Lo cotidiano tejido con el hilo de lo mitológico
El Museo del Prado muestra en su exposición «Pasiones mitológicas» «Las hilanderas», una de las más inteligentes y refinadas formas de hilar lo cotidiano y lo mitológico en una obra de arte. Durante mucho tiempo, los espectadores de «Las hilanderas» pensaban estar admirando una escena de interior en un taller de tapicería. Y celebraban la maestría de Diego Velázquez, que representó tareas propias del oficio delante de un fondo con unas damas de pie ante un tapiz.
Sin embargo, en los años treinta y cuarenta del siglo XX, los historiadores expresaron su creencia de que la obra, aparentemente costumbrista, tenía un contenido mitológico que no resultaba inmediato al espectador. Efectivamente, los investigadores descubrieron que el pintor había abordado una «Fábula de Aracne» cuyas medidas se correspondían con las del fragmento antiguo de este lienzo. Y entonces, con esa información, descubrieron el truco del maestro: la escena mitológica acontece en el espacio del fondo y la escena cotidiana no es exactamente lo que parece. La diosa Palas, armada con casco, discute con Aracne, compitiendo sobre sus respectivas habilidades en el arte de la tapicería. Para cerrar el círculo de la historia, tras ellas se encuentra un tapiz que reproduce «El rapto de Europa» que pintó Tiziano para Felipe II y que a su vez Rubens copió durante su viaje a Madrid en 1628-1629. Un círculo que se cierra en las salas del Museo del Prado.