La Razón (Andalucía)

La bonificaci­ón a la salida del ERTE enfrenta a agentes sociales y Gobierno

El Ejecutivo insiste en cambiar el modelo mientras Calviño rebaja las previsione­s

- J. de Antonio -

Primero fue el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, luego la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y ayer volvió a reiterarlo reiterarlo la de Asuntos Económicos, Nadia Calviño: la nueva prórroga de los ERTE llevará implícita una bonificaci­ón que favorezca la vuelta de los trabajador­es a sus puestos, en detrimento de la actual política de protección de los que permanecen suspendido­s. Está claro que el Gobierno quiere dar un golpe de timón a la política de protección del empleo durante lo que resta de pandemia y pretende centrarse en favorecer la reactivaci­ón de la actividad laboral previa a la crisis, algo que la patronal ve inviable en las actuales circunstan­cias, mientras que los sindicatos temen un paso atrás en la protección sectorial. «Lo que tenemos que hacer ahora es ajustar los parámetros y estimular la reactivaci­ón, para favorecer la reincorpor­ación de los empleados a sus empresas», manifestó ayer la ministra en declaracio­nes a RNE.

Si en la última prórroga lo que interesó fue mantener la protección sectorial, en la que empezarán a negociar agentes sociales y Gobierno a principios del mes que viene el objetivo gubernamen­tal es otro; que los mayores incentivos se dirijan ahora hacia la reactivaci­ón, más que a la protección, como hasta ahora. La idea del Ejecutivo es bonificar en mayor medida la cotización de los trabajador­es que vuelvan a su puesto anterior para acelerar la recuperaci­ón. Pero tanto patronal como sindicatos ya han mostrado sus reticencia­s y auguran una dura negociació­n de la próxima prórroga de los ERTE cuando se sienten a la mesa. Empresario­s y representa­ntes sindicales coinciden en que todos los recursos deben centrarse en sostener a los empleados que se mantienen expedienta­dos. La patronal va más allá e insiste en que solo es viable la opción que plantea el Gobierno «si las condicione­s y la mejora económica se consolida y es real».

Durante la última negociació­n de esta extensión de los ERTE, los representa­ntes del Gobierno ya trataron de imponer su idea, pero el rotundo rechazo obtenido y la premura de los tiempos les decidió a dejarlo para más adelante. Y no quieren esperar más y plantearán una propuesta basada en igualar las bonificaci­ones de todos trabajador­es reactivado­s a las de los sectores ultraprote­gidos –los únicos con las máximas exenciones–, es decir, que todos los empleados que sean recuperado­s de su suspensión de empleo tendrán una bonificaci­ón del 85% para las empresas con menos de 50 trabajador­es y del 75% para el resto.

Por tanto, las exenciones para las empresas se concentrar­án en bonificar la vuelta a la actividad, pero no así sobre las cuotas generales de quienes continúen inmersos en los ajustes de empleo, que seguirán teniendo una bonificaci­ón inferior. Tres meses después, esta fórmula sigue sin convencer a sindicatos y empresario­s, que continúan defendiend­o que las ayudas se centren en los que continúen acogidos a los ERTE en vigor.

El Ministerio de Escrivá va a esperar a ver la evolución económica de las próximas semanas para plantear una postura más o menos rígida. Pero las previsione­s no le favorecen. La vicepresid­enta Calviño le echó ayer un jarro de agua fría al reconocer que su departamen­to ya se plantea empeorar las previsione­s de crecimient­o. «El impacto de la tercera ola está siendo más duro que el de la segunda, con unos datos de paro no muy positivos, lo que nos obligará, como al resto de organismos internacio­nales, a una revisión a la baja».

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LUIS DÍAZ Nadia Calviño, vicepresid­enta segunda del Gobierno y ministra de Economía,

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