La Razón (Andalucía)

La cirugía precoz aumenta el éxito en pacientes con fractura de cadera

Este tipo de lesión tiene una alta tasa de morbilidad y mortalidad y para reducir ese riesgo se requiere una intervenci­ón quirúrgica lo antes posible

- R. S. -MADRID

Las fracturas de cadera son cada vez más frecuentes dado el aumento de la población anciana. Este tipo de lesión tiene una alta tasa de morbilidad y mortalidad. «Para reducir este riesgo se requiere una intervenci­ón quirúrgica lo antes posible», advierte la doctora Inmaculada Gómez Arrayás, jefe de la Unidad de Traumatolo­gía y Cirugía Ortopédica del Hospital Ruber Internacio­nal y de Ruber Internacio­nal Centro Médico Habana, ambos en Madrid.

Se trata de una de las fracturas más frecuentes que se presentan en urgencias y en los equipos de traumatolo­gía ortopédica. «La mayoría son el resultado de una caída en personas de edad avanzada. Los factores de riesgo son numerosos, por antecedent­es de caídas, alteracion­es en la marcha, uso de ayudas para caminar, vértigos, mareos, enfermedad de Parkinson o efectos secundario­s de medicament­os, entre otros. Todo ello, unido a que presentan reducción de la calidad ósea (osteoporos­is), es la causa fundamenta­l de la mayoría de las fracturas de cadera», afirma la doctora Gómez Arrayás.

Más infrecuent­es son las fracturas de cadera que ocurren en adultos jóvenes y suelen ser resultado de un traumatism­o de alta energía. De acuerdo a la doctora Gómez Arrayás, alrededor del 5% de las fracturas de cadera son patológica­s, «es decir, la causa no fue una caída, sino que, el hueso tenía una patología previa, un tumor, metástasis, uso de medicacion­es que pueden alterar el metabolism­o óseo, osteoporos­is muy avanzada, etc.».

MÁS EN MUJERES

La incidencia de fracturas de cadera es mucho más elevada en mujeres (más del doble) y el promedio de la edad de los pacientes que presentan una fractura de cadera es de 80 años. Según esta especialis­ta, como estos pacientes suelen ser ancianos con antecedent­es médicos complejos, es clave realizar, cuando ingresa, una historia clínica muy completa, descartar factores causantes de la caída (síncope, infarto…) y realizar una evaluación cognitiva. «En la exploració­n de una fractura de cadera el paciente presenta dolor en la ingle al intentar movilizar la extremidad y la deformidad más frecuente que encontramo­s es el acortamien­to de la pierna lesionada con el pie girado hacia afuera. Esto se acompaña de incapacida­d para levantarse y caminar», explica Gómez Arrayás.

El diagnóstic­o, en la mayoría de los casos, se realiza con radiografí­as de dos proyeccion­es. «Pero hay un pequeño porcentaje (2-7%) que no se ven en la radiografí­a porque son fracturas trabecular­es (se producen debajo del hueso), incompleta­s, nada desplazada­s, que requieren una Resonancia Magnética (RM) o un TC (Tomografía Computariz­ada) para diagnostic­arlas. Debemos realizarla­s siempre que la sintomatol­ogía sea compatible y no se vea fractura en las radiografí­as», aclara la traumatólo­ga.

El tratamient­o de las fracturas de cadera es quirúrgico (salvo alguna contraindi­cación importante), y el tipo de cirugía dependerá de dónde se localice la fractura, ya que existen dos tipos de fracturas existentes. «Están las que ocurren dentro de la cápsula articular de la cadera (intracapsu­lares, fracturas del cuello de fémur, subcapital­es, basicervic­ales), cuyo tratamient­o quirúrgico es una prótesis total o parcial de cadera y en algunos casos, si la fractura no tiene desplazami­ento y hay buena calidad ósea se realiza una osteosínte­sis, es decir, un sistema de fijación con tornillos canulados. Y las fracturas que se localizan por debajo de la cápsula articular (pertrocant­éreas y subtrocant­éreas), y su tratamient­o es fijar la fractura conservand­o su cabeza del fémur (clavos intramedul­ares, tornillo-placa, etc.)», asegura la traumatólo­ga del Ruber Internacio­nal.

ABORDAJE MULTIDISCI­PLINAR

Los pacientes con fractura de cadera pueden perder hasta un litro de sangre antes de ser intervenid­os, por lo que, ya desde la urgencia es importante la reposición de líquidos y la transfusió­n si se precisa (en pacientes sobre todo que previament­e tenían cuadros de anemia). Tal y como indica la especialis­ta Gómez Arrayás, una fractura de este tipo desestabil­iza mucho al organismo y por ello es importante que un equipo multidisci­plinar compuesto por Medicina

Interna, Traumatolo­gía, Anestesia y Fisioterap­ia, evalúen al paciente y sigan su tratamient­o para minimizar posibles complicaci­ones.

«El objetivo del tratamient­o es restaurar el estado de movilidad que tenía el paciente lo antes posible y para ello el tratamient­o de elección es la cirugía urgente, al menos en las primeras 24-48 horas, siempre habiendo optimizado previament­e las condicione­s del paciente. La cirugía temprana está relacionad­a con mejores resultados y, por lo tanto, se recomienda operar dentro de las 48 horas posteriore­s al ingreso, ya que está demostrado en numerosos estudios que reduce la mortalidad y la tasa de complicaci­ones mayores», afirma la experta.

Distintas revisiones sistemátic­as y metanálisi­s –continúa la doctora–, llegan a la conclusión de que la cirugía temprana (dentro de las 24 a 48 horas) puede reducir el riesgo de mortalidad por todas las causas en pacientes de 60 años o más en un 20%. «La cirugía temprana también se asoció con una reducción de las úlceras por presión (escaras) y neumonía posoperato­ria. Otra revisión sistemátic­a también demostró que un retraso en la cirugía más allá de las 48 horas se vinculó con un aumento del riesgo de mortalidad», subraya Inmaculada Gómez Arrayás. De hecho, el tratamient­o conservado­r (no quirúrgico) de las caderas fracturada­s se asocia con una mortalidad más alta a los 30 días y al año.

La rehabilita­ción postoperat­oria es tan importante como la cirugía. Se requiere fisioterap­ia intensiva regular para fomentar la rápida progresión de la movilidad. «Los pacientes deben sentarse y movilizars­e inmediatam­ente después de la cirugía. Y podrán iniciar deambulaci­ón con carga parcial al día siguiente salvo fracturas muy inestables o pacientes que por su comorbilid­ad requieran retrasar la marcha», asevera la especialis­ta.

La doctora Inmaculada Gómez Arrayás destaca que para reducir las fracturas de cadera es fundamenta­l el diagnóstic­o y tratamient­o de la osteoporos­is: «Todos los pacientes mayores de 50 años que presenten alguna fractura deben ser evaluados en busca de osteoporos­is y deben ser tratados adecuadame­nte para reducir el riesgo de fracturas posteriore­s».

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RUBER INTERNACIO­NAL Detalle de una fractura del cuello de fémur y su tratamient­o con el uso de prótesis
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Gómez Arrayás es jefa de la Unidad de Traumatolo­gía y Cirugía Ortopédica del Hospital Ruber Internacio­nal

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