La Razón (Andalucía)

Miedo me da la respuesta de Ortega Cano

- POR JESÚS MARIÑAS

Hay tristeza, apatía y decaimient­o en el mundillo social. En la capital nada es lo que era y de los cinco festejos diarios que antes albergaban los hoteles Palace o Ritz, y también Joy Eslava, hemos pasado a la nada y hasta Paz Padilla llena la portada de «¡Hola!». ¿Tanto hemos cambiado de gustos? Mal andamos. Triste, deprimente y descorazon­ador. Nadie entiende semejante mudanza, una transforma­ción tan radical. Tampoco se explican a qué obedece y de dónde parte. ¿Qué hacer para amortiguar lo que posiblemen­te solo sea bache, una flojera pasajera, quizá resultado de confianza excesiva, descuidos o despreocup­ación y demasiada seguridad en algo tan variable como el comportami­ento social? Quizá se impone un «mea culpa» reconocien­do errores, confianza o pasotismo.

Parece tenerlo –y ojalá les dure– también el clan Rocío Carrasco-Ortega Cano. Son fuente inagotable de incidentes, riñas y renovadas y sonoras discusione­s familiares desde el principio de los tiempos. Pero no todo queda limitado a las cuatro paredes caseras. Por eso trasciende, se hace noticia, es bombazo. A la vez produce tristeza y sorpresa. Incluso hasta cierto jolgorio de los que conocen el percal y saben cómo se las gastan. Leo, y no me sorprende, el protagonis­mo conjunto de los Jurado, Carrasco y Ortega Cano. Son un no parar, rifirrafe interminab­le que no tiene fin. Acaba abriendo con sus querellas domésticas agrandadas por los medios, échenme a mí, la culpa. Detallan «la gran bronca» entre madre e hija, tal para cual, aprovechan para revelar el «verdadero motivo» del distanciam­iento entre la cantante y ex «mataó». Todo comenzó por la venta de la casa miamera de la que se desprendie­ron por 870.000 dólares, cinco mil menos de los que abonaron al adquirirla. Hicieron mal negocio. Rocío aprovecha la ocasión para atizarles donde más duele y muy convencida asegura que la boda de su madre con Ortega fue «una decisión desacertad­a». Muchos también lo pensamos y lo perdonamos y entendimos como ganas innecesari­as de protagonis­mo. Algo también aplicable y censurable a este desfasado «revival». Esperamos sin pegar ojo la respuesta de Ortega. Conociéndo­le, será apoteósica.

El clan CarrascoOr­tega Cano son fuente inagotable de incidentes, riñas y renovadas y sonoras discusione­s familiares desde el principio de los tiempos

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain