La Razón (Andalucía)

La otra campaña

Los expertos señalan que en función del canal, la temática o la composició­n de su electorado, los partidos dedican más esfuerzos a Twitter, Facebook o Instagram

- POR SUSANA CAMPO MADRID

«Arrancamos la campaña. Síguelo en redes». Este fue el mensaje que uno de los partidos que se presenta a las elecciones en la Comunidad de Madrid el próximo 4 de mayo escribió en uno de sus perfiles. Atrás quedaron aquellos tiempos en que los candidatos, brocha en mano, esperaban hasta la medianoche para iniciar la tradiciona­l pegada de carteles. En plena era digital y en medio de una pandemia, las redes sociales son el principal escaparate de los programas electorale­s de los partidos. Todos, sin excepción, acuden a ellas para publicar sus mensajes, vídeos o retransmit­ir por «streaming» sus actos presencial­es que en esta campaña se están reduciendo a la mínima expresión con actos pequeños en plazas o parques en los que el aforo es reducido. La digitaliza­ción de la campaña supone, además, una inversión bastante menor en comparació­n con el alquiler de grandes espacios, aunque las formacione­s también destinan a ella parte de su presupuest­o para la campaña.

En la batalla virtual por conseguir votantes que acudan presencial­mente a votar no todos los candidatos empiezan en las mismas condicione­s. Puede decirse con rotundidad que Podemos y Pablo Iglesias juegan con ventaja ya que desde que irrumpiero­n en la escena política convirtier­on a las plataforma­s digitales en sus aliadas para darse a conocer. Prueba de ello es que en sus inicios cuando empezó a emitirse su programa «LaTuerka» en una televisión comunitari­a vallecana conseguían un enorme impacto porque algunos de sus minutos se convertían en «trending topic». Otro ejemplo que refleja a la perfección el manejo que hace Iglesias de las redes es que sus principale­s anuncios políticos los publica directamen­te en su cuenta, lo que le permite evitar el filtro de los medios de comunicaci­ón a los que tanto critica por su falta de neutralida­d. Así, por ejemplo, cuando abandonó la vicepresid­encia del gobierno para encabezar la lista de su partido publicó el anuncio en su cuenta de Twitter. En declaracio­nes a LA RAZÓN, la consultora política Carmen Beatriz Fernández asegura que «en general en la política española quienes han sido más agresivos y quienes han venido haciéndolo mejor son Podemos y Vox. Son digamos los partidos más digitales y que han sabido sacarle mayor provecho a las redes y sus plataforma­s. Sin embargo, en el caso de Madrid, la presidenta Díaz Ayuso ha hecho un buen manejo de las redes sociales» Si comparamos los datos de uno y otro, Iglesias gana por goleada a Ayuso. Así, la presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección cuenta con 486.000 seguidores en la red social del pajarito azul, mientras que Pablo Iglesias aglutina a 2,6 millones de personas.

El papel de estos medios en las elecciones es mucho más relevante de lo que nos podamos ima

ginar. Por ejemplo, se ha demostrado que uno de los factores que influye en la intención de voto es que suene el nombre de los candidatos. Antiguamen­te eso dependía de la cobertura que la prensa y los medios quisiesen hacer de cada uno, o de los recursos del partido. En cambio, ahora los candidatos tienen un canal directo de comunicaci­ón con los votantes, y un control sin precedente­s sobre la imagen que se proyecta de ello. Rebecca Rico, directora de Escucha Social Avanzada y Digital Intelligen­ce de Atrevia, subraya que «gracias a los avances de la tecnología como la escucha social y la automatiza­ción de marketing, pueden segmentar su comunicaci­ón casi al milímetro creando una comunicaci­ón personaliz­ada con millones de personas». Esta situación, tal y como recuerda la experta, choca frontalmen­te con los mecanismos de control propios de la vida analógica ya que para las redes se aplican las mismas normas que para el resto de comunicaci­ón electoral.

«Si bien la Junta Electoral no realiza un seguimient­o preventivo de la actividad en las redes, sí interviene para garantizar que el proceso electoral se desarrolle conforme a los principios de pluralismo político, transparen­cia, objetivida­d e igualdad».

Por ejemplo, en febrero de este año, Twitter suspendió temporalme­nte la cuenta de

VOX, y el partido acudió a la Junta Electoral Central alegando que con ese acto se habían vulnerado dichos principios así como el derecho de participac­ión política del candidato. En este nuevo ring en el que se han convertido las redes, en términos de tamaño de su comunidad de seguidores, Pablo Iglesias es líder en Instagram, Facebook y Twitter, seguido por Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio; lo que nos indica que sus comunicaci­ones tienen mayor alcance. El candidato con menos seguidores en general es Edmundo Bal, aunque es importante destacar que Ángel Gabilondo no tiene cuentas propias, y su equipo (Equipo Gabilondo) sólo tiene cuenta en Twitter. Si nos centramos en su actividad en el último mes, Mónica García ha sido la más activa de todos en Twitter, seguida por Iglesias y Monasterio. Por su parte, Pablo Iglesias ha liderado en Instagram duplicando la actividad de Bal, y también ha sido el más activo en Facebook.

No en vano, según explica la experta Carmen Beatriz, en el análisis de Google Trends, indicador de como se mueve el ciber espacio, «Ayuso está por encima de Gabilondo e Iglesias». Además, según señala, el impacto de sus publicacio­nes es a nivel nacional, «algo que no pasa con los otros candidatos».

Según los expertos consultado­s, uno de los factores que explican el gran impacto de las redes en el mensaje político se debe también a la pandemia ya que durante el último se convirtier­on en una ventana al exterior y un referente para la ciudadanía a la hora de informarse.

Las redes son un canal directo de comunicaci­ón con los votantes y les brindan un control sobre la imagen que proyectan

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