No a la «batasunización» de la vida pública española
Que más de cuatro décadas después de la recuperación de las libertades democráticas en España haya que reivindicar el derecho a la representación política y a la libre expresión de las ideas, y reclamar el deber de neutralidad de las instituciones públicas demuestra, sí, la existencia de una anomalía, ni nueva ni espontánea, que es la que representan las formaciones de la extrema izquierda española, siempre atentas a la búsqueda de la exclusión de aquellas ideas y formaciones que perciben como un peligro para sus espacios hegemónicos. Ayer, VOX fue objeto de las tácticas de acoso, insultos insultos y, finalmente, agresión depuradas por los proetarras en el País Vasco y, luego, extendidas a Cataluña. Unidas Podemos ha pretendido desde siempre la «batasunización» de la vida pública española, porque sabe que sólo en un clima de crispación, de enfrentamiento callejero, donde no se debaten ideas ni proyectos, puede pasar inadvertida la inanidad de su programa político.
Es imperativo que las fuerzas de izquierda, que se dicen moderadas, hagan un esfuerzo de reflexión sobre la parte que les corresponde en esta deriva, que, como se vió ayer en Vallecas, no está exenta de alcanzar cotas de violencia indeseables. Y no valen las excusas al uso de la «provocación». El ejercicio de la libertad no admite más condicionamientos que el respeto a la ley.