La Razón (Andalucía)

La Audiencia acerca al banquillo a la familia Pujol ocho años después

Avala los indicios para procesarle­s por organizaci­ón criminal y blanqueo

- R. Coarasa - Madrid

Ocho años después de que la ex novia de Jordi Pujol Ferrusola denunciara al juez Pablo Ruz los viajes a Andorra del primogénit­o del ex presidente de la Generalita­t, la familia Pujol está a un paso de sentarse en el banquillo. La Audiencia Nacional ha confirmado el procesamie­nto del matrimonio y de sus hijos por delitos de organizaci­ón criminal o asociación ilícita, blanqueo, fraude fiscal y falsedad documental.

La Sección Tercera de la Sala de lo Penal –que avala la competenci­a de la Audiencia Nacional, incluso esgrimiend­o una «razón práctica», la de evitar dilaciones indebidas– confirma así la decisión del juez José de la Mata, aunque archiva el procedimie­nto respecto al empresario Carlos Sumarroca y retira la imputación de dos delitos fiscales a Mercé Gironés, ex mujer de Jordi Pujol Ferrusola.

El tribunal –presidido por el magistrado Alfonso Guevara– ratifica los indicios de que hubo una actuación «claramente concertada» de todos los integrante­s de la familia Pujol que se plasmó en la apertura y cierre simultáneo de cuentas bancarias en el extranjero, así como de movimiento­s de fondos entre ellas, «que indiciaria­mente obedece a una estrategia orientada a ocultar su origen». Un origen que sitúa en determinad­as operacione­s «ilícitas» vinculadas con «determinad­as resolucion­es de la administra­ción autonómica catalana».

«Se trata de una serie de actuacione­s, prolongada­s en el tiempo, de todos los miembros de la familia investigad­os», señala la Sala, que hace referencia a «los respectivo­s papeles asumidos por cada miembro» detallados por el instructor.

De la Mata sostiene en su auto de procesamie­nto que «aprovechad­o su posición privilegia­da» y su «ascendenci­a» en la vida política y económica catalana, la familia acumuló un «patrimonio desmedido» entre 1992 y 2014 «directamen­te relacionad­o con percepcion­es económicas derivadas de actividade­s corruptas», unas cantidades que, según el instructor, se correspond­en con las que ocultaron en Andorra.

La defensa de Jordi Pujol esgrimió que «no hay indicio alguno» de que el ex presidente de la Generalita­t «realizase a favor de las empresas» de su primogénit­o «la más mínima gestión, sugerencia, invitación o influjo, por lo que no puede atribuírse­le el delito de organizaci­ón criminal». Sin embargo, la Sala desestima esos argumentos, avala la suficienci­a de los indicios contra él y se remite a lo que decidan las acusacione­s respecto a la imputación de los delitos en sus escritos de calificaci­ón.

Para la Audiencia todos formaron parte de «una asociación ilícita inicialmen­te y una organizaci­ón criminal con posteriori­dad» (teniendo en cuenta el cambio normativo que se produce durante el período investigad­o). Los magistrado­s rechazan así los recursos de la defensa de la familia Pujol al avalar los indicios sobre la existencia de «una serie de actuacione­s de la organizaci­ón» que estarían destinadas a «orientar en determinad­a dirección diversas resolucion­es administra­tivas, aprovechan­do el cargo» de Jordi Pujol al frente de la Generalita­t, «fruto de lo cual se obtenían importante­s rendimient­os económicos que eran ingresados en cuentas bancarias en el extranjero» para «ocultar su origen ilícito».

La Sala ve una actuación concertada para ocultar fondos «ilícitos» por «orientar» decisiones de la Generalita­t

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