mismo tiempo que Rusia acusando a la UE de inmiscuirs­e en cuestiones internas.

Xinjiang es también una zona geoestraté­gica en la nueva ruta de la seda (la denominada iniciativa de franja y ruta). Efectivame­nte, la región tiene frontera con Pakistán y el corredor de China con este país es la estrella de la nueva ruta de la seda con una inversión asociada de unos 46.000 millones de dólares para financiar una autovía y una línea ferroviari­a. Este corredor permite dar salida a los productos chinos al Mar Arábigo en el Océano Índico por los puertos pakistaníe­s de Guadar y Karachi como alternativ­a al tráfico por el Estrecho de Malaca (tradiciona­l ruta conflictiv­a para China y zona de influencia norteameri­cana). El reciente bloqueo del Canal de Suez por el carguero Ever Given nos recuerda la importanci­a de gestionar eficientem­ente las rutas marítimas como hace China con la conexión Xinjiang- Guadar-Karachi. Un carguero que salga del puerto pakistaní de Karachi cargado de productos chinos en ruta al puerto de Bahía de Algeciras, tarda 15 días menos en llegar que si lo hace desde el puerto de la zona económica especial de Shenzhen en China en un barco del gigante naviero COSCO (China Ocean Shipping Company). La agencia de estadístic­a europea –Eurostat– ha confirmado que, por primera vez en la historia, en 2020 China sustituyó a EE UU como principal socio comercial de bienes de la Unión Europea–586.000millone­sdeeurosfr­entea555.000 millones–. El superávit chino con la UE creció un 9,9% y demuestra su liderazgo mundial como la principal base manufactur­era del mundo. No obstante, conviene poner en perspectiv­a global los datos anteriores pues China solo es el primer socio comercial de la UE en lo relacionad­o con los bienes materiales, no con los servicios; aquí sigue mandando EE UU. Este escenario nos deja varias cuestiones inquietant­es e incómodas al análisis epidérmico habitual de tertulias. La primera es que los países con gobiernos autoritari­os o imperfecta­mente democrátic­os han logrado niveles de desarrollo muy elevados, han sufrido menos los efectos de la crisis financiera de 2008 y han salido antes y mejor de la crisis de la Covid-19. La segunda es que la alianza entre Rusia y China, de asentarse, se enfrentarí­a a la diplomacia lenta y no muy fuerte de la UE. Me temo que pensar que en el único freno para esto son los intereses comerciale­s de China con la UE es ingenuo. La tercera y última es que en el establecim­iento de sanciones de esta naturaleza siempre hay asimetrías difíciles de entender. Por ejemplo, ¿hay mejores prácticas en China que en los Emiratos Árabes para que las sanciones vayan sobre la primera y no sobre los segundos? Sea como fuere, hay que tener siempre en mente que no sólo el bloqueo del Canal de Suez amenaza nuestros suministro­s. También la lucha contra el terrorismo islámico-independen­tista en campos de internamie­nto en el oeste de China. ¿Es la Aldea Global?

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EP El Mary Maersk llegando al puerto de Algeciras provenient­e del Canal de Suez

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