La Razón (Andalucía)

«Mis hijos comen hamburgues­as una vez al año»

Manchego, cocinero, chef del Bohío y jurado de Masterchef. Para él la cocina es un «lugar donde sentirme seguro»

- POR NEMOLATO

LeLe gusta comer. Comer con los dedos. Y disfruta. Es un hecho. Una gozada verlo para el que es cocinero. Pero es que él también lo es. Chef. Con estrella. Y televisivo. Y manchego. De la misma localidad en la que se casaron Julio Iglesias e Isabel Preysler. Aquello, cuenta, le pilló en pañales. Años después, en «Masterchef Celebrity» enseñaría cocina a la heredera del «charme» filipino más castizo, Tamara Falcó. Porque su sabiduría en los fogones es insondable. O quizás no tanto. No sabe ni le importa lo que sea el umami o el sashimi. Él es Pepe Rodríguez y si Dulcinea existiera, estaría gorda de alegría sentada en la mesa del Bohío, su restaurant­e de Illescas, Toledo.

–Si le digo que voy a esferifica­r migas, usted qué me dice.

–No me invite a comer ese día.

–Confiéseme, a la clase de uso del cuchillo y el tenedor usted hizo pellas, ¿no?

–Los utilizo cuando son necesarios. Pero comer con los dedos no es de mala educación.

–Dígame, el día que se casó Julio Iglesias en su pueblo con

Isabel Preysler, ¿dónde estaba usted?

–Yo estaba en pañales.

–Lo suyo con las cocinas es como de película de Hollywood: de camarero a su pesar a estrella Michelin.

–No soy el único, eh. En la alta gastronomí­a hay gente que viene de cualquier disciplina. No es tan difícil…

–Reláteme ese vicio inconfesab­le (puede ser gastronómi­co) que se prohíbe a sí mismo…

–Ya no como callos a las doce de la noche. Antes lo hacía y ya no.

–¿Muslo o pechuga?

–¿Y por qué no las dos cosas? Hay momentos para todo.

–¿Duelos y quebrantos o sashimi?

–Nunca hubo un plato tan legitimado en El Quijote como Duelos y Quebrantos. ¿Qué es el sashimi?

–¿Dulce o salado o umami?

–¿Quién sería el puñetero que se inventó lo de umami? ¡Pero qué pereza!

–Ese lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiso acordarse don Quijote no era el Bohío, ¿no?

–Entiendo que no. Aunque a veces hemos hecho alguna pifia que era para salir corriendo, me temo que no.

–¿Es cierto que lo clásico puede ser moderno?

–Lo clásico siempre vuelve a ponerse de moda. Es cuestión de tiempo.

–Por cierto, ¿no se cansa usted de ir siempre vestido de negro? ¿O es por estilizar la figura?

–Exigencias del guión. Ya me gustaría ir vestido de otra cosa, no me dejan.

–Tiene que elegir un mal menor: ¿hidratos, sal o grasas?

–¡Grasa! Y grasa noble.

–Cuál es ese alimento que por muy caro que sea a usted ni fu ni fa.

–Soy una persona humilde y sencilla, solamente como y bebo lo mejor.

–¿Es verdad que el azafrán está sobrevalor­ado?

–¡No! Para nada. Lo que está es poco utilizado.

–¿Su madre le obligaba a comer verduras o era el típico rarito al que le gustaban las alcachofas y las acelgas?

–No, me encantan. Todo lo que sea verde funciona perfecto al lado del cuarto de lechazo.

–¿En casa del herrero, cuchillo de palo? Es decir, caldo de ocho horas de reducción o una pastillita de concentrad­o y andando?

–Solamente pierdo tiempo en comer bien. ¿Cómo voy a echarle una pastillita al caldo?

–Dígame un menú con el que enamorar..

–Callos, gachas, gazpachos manchegos… En fin, todo aquello con lo que se nos queden pegados los labios.

–¿Sus hijos son de hamburgues­a con mucho kétchup o le han salido sibaritas?

–Mis hijos son bastante normales. Una vez al año comen hamburgues­as.

–Su mujer le ha dicho alguna vez algo del tipo: Pepe, rey, esto no está bueno…

–No, es bastante prudente. Yo creo que se ha callado. Alguna vez debo haber metido la pata, pero creo que está contenta con lo que cocino.

–¿Cuál es la mayor estupidez que se ha dicho de usted y sin embargo, no le apetece desmentir?

–Se tienen que haber dicho tantas, que no puedo desmentirl­as todas.

–¿Qué es lo que más le chifla y lo que más le amuerma del amor?

–Como en la canción, «Me cago en el amor».

–¿Qué quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar?

–Todavía sigo siendo un aprendiz en materia de sexo.

–Ese lugar donde se quita usted la faja...

–En los restaurant­es serios e importante­s, para comer más.

–Esa tapa y ese sitio donde comerla.

–Te daré dos opciones: la ensaladill­a rusa del Doble, en Ponzano, y las setas a la parrilla de La Ponderosa, en Cuenca.

–¿Y qué representa la cocina para usted?

–Muchas cosas. Una manera de vivir y de relacionar­me, un espacio donde habitar y un sitio donde me encuentro seguro.

–¿Y la televisión?

–Un medio maravillos­o donde divertirme.

–¿Se ve en «Maestros de la costura», en «Supervivie­ntes» o en La isla de las Tentacione­s?

–¡Por Dios! En la Isla de las Tentacione­s.

«Siempre voy vestido de negro por exigencias del guión. Ya me gustaría ir vestido de otra cosa, pero no me dejan»

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