Cobrar todos los meses

El colaborador del «Washington Post» Arthur C. Brooks, escribió hace poco en su columna semanal, titulada «Cómo construir una vida», sobre un tema recurrente: ¿el dinero da la felicidad? Según Brooks, en 2010 dos laureados premios Nobel de economía expusieron un informe repleto de rigurosos datos, según el cual, aunque solemos pensar que el incremento de nuestros ingresos aumentará la calidad de nuestras vidas de manera sustancial, más allá de los 75.000 dólares anuales, no existe una mayor felicidad. El pasado enero, otro prestigioso economista, adaptándose a la subida del coste de la vida, elevó la cifra hasta los 100.000 dólares, pero… volvió a resaltar, como los anteriores, que el dinero no puede comprar la felicidad hasta el infinito. A algunos les parecerá que llegar hasta esos 100.000 dólares anuales es ciencia ficción pero, hay que viajar hasta EEUU donde en 2019 el salario medio fue de 66.778 dólares, y donde la diferencia hasta ese punto de felicidad que puede lograr el dinero no estaría tan lejana. A tan solo unos 33.222 dólares. No soy capaz de establecer la comparativa exacta con España, pero entiendo que en nuestro país, para alcanzar esa felicidad material habría que sumarle un 50% al salario medio de los españoles. Si tal circunstancia fuera cierta, convendría equilibrar los sueldos para que todos viviéramos mejor. La única pregunta es ¿los economistas han contemplado las ganancias irregulares de los millones de autónomos? ¿O quizás a los autónomos les tocaría el bienestar unos años sí y otros no? Siempre que veo estos informes pienso: ¿acaso alguien ha pensado que la máxima felicidad de los autónomos sería, simplemente, la de pensar que, como los demás, cobrarán todos los meses?