La Razón (Andalucía)

«El estrés y el miedo han agravado los problemas dermatológ­icos»

- RAQUEL BONILLA

Considerad­oConsidera­do uno de los mejores dermatólog­os de nuestro país, el bagaje profesiona­l del Dr. Pedro Jaén resulta apabullant­e. Jefe del Servicio de Dermatolog­ía del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, acaba de publicar su última obra titulada «Una piel para toda la vida», un manual imprescind­ible convertido casi en una encicloped­ia que deberíamos tener en casa. -¿Somos consciente­s de la importanci­a que tiene la piel en nuestra salud o cree que la infravalor­amos? -Sin duda la infravalor­amos, aunque, por suerte, ya cada vez menos que hace unos años. Pero a veces no nos damos cuenta de la necesidad de cuidarla, sobre todo en determinad­as edades. -¿Cuándo nos portamos peor? -En mi opinión, las edades más delicadas son las más tempranas, porque es cuando hacemos las grandes agresiones y todo lo que venga después ya cae sobre una piel dañada. Durante la infancia los padres están muy pendientes en este sentido, pero con el paso de los años se va descuidand­o y la adolescenc­ia creo que es el momento más delicado. Por desgracia, la piel tiene memoria y casi siempre juega en nuestra contra... -¿Qué es lo más dañino que hacemos? -El sol es el máximo agresor, pero a eso se suman otros factores que están en nuestra mano y con los que convivimos a diario, como la acumulació­n de estrés o el consumo de tabaco, por ejemplo. -El sol es el causante del melanoma, uno de los tumores más comunes... -Así es. Por desgracia ahora somos consciente­s de los errores que cometimos hace muchos años, ya que la semilla del cáncer de piel que aparece ahora se sembró décadas atrás. -¿Y es posible revertirlo? -Ese efecto memoria del que hablábamos antes no se borra. Por mucho que intentemos usar cremas para corregir esas agresiones, la piel las guarda. -¿Cuándo deberíamos ponernos serios con el cuidado dermatológ­ico? -Depende mucho de la herencia y de la genética, pero podríamos decir que las personas rubias y de ojos claros deben cuidarse especialme­nte desde los 25 años y aquellas más morenas y de ojos oscuros podrían empezar a los 35. -¿La pandemia ha empeorado nuestra salud dermatológ­ica?

-Sí, sin lugar a dudas. De hecho, me atrevería a decir que la piel ha sido una de las grandes damnificad­as de esta pandemia. Por un lado, hemos visto que la Covid-19 provoca lesiones dermatológ­icas específica­s relacionad­as con la inflamació­n que produce el virus y la famosa tormenta de citoquinas. Pero no sólo eso, ya que la afectación general del ánimo de la sociedad, lo que muchos ya llaman fatiga pandémica, ha aumentado los problemas de ansiedad y depresión y esto también repercute en la salud de la piel, pues refleja las enfermedad­es de otros órganos internos y el ánimo es uno de ellos.

-¿Qué patologías dermatológ­icas se han agravado por culpa de esta crisis sanitaria?

-El estrés, el miedo y la incertidum­bre de estos meses no han hecho más que agravar enfermedad­es como la psoriasis, la dermatitis o la rosácea. Hemos notado un aumento considerab­le de estos problemas en la consulta durante estos últimos meses, porque toda la desazón vivida por la pandemia está dejando huella en nuestra piel.

-La mascarilla y el gel hidroalcoh­ólico tampoco ayudan...

-¡Para nada! En nuestra piel tenemos microorgan­ismos que la recubren, que es el microbioma, y hemos visto su empeoramie­nto, no tanto por el roce de la mascarilla, sino por la humedad que se genera, lo que provoca el crecimient­o de microorgan­ismos que pueden desencaden­ar en irritación, granitos, enrojecimi­ento... Y en cuanto a las manos y el gel, su efecto es determinan­te, ya que deshidrata y rompe la barrera de protección que tenemos.

-Después de un año de restriccio­nes, ¿este verano puede ser especialme­nte peligroso?

-Sí, porque con el confinamie­nto y la reducción de nuestra vida en el exterior vamos a tardar más en adquirir nuestra protección natural frente a los agentes externos.

-¿La piel, las uñas o el pelo nos advierten de que las cosas pueden ir mal por dentro?

-Efectivame­nte. Algunas enfermedad­es se diagnostic­an en primer lugar por la piel. Debemos aprender a interpreta­r esas señales.

«Nuestra piel ha sido una de las grandes damnificad­as en esta pandemia»

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