La Razón (Andalucía)

Insultada por llevar una mascarilla con la bandera nacional

«Me llamaron ‘facha de mierda’ y me dijeron ‘ojalá te mueras’», cuenta la catalana Júlia a LA RAZÓN

- Susana Campo

FueFue el pasado viernes sobre las dos del mediodía cuando Júlia Calvet, de 20 años y estudiante de Derecho en la Universida­d Pompeu Fabra, se encontraba en la barcelones­a Plaza Kennedy y se dirigía al puerto para disfrutar de una comida con su familia. «Primero iba caminando y dos chicas que pasan por al lado me dicen: ‘facha de mierda, ojalá te mueras’. Yo continúe caminando sin decirles nada. Pero luego cuando paso por un semáforo, había dos chicas que iban en moto y yo no estaba mirando pero de repente noto que me chillan: ‘facha o facha que te den, me levantaron el dedo y la de delante se gira y le da un beso a la de detrás, como burlándose y como tachándome de homófoba –esa fue mi sensación porque sino no lo entiendo–», cuenta a LA RAZÓN.

Según describe no es la primera vez que le sucede. Ir tranquilam­ente por la calle y que le griten facha cuando lleva puesta una mascarilla con la bandera nacional. «No entendía nada, ni lo del beso ni lo de que me levantaran el dedo. De hecho yo iba a mi rollo pero cuando chillaron facha es cuando me di cuenta. Y todo esto por llevar una mascarilla con la bandera de España. En fin, muy desagradab­le», señala con resignació­n.

Lo cierto es que el modelo que llevaba puesto se trata de un cubrebocas muy discreto donde apenas se aprecia la bandera de España pero reconoce, con tristeza, que desde que se la pone «menos algún día, todos los demás he recibido criticas». Júlia decidió denunciarl­o a través de las redes sociales y el resultado fue si cabe más lamentable. Gracias al anonimato y la impunidad que ofrecen las redes sociales fue víctima de un verdadero linchamien­to. «Recibí muchas criticas y amenazas. Al principio me afectó, pero luego lo silencié porque todo era lo mismo. Ya se sabe como es Twitter», explica en una conversaci­ón con este diario.

Tras sufrir este episodio de acoso por el simple hecho de llevar una mascarilla con la bandera de España en las calles de Barcelona sopesó denunciar ante las autoridade­s este lamentable incidente. «Mis padres me lo dijeron, pero finalmente no lo hice», asegura.

Ante la pregunta de si considera que es una provocació­n el hecho de ponerse una prenda con la insignia nacional en las calles de Cataluña, la joven reconoce que «gente cercana como familiares y amigos me han llegado a decir que si me la pongo qué espero o que ya sé lo que hay así que no provoque», lamenta. Es una prueba más de la crispación en las calles de la comunidad, un odio que, según dice, «cada vez recibes más criticas por cosas como esta».

Aún así, Julia intenta ser positiva y trata de quitarle hierro al asunto. «Al principio me afectó ver tanta crítica porque nunca pensé que tendría tanta repercusió­n, pero luego intenté relativiza­rlo ya que al fin y al cabo son las redes sociales y ya sabemos cómo funciona esto», dice.

La historia de Júlia es un ejemplo de la convulsión y tensión creciente en las calles de España. En medio de la fatiga pandémica, los insultos y las faltas de respeto se multiplica­n a la par que la clase política que nos representa contribuye a alimentar este odio desde las institucio­nes y desde las redes sociales.

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EFE Júlia Calvet, de 20 años, recibió insultos y amenazas por llevar una mascarilla con la bandera de España en Barcelona

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