Un nuevo paso para el fin de las emisiones de gases invernadero
Después de la ratificación española del Acuerdo de París, el Senado dará el sí definitivo
Afianzar los cimientos de una España más verde es uno de los firmes objetivos de la primera ley climática aprobada en el Congreso, que fija su horizonte en una mayor resiliencia ante los impactos del clima y en el uso del coche eléctrico y de la energías limpias, y sitúa en 2050 el fin de las emisiones de gases de efecto invernadero. Cuatro años después de la ratificación española del Acuerdo de París ante las Naciones Unidas, el texto está aún pendiente de su último trámite en el Senado que, si no incluye modificaciones en el articulado, podría aprobarse rápidamente sin necesidad de ser debatida en el pleno del Congreso.
La ley parte con dos fechas clave para su desarrollo: una, 2030, cuando España deberá reducir un 23 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990 (tres puntos más del texto que el Gobierno envió al Congreso hace ahora casi un año), y otra, 2050, año para alcanzar la neutralidad climática.
La futura normativa adoptará medidas concretas para impulsar las energías renovables, el fin de las exploraciones de hidrocarburos y de la minería radiactiva, además de planes para canalizar mejor los fondos europeos de recuperación.
La norma no se olvida de las ciudades, que se prevén más verdes y respetuosas con los límites del planeta, y donde el ciudadano será el centro de las mismas habilitando zonas de bajas emisiones emisiones en las urbes, no más tarde de 2023, con el fin de reducir la contaminación atmosférica y las emisiones de dióxido de carbono.
Mitigar el cambio climático se impartirá próximamente en los colegios e institutos y se dará prioridad a una dieta sostenible en la que se primen los alimentos de temporada y proximidad para evitar el uso de productos alimenticios de terceros países y evitar así un aumento del gasto y de la huella ecológica.
Otro punto que incorpora la nueva normativa es que en 2030 deberá alcanzarse una penetración de energía renovable en el consumo de energía final de, al menos, un 42% y mejorar la eficiencia energética.