La receta de Tenerife para vivir más
La esperanza de vida ha caído hasta los niveles de 2000 por el impacto de la pandemia: España pierde cerca de dos años y solo Canarias se salva
La esperanza o expectativa de vida es el indicador de mortalidad más común y conocido, y se utiliza para capturar la dinámica de la mortalidad a lo largo del tiempo. Como valor, representa el promedio de vida esperado de un individuo en una condiciones determinadas que, presumiblemente, se mantuvieran fijas. Por ello, es una de las variables a las que la pandemia ha afectado de forma explícita.
Una reciente encuesta de Eurostat coloca a España como el país de la UE donde más se ha reducido esperanza de vida: 1,6 años. Se trata de descenso más importante que nuestro país ha experimentado desde la Guerra Civil, a finales de los años treinta. Aunque la mayoría de los estudios sobre los impactos en la mortalidad se han realizado a nivel nacional, comparando país con país, existe una amplia evidencia sobre lo heterogénea que ha sido la incidencia de la covid en las regiones que los conforman.
Por ello, un grupo de investigadores, liderado por Sergi Trias, del Centre d’Estudis Demogràfics de la Universidad de Barcelona, ha analizado, con datos nacionales, los cambios estimados en la esperanza de vida provincia por provincia. «Para ser lo más precisos posibles comparamos la solidez de nuestros resultados específicos de las distintas provincias con la incidencia acumulada de la infección, utilizando datos regionales del estudio español de seroprevalencia Enecovid», señala Trias. Ahora, ese trabajo se ha publicado en la web especializada medRxiv, un archivo de manuscritos médicos aún no revisados por otros científicos que está ligado a la estadounidense Universidad de Yale.
Los resultados muestran que la media de expectativa de vida «perdida» en España es superior a los 2 años, algo que se relaciona directamente con el exceso de mortalidad en 2020, cifrado en más de 106.000 personas por la Estadística del Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por provincias, el record de años de vida perdidos se dio en los hombres de Segovia (3,5), mientras que, para las mujeres, el mayor descenso se observó en Salamanca (2,8 años). Por provincias, el récord de años de vida perdidos se dio en los varones de Segovia (3,5 años), mientras que, para las mujeres, el mayor descenso se observó en Salamanca (2,8 años). Los descensos en las provincias más afectadas devolvieron la esperanza de vida a los niveles vistos hace 15-20 años. Por ejemplo, la expectativa de vida en Segovia y Salamanca de hombres y muejeres cayó a los niveles de 2003/2004 y 1999/2000, respectivamente. En Madrid y
Barcelona, la esperanza de vida estimada en 2020 se asemeja a la de los años trascurridos entre 2005 y 2008.
«En las primeras semanas de 2021, la tercera ola también ha producido un exceso de mortalidad mortalidad observable a nivel nacional, pero este impacto difiere del que mostramos en el estudio. Por ejemplo, las provincias de la Comunidad Valenciana se vieron muy afectadas, mientras que su impacto en 2020 fue uno de los más pequeños. Esto indica que es posible que la esperanza de vida para 2021 no se recupere completamente a los niveles de años anteriores», señala Manuel Franco, epidemiólogo y portavoz de la
Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).
Por el contrario, en regiones como Canarias o algunas provincias gallegas, el impacto de la pandemia fue mucho menor entre marzo y abril del año pasado en comparación con las regiones del centro del país. De hecho, en las dos provincias del archipiélago canario, Tenerife y Gran Canaria, no solo no se ha reducido la expectativa de vida de sus habitantes durante este año, sino que ha aumentado, 1,1 y 0,6 años para hombres y mujeres, respectivamente.
¿Cómo se consigue algo así en medio de una pandemia? Antonio Sierra, catedrático de Microbiología, Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de la Laguna y miembro del Comité Científico que asesora al Gobierno de Canarias en el abordaje de la crisis sanitaria, ofrece algunas claves. «Pueden haber influido diversos factores en estos resultados. En mi opinión, uno de los más importantes ha sido la apuesta del Gobierno de Canarias por crear un Comité de Emergencia Sanitaria desde el inicio de la pandemia. Un grupo-con nombres y apellidos, y visibilidad públicaintegrado por seis personas: el director del Servicio Canario de Salud y el director general de Patrimonio y Contratación del Gobierno de Canarias, como coordinadores, y cuatro catedráticos (tres de Medicina y una de Economía de la Salud)». Se reunían días alternos (tres o cuatro veces a la semana) y, gracias a ese esfuerzo y al apoyo del Gobierno canario, Sierra reconoce que «hemos podido trabajar de un modo muy rápido y eficiente».
Pero hay más. «También ha sido decisiva la restricción de la movilidad (interna, con la Península e internacional) que, obviamente, ha jugado a nuestro favor a la hora de mantener una mortalidad y letalidad del virus bastante baja, además de un número de contagios por debajo de la media del país. Yo siempre digo que esta es la única parte positiva de todas las decisiones que hemos tomado, porque, socioeconómicamente, las restricciones han destruido una comunidad autónoma cuyo PIB depende, en un 40%, del turismo», explica. Y así es. En Tenerife, el «agujero» que ha dejado la covid es de 65 millones de euros. El verano de 2021 será clave en su recuperación.