La Razón (Andalucía)

El Séneca motero

- José Luis Salas

El cordobés Mateo Barrios vende motos, «y contri más, mejor» Este es su «hobby-trabajo», porque el verdadero currelo de Mateo es algo muy serio y no admite bromas… en la Norteaméri­ca de Biden sería el equivalent­e a un agente estatal del fisco. Pero dejemos las palabrotas para otro momento. Barrios lleva colaborand­o conmigo en la radio desde hace más de 10 años. Habla de motos, su más genuina pasión que desarrolla en la Box 77 de la capital cordobesa, pero cuando saca la vena más puñetera y gamberra es en su otra sección radiofónic­a :« Economía de Barrios ». En ella le pega a diestro y siniestro. Considera justo y esencial pagar impuestos, pero se despacha a gusto con quienes no saben administra­rlos o, peor aún, lo hacen como el culo porque se piensan dueños de esos dineros, que –conviene recordar– son de todos. Este «Séneca» de chupa de cuero y Harley, se rila en la madre que parió a los chorizos del sistema, o de los que se aprovechan para pegar un inmerecido pelotazo, criticas no sólo dirigidas a políticos y sus penosos aprendices; es un genuino catalogado­r de picarescas modernas, de bajezas humanas, que haberlas hay a punta de pala. Ojo, que Mateo no es santo, y sabe mucho de las cosas chungas porque hay que convivir con ellas, las vive a diario… «No te olvides que soy pecador pero no gilipollas».

Aunque le gusta un cubata y el tabaco más que a un toro una luna llena en el campo, no dudó en apuntarse a los Sin Riders, una campaña que las compañías cerveceras iniciaron hace algunos veranos, con la que recorren España para recomendar beber «el zumo de cebada» sin alcohol cuando se conduce una moto o cualquier vehículo. Este devorador y experto en concentrac­iones moteras, apuesta públicamen­te por el turismo sobre dos ruedas, las carreteras secundaria­s, y si hace falta comer y beberse el manso cuando se llega al destino, siempre y cuando la moto quedé debidament­e aparcada hasta la mañana siguiente.

Las vivencias de este cordobés, tanto en lo económico como en lo motero son saetas de sentencia, cargadas de las puñeteras verdades de la existencia, sin trampa ni cartón, con toda profundida­d de la socarroner­ía del sur. Es como cuando se aplica a la conducción de una famosa moto: «Las Harley Davidson no pierden aceite, marcan el territorio, o con todo orgullo la lleva el cantante de Village People».

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