PESCA CON MALAS ARTES EN AGUAS ESPAÑOLAS
LaLa alerta, triste, la dieron los despojos de siete delfines que la corriente llevó a las costas de Ceuta. Los restos de los cetáceos habían sufrido cortes y mutilaciones, típicas de las que causan las redes de deriva. Pronto, la Guardia Civil del Mar montó un operativo de cerco sobre media docena de pesqueros marroquíes, tipo patera, que faenaban a la altura de Santa Catalina y La Bolera, entre Punta Almina y el bajo Isabel, zona de frecuente paso de especies migratorias, como el atún rojo, en la puerta oriental de El Estrecho. Se les intervino aparejos de pesca prohibidos por la Unión Europea, así como algunos ejemplares de pez espada, también bajo protección de las leyes medio ambientales. Las redes de deriva, que miden más de 2,4 kilómetros de longitud y pueden calar hasta una docena de metros bajo la superficie, son especialmente dañinas para la fauna marina. En el mallaje quedan atrapados peces luna, cetáceos, tortugas marinas, amén de ser un instrumento que diezma las poblaciones de atún, como ya hicieron los italianos en su tiempo con el pez espada. Hay una moratoria de uso dictada por Naciones Unidas, pero en el Índico, las flotas asiáticas siguen usándolas sobre los bancos de atún de cola amarilla. La Benemérita, que entre sus misiones tiene la de protección de la naturaleza, tanto en tierra como en el medio marítimo, llevó a los marroquíes a puerto y les endosó las correspondientes sanciones, que casi nunca, por no decir nunca, se pagan. En la imagen, las embarcaciones alauíes, mientras se sometían a inspección en la dársena del puerto de Ceuta. Hubo que utilizar una grúa para levantar las redes.