La Razón (Andalucía)

El PP sitúa a Albert Rivera en el futuro equipo de Casado

Ficha a Marcos de Quinto, ex dos de Cs, para su grupo de formación parlamenta­ria La OPA de Génova a los naranjas sigue y se acelerará tras las elecciones de Madrid

- Carmen Morodo - Madrid

Los movimiento­s de Génova y de Albert Rivera asientan cada vez con más fuerza en el PP la idea de que el ex líder de Ciudadanos se encamina a terminar en el equipo de Pablo Casado. Sería su regreso a la política, que es lo que le sigue «tirando», por la puerta grande del principal partido de la oposición. Los gestos llevan meses produciénd­ose, los contactos son crecientes, y hasta la dirección nacional popular acaba de «fichar» al que fuera el gran «fichaje» estrella de Rivera en 2019 para las generales de abril, el ex directivo de Coca Cola Marcos de Quinto. Es una estrategia global de absorción de cargos de Cs y, a poder ser, también de las estructura­s del partido naranja por parte de Génova.

Los movimiento­s de Génova y de la otra parte «contratant­e», de Albert Rivera, asientan cada vez con más fuerza en el PP la idea de que el ex líder de Ciudadanos (Cs) se encamina a terminar en el equipo de Pablo Casado. Sería su regreso a la política, que es lo que le sigue «tirando», por la puerta grande del principal partido de la oposición.

Los gestos llevan meses produciénd­ose, los contactos son crecientes, y hasta la dirección nacional popular acaba de «fichar» al que fuera el gran «fichaje» estrella de Rivera en 2019 para las generales de abril, el ex directivo de Coca Cola Marcos de Quinto. Fue el «número dos» de su lista. El mensaje interno que llegó el pasado día 19 a los diputados del PP ha sido un razón más en la suma de argumentos que lleva al PP a avalar la tesis de que hay un proceso que puede terminar con Rivera al lado de Casado. Cuando Inés Arrimadas llegó a la Presidenci­a de Cs, De Quinto anunció que abandonaba la política por discrepanc­ias.

En el citado mensaje difundido entre el grupo popular, la secretaria general adjunta, Isabel Borrego, informaba de la convocator­ia a otra de las reuniones de la iniciativa de formación Agora Parlamenta­ria, para el pasado miércoles, y con De Quinto como ponente. La elección, precisamen­te, de este perfil de ponente, contratado, se ha interpreta­do como un movimiento más dirigido desde la dirección nacional dentro de la estrategia global de absorción de cargos de Cs y, a poder ser, también de las estructura­s del partido naranja.

«Casualidad­es no existen en política», se oye en la bancada popular. De Quinto se une a la decisión deGé nova de encargarla redacción de los recursos de in constituci­onalidad al despacho de abogadosde Rivera, Martín ezEchev ar ría & Rivera. La presentaci­ón de estos recursos suele ser cara. Y hay que añadir otro gesto, dirigido desde la Comunidad de Madrid, con el beneplácit­o de Génova: abrirle las puertas de la Universida­d Cisneros. El fichaje de Rivera para su Patronato se publicó en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid el 13 de abril. Además de formar parte de ese patronato, dirigirá el nuevo Instituto de Liderazgo y Formación Política en el Centro Superior de Enseñanza de la Cardenal Cisneros, adscrito a la Universida­d Complutens­e. La Cardenal Cisneros es la universida­d en la que Pablo Casado aprobó el 70% de la carrera en dos años y salió licenciado en 2007, tras dejar ICADE.

Quienes mantienen relación con

Rivera sostienen que «se aburre», y que lo que «de verdad le gustaría, es volver a la política». La puerta de su partido está cerrada. No sólo eso. Las elecciones de Madrid colocan en el tablero político un importante interrogan­te sobre el futuro de Cs. Si no entran en la Asamblea, es previsible que el proceso de descomposi­ción se precipite, aunque Arrimadas niega en público y en privado que vaya a dimitir. Si salvan las elecciones y agarran al menos el 5% del voto, los naranjas ganarán tiempo, pero con un futuro complicado.

En esas dificultad­es interviene directamen­te el entorno de Rivera. Hasta el punto que hay quienes le señalan como el ideólogo, en colaboraci­ón con la Secretaría General del PP, del proceso de captación de dirigentes y cargos naranjas para desestabil­izar a la marca de Arrimadas tras la moción en Murcia. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, se apoya en esta OPA hostil en el ex senador naranja Fran Hervías. Fue secretario de Organizaci­ón de Rivera, el «factótum», que controlaba al partido y que aún hoy maneja su agenda territoria­l. Muy útil en estos momentos para Génova. Parece que la relación con Rivera no terminó tan bien como empezó.

Todo este cuadro confirma un dibujo en el que la sombra de Rivera sobrevuela el golpe de mano que Génova ha dado ya, y quiere seguir extendiend­o, a la estructura territoria­l de Cs. Y, en reciprocid­ad, son obvios los gestos del PP hacia Rivera, que algunos ven «en pago a sus servicios».

Este acercamien­to entre el PP de Casado y Rivera levanta sarpullido­s en el viejo PP de Rajoy, y directamen­te en el ex presidente. La relación de Rajoy con Rivera fue mala en lo político y en lo personal, y era habitual que el ex líder de los populares se desahogara con duros descalific­ativos hacia Rivera.

La estocada a Rivera se la dieron las generales de abril de 2019, pero el remate vino con la negociació­n postelecto­ral tras las autonómica­s y municipale­s de ese año. Rivera, que venía de una estrategia de creerse que estaba llamado a liderar la derecha, el «no es no» a Sánchez, optó por imponer en la negociació­n con el nuevo PP el criterio que llevó a que Casado se hiciera con el control de todos los gobiernos de coalición en reparto, a cambio de nada. «Gratis», como dicen en el PP. Murcia, ha caído ya. Madrid, cayó, Se mantienen el de Andalucía y el de Castilla y León.

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EFE El que fuera líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quiere volver a la vida política

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