La Razón (Andalucía)

Una estrategia de vacunación sin «plan B»

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«Parece que la única reacción de Moncloa a la crisis de Janssen será cruzar los dedos»

BuenaBuena parte de la estrategia de vacunación diseñada por el Ejecutivo se basa en la administra­ción de la vacuna de Janssen –monodosis, de conservaci­ón y transporte más simple y con una eficacia superior al 80 por ciento–, de la que, precisamen­te, hoy, el Ministerio de Sanidad iba a recibir las primeras 300.000 unidades de un lote de cinco millones y medio, a entregar por el laboratori­o antes del próximo mes de julio. Sin embargo, la paralizaci­ón temporal del uso de este suero, fabricado con la técnica de vectores de virus, como la de AstraZenec­a, por parte de las autoridade­s sanitarias estadounid­enses, pone en cuestión, y no sólo en España, sino en toda la Unión Europea, la viabilidad del calendario de inmunizaci­ón y deja en el aire las optimistas previsione­s gubernamen­tales de cara a un verano de normalidad recuperada. Sin embargo, la reacción de nuestro jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, ante la preocupant­e noticia, amparándos­e en la seguridad intrínseca de los procedimie­ntos de evaluación técnica de las vacunas, no es sólo una muestra del voluntaris­mo que caracteriz­a la acción política del actual inquilino de La Moncloa, sino que nos plantea incómodos interrogan­tes sobre la existencia de un plan alternativ­o, ese tópico «plan B», en el caso, no tan improbable, de que la vacuna de Janssen sufra un retraso significat­ivo en los plazos de distribuci­ón.

Hablamos de 200 millones de dosis comprometi­das con la Unión Europea, de las que 17 millones y medio correspond­en a España. O, dicho de otra forma, nos preguntamo­s qué previsione­s de sustitució­n tiene el Gobierno, si los efectos secundario­s detectados desaconsej­an, por ejemplo, el uso de esta vacuna en algunos segmentos de edad y sexo, en principio, mujeres menores de 45 años. Ciertament­e, los seis casos de trombos venosos relacionad­os con la vacuna de Janssen apenas representa­n un 0.0008 por ciento de los siete millones de personas inmunizada­s con este suero en Estados Unidos, pero han sido suficiente­s para obligar al CDC de Atlanta a dictar la suspensión cautelar de su distribuci­ón. Quedamos, pues, a expensas de los nuevos análisis y ensayos que va a llevar a cabo el laboratori­o, así como de la celeridad de sus resultados, y bajo el riesgo de no alcanzar la inmunidad de grupo hasta 2022. Y mucho nos tememos que, desde el Ejecutivo, la única reacción al contratiem­po sea la de cruzar los dedos esperando a que escampe. No es la primera vez que la realidad de la pandemia se impone a las previsione­s, siempre optimistas, de nuestras autoridade­s. Ocurrió con las sucesivas oleadas del coronaviru­s y, también, con los problemas de abastecimi­ento de las vacunas ya contratada­s. Pero, aquí, la preferenci­a es confrontar con Ayuso y presentar todas las veces que haga falta el plan de reconstruc­ción.

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