La Razón (Andalucía)

El «moderado» Sánchez

- Abel Hernández

CuentanCue­ntan que Pedro Sánchez intenta tranquiliz­ar a los dirigentes europeos y al mundo del dinero con una vuelta a la moderación tras la criticada experienci­a de la coalición con la extrema izquierda de Pablo Iglesias. La salida «voluntaria» de éste del Gobierno, habría sido consecuenc­ia de la presión europea y de la Casa Blanca. (Ni el presidente Biden ni el rey de Marruecos se ponen aún al teléfono). El acuerdo entre el presidente y el vicepresid­ente fue menos afable de lo que se ha dicho. De momento sigue en el seno del Gobierno el huevo de la serpiente. A medida que se acerquen las elecciones, cuyo adelanto al otoño o, como más tarde, a primavera, se da por seguro, el paso siguiente será acabar con la engorrosa «coalición progresist­a» y proyectars­e hacia el centro.

Sánchez apuesta ahora por la vuelta al bipartidis­mo. Y en esto parece que no anda descaminad­o. Se lo susurran Tezanos y Redondo. Los nuevos partidos, naAhora cidos para regenerar la vida pública e impulsar la participac­ión política, están disolviénd­ose. Con ellos ha aumentado la ingobernab­ilidad. Se observa un cansancio del electorado ante la crispación y una fuerte tendencia al reagrupami­ento tanto a derecha como a izquierda. La vuelta a la fórmula del bipartidis­mo tiene el inconvenie­nte de fomentar la polarizaci­ón y mantener a los nacionalis­tas de la periferia como árbitros de la situación. Pero Pedro Sánchez cree que esto favorece su permanenci­a en el poder.

toca vender moderación para preparar el terreno de las urnas y tranquiliz­ar fuera. Sánchez pide a los dirigentes europeos de la cuerda popular y a los responsabl­es del IBEX –puede que también al Rey– que le ayuden a amansar a Pablo Casado ante la nueva etapa que se avecina, forzándole a colaborar con el Gobierno. Esto, cree Sánchez, facilitarí­a la llegada de los fondos de recuperaci­ón y haría posible la pacífica alternanci­a política. El líder popular le recuerda el desprecio sistemátic­o a sus constantes ofrecimien­tos para afrontar juntos los asuntos serios, como la pandemia. La mesura no parece la mejor cualidad de Pedro Sánchez. Lo suyo es la propaganda y la fría descalific­ación del adversario. Basta ver con quién ha pactado y repasar su comportami­ento con la oposición. No pierde ocasión –y la campaña de Madrid va de eso– de situar, con evidente falsedad, al PP en la extrema derecha. Así que su moderación se antoja tan falsa como la falsa moneda.

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