Las bodas de Carlos y Felipe, los hijos de Alfonso Cortina
Un año después de la muerte del empresario, los hermanos preparan sus enlaces ayudados por su madre, Miriam Lapique
Hoy hace un año que fallecía en el hospital Virgen de la Salud de Toledo el empresario Alfonso Cortina. Desde que se jubiló, el ex presidente de Repsol y su mujer Miriam Lapique pasaban muchos fines de semana en la finca de Retuerta de Bullaque, Ciudad Real. Y fue en este campo donde les pilló el Estado de Alarma y se recluyeron para pasar la cuarentena. Nadie imaginaba, ni amigos ni familiares directos, que formaría parte de la trágica lista de fallecidos por covid. A sus 76 años se encontraba en plena forma, feliz con su pareja, con la que se casó en la iglesia de la Encarnación de Marbella en 1979 y disfrutando de unos hijos, Carlos y Felipe, brillantes y emprendedores. Ahora son el mejor apoyo de su madre.
Cortina llevaba una vida discreta, sana y ya sin las complicaciones de su vida laboral anterior con viajes continuos a EE UU, Latinoamérica y Europa. La jubilación le sirvió para centrar su actividad en su bodega Pagos de Villagarcia que montó en 2006 gracias a los buenos consejos de su gran amigo el marqués de Griñón. «Carlos me prestó a su enólogo, lo que para un bodeguero es como ceder parte de sus secretos», contaba unos meses antes de que el mundo se cerrara por la pandemia. Junto con el aristócrata, fueron los protagonistas de una cena en la que la asociación Amavi, formada por mujeres expertas en vino, les homenajeó por su aportación a este sector.
En su caso, por unos excelentes blanco Vallegarcía Viognier y el tinto Hipperia.
Como siempre, Cortina estuvo acompañado de Miriam Lapique, el gran amor de su vida. Un matrimonio sin altibajos y con dos hijos que han seguido la estela marcada por el padre. Ambos tienen previsto contraer matrimonio este verano en sendas ceremonias privadas porque prefieren seguir siendo anónimos. Carlos, el mayor de 39 años, lo hará con interiorista Amelia Millán, como adelantó la periodista María Luisa García Moro. Felipe, que tiene dos menos que su hermano, con Carla Vega-Penichet. En este caso, las familias se conocen desde siempre. El escenario para las dos bodas será seguramente la finca de Retuerta de Bullaque, un lugar que forma parte de la vida afectiva de todos ellos.
Desde el fallecimiento del empresario, Carlos y Felipe están muy pendientes de su madre, que alterna su vida entre Madrid y Marbella, donde está su hermana Cari Lapique desde que comenzó la pandemia. Tienen casa en Guadalmina y desde siempre han hecho vida en común. Carla y Caritina Goyanes se han criado con ellos desde niños.
A diferencia de las primas, los hijos de Alfonso Cortina han marcado sus territorios y no quieren ser personajes conocila dos. Estudiaron en el Liceo Francés y acudían al centro escolar en autobús. «Claro que les podía llevar el chófer de casa, pero tanto Alfonso como yo quisimos que estuvieran pegados a la realidad y tomaban todos los días su ruta para llegar al Liceo», contaba Miriam muy orgullosa de la evolución tanto personal como laboral de sus retoños.
Dos currículos brillantes
Estudiaron en Cunef, un centro privado de estudios empresariales y financieros, y ampliaron su curriculum en la Universidad de Berkeley y Columbia, y un MBA en la NYU Stern School of Business. Felipe vivió durante varios años en Nueva York y decidió dejar su puesto de directivo para crear su propia empresa, que nada tenía que ver con lo que había hecho hasta ese momento. Así, fundó en 2014 junto a su amigo Alvaro Gomis la firma de calcetines Jimmy Lion, que ahora tiene franquicias por toda España, también en Nueva York, México y Europa, y cuenta con un activo total de 1,6 millones y unas ventas superiores a los dos millones y medio de euros, según el Registro Mercantil.
La trayectoria de Carlos es muy parecida a la de su hermano y también completó sus estudios financieros con un MBA en administracióndeempresasenlauniversidad de Columbia. Una vez finalizó el master, volvió a España, donde ejerció de analista y más tarde entró a formar parte en el gabinete de presidencia del grupo Endesa. Después se instaló en Londres para trabajar como socio de Península Capital Advisor, un fondo de capital de riesgo liderado por el presidente de Endesa. Dejó el Reino Unido para instalarse definitivamente en Madrid.