La venganza de Cummings contra Johnson
Tras las explosivas acusaciones de falta de integridad, la oposición (y algunos «tories») demandan que se investigue al primer ministro
Hubo un tiempo en el que Dominic Cummings llegó a ser el hombre intocable, el asesor que más poder había cosechado nunca dentro de Downing Street, la figura que, en definitiva, movía a su antojo los hilos del Gobierno. Era excéntrico, egocéntrico y despiadado. Pero el «premier» Boris Johnson tenía fe ciega en él porque había conseguido dos logros históricos: la victoria del Brexit y una mayoría absoluta para el Partido Conservador en las últimas generales de 2019, que no se vivía desde los tiempos de Thatcher. Pero la relación entre ellos acabó mal. Muy mal. Y ahora se han declarado la guerra. Johnson acusa al que fuera su mano derecha de estar detrás de las filtraciones que implican ahora al primer ministro en escándalos de todo tipo. El estratega niega ser la mano negra y acusa ahora a su antiguo jefe de actuar «de una manera alocada y totalmente inmoral».
En plena campaña electoral (el 6 de mayo se celebran elecciones parciales en Reino Unido), el Partido Laborista y los independentistas escoceses han aprovechado las escandalosas revelaciones y han pedido que se investiguen los posibles casos de corrupción filtrados por Cummings, que el viernes cargó contra su antiguo jefe y le reprochó «falta de competencia e integridad». Entre otras cosas, el líder «tory» ha sido acusado de tratar de pagar las reformas de su apartamento oficial en Londres con fondos no declarados de simpatizantes del partido y de conceder contratos públicos y dar trato de favor a empresarios y políticos afines –lo que él rechaza–.
El líder laborista, Keir Starmer, pidió ayer «sacar a la luz del sol» la supuesta dirección «amiguista» de Johnson, de la que dijo: «Francamente, apesta». La ministra principal de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, exigió investigar «los trapicheos» del Gobierno del primer ministro, y abundó en que «el hedor a corrupción se está haciendo insoportable».
Pero también, varios «tories» respaldaron que se examinen las decisiones del líder conservador, entre ellos el ex fiscal general Dominic Grieve, que declaró que la confusión generada refleja «el caos» que Johnson provoca a su paso debido a su «falta de integridad». Actualmente, hay en marcha varias investigaciones parlamentarias sobre posibles conflictos de interés en el Ejecutivo, y la Comisión Electoral examina si el dinero utilizado para renovar el piso donde vive Johnson, de 56 años, con su novia, Carrie Symonds, de 33, y el hijo de ambos debió declararse en virtud de la ley de financiación de partidos.
Cummings, cesado en noviembre por luchas internas, arremetió el viernes en su blog contra el jefe del Gobierno, después de que el entorno de este lo acusara, según él injustamente, de haber filtrado en 2020 información gubernamental a la prensa. Una de sus alegaciones es que Johnson tenía un plan «poco ético, estúpido y posiblemente ilegal» para que simpatizantes «tories» «pagaran secretamente» por la reforma de su piso en el número 11 de Downing Street (donde reside al ser más amplio que el que hay sobre su despacho oficial, en el número 10), valorada, de acuerdo con la prensa, en unos 230.000 euros. Cummings reveló también que el líder «tory» intentó frenar una investigación interna sobre quién del Gobierno había filtrado a los medios que impondría un segundo confinamiento por la pandemia, al percatarse de que el culpable podía ser un amigo de su novia, el asesor Henry Newman.