LOS OTROS AÑOS VEINTE: MODA PARA DESPUÉS DE UNA CRISIS
La firma de lencería femenina Andrés Sardá inauguró ayer con paso firme la pasarela «MBFWM», un espacio donde el optimismo se intenta imponer a los tiempos de la pandemia
LaLa pasarela de la moda madrileña comenzaba ayer tras su aplazamiento el pasado enero por la tercera ola de la COVID-19. En pleno mes de abril estemos hablando de desfiles al ritmo de los sones de los años 20, una tendencia que preconiza o anhela un mundo desinhibido tras los confinamientos. La diseñadora Nuria Sardá abrió Mercedes Benz Fashion Week Madrid con un desfile que recuperaba el ambiente de aquella década. La idea, según confesaba, era comenzar a construir un futuro donde, a su entender, la gente va a tener ganas de divertirse y de olvidar los malos momentos por los que estamos pasando: «Queremos ser optimistas», asegura. «Pensamos que cuando todo esto termine va a haber una explosión de vida y todos vamos a tener muchas ganas de hacer cosas». En ese «todos» ahora se engloban cada vez menos firmas, ya que la pandemia ha obligado al cierre de unos y al replanteamiento de otros, lo que hace que esta edición, más reducida que otras veces y la segunda en pandemia, sea especial. «Este año ha sido durísimo -explica la creadora catalana-, vimos cómo las ventas bajaban pero con el tiempo se ha recurrido a la ropa interior para verse guapa».
Moda con distancia social
La pandemia se nota en el ambiente del pabellón 14 de Ifema. Las modelos y el personal que trabajan allí se someten a tests de antígenos y hasta una firma de mascarillas, Béjar, ejerce de «protector» oficial de la pasarela. «Está todo más vacío», asegura la diseñadora Beatriz Claro. «Han
«Está todo más vacío. Antes teníamos cientos de invitaciones para clientes y compradores», explica Beatriz Claro
reducido el aforo más de un 30 por ciento, además de exigirte PCR, mascarillas y tener que contar con la distancia de seguridad en todo momento. Antes teníamos doscientos asientos para nuestros clientes y compradores, y ahora solo contamos con cuarenta y ocho invitaciones.. Por lo menos contamos con la retransmisión por ‘‘streaming’’ del desfile». Internet, de hecho, les ha ayudado a sobrellevar el temporal: «Hemos fomentado la venta online y han funcionado muy bien los complementos». Ahora están a la espera de recuperar las novias, otro de los sectores que suele engordar las cuentas de estas firmas de carácter artesanal: «El año pasado tuvimos muchas cancelaciones y si bien es cierto que no hemos recuperado todos los encargos que se aplazaron, sí que vemos que los clientes se animan y ven el futuro con mejor cara». «Se dice que las crisis son buenas para investigar y buscar oportunidades», recuerda Manuel García, el diseñador nacido en Villacarrillo que dirige una de las casas icónicas de la moda masculina madrileña, García Madrid. «Esta es la tercera crisis que vivo en mi carrera profesional y diré que lo que son es una putada. A mí me da pena ver cómo gente que hace muy buen trabajo no lo está pasando bien. Nosotros vamos capeando y hemos optado por una colección sin extravagancias, con un producto de calidad pensado más para durar que para Instagram. No queremos dar la nota por el mero hecho de darla». Presentó un vídeo donde se podían ver sus propuestas, como hizo el día anterior Moisés Nieto, que cambió el pabellón 14 de Ifema por la nave 16 del Matadero de Madrid para presentar sus diseños. «Seguramente el haber creado esta colección en pandemia hace que sea una de las más especiales», afirma. «Presentar esta propuesta supone un esfuerzo superior al que hacíamos antes, pero es necesario seguir trabajando para enriquecer la moda española».
Tras unas temporadas fuera, Maya Hansen regresaba a MBFWM planteando la idea de la sensualidad en un momento en el que no podemos tocarnos: «Eso lo transmitimos a través de materiales tecnológicos y futuristas, mezclados con lanas y popelines», comenta. Para ella esta era una fecha muy especial. Al comenzar la pandemia colaboró haciendo mascarillas para el hospital de Ifema y ahora vuelve al mismo espacio con sus diseños. «Veníamos de la crisis previa y partíamos de números rojos», recuerda. «Tras La Condesa, fuimos la segunda marca en hacer mascarillas, como una forma de ayudar a los demás. Pero aquello derivó en una línea de mascarillas a juego con corsés que ha triunfado y nos ha llevado a tener beneficios en 2020». No todo tienen que ser malas noticias en este curso tan extraño.
«Me da pena ver cómo gente que conozco del sector no lo está pasando bien», confiesa el diseñador Manuel García