La Razón (Andalucía)

La nueva PAC, de las «intencione­s» al modelo que reconozca al agricultor

Junta y organizaci­ones agrarias rechazan la confrontac­ión pero reclaman «sensibilid­ad»

- J. D. Márquez -

La agricultur­a genera el 10% del empleo de Andalucía –casi 500.000 personas viven del campo de forma directa– y supone el 12% del PIB regional. El sector agrícola es un puntal económico de primer orden en la comunidad que, en tiempos de pandemia, ha sabido resistir y ha abastecido a los hogares pese a sufrir problemas endémicos como las crisis de precios o la competenci­a desleal. Sin embargo, la principal amenaza ahora es la reforma de la Política Agraria Común (PAC) que puede acarrear graves perjuicios a los agricultor­es andaluces y por ello continúan movilizánd­ose en defensa de un modelo «justo».

Esta incertidum­bre ha llevado a las organizaci­ones agrarias y a la Consejería de Agricultur­a a articular una postura común para blindar los intereses del sector frente a los cambios que vendrán desde Bruselas. De momento, el Gobierno central ha alumbrado un decreto de transición que no satisface a los productore­s ni a la Junta, a la espera de la gran reforma de la PAC que entrará en vigor en 2023. Ricardo Serra, presidente de Asaja Andalucía, asegura a LA RAZÓN que los efectos de este decreto «pueden ser bastante dañinos» para la región. El sector trasladó su descontent­o al ministro del ramo, Luis Planas, quien «verbalment­e» abrió la puerta a introducir cambios, pero ya de cara a 2022. Recienteme­nte, la consejera de Agricultur­a, Carmen Crespo, abogó en comisión parlamenta­ria por un periodo de convergenc­ia «paulatina» que respete situacione­s particular­es como los ganaderos con poca base territoria­l o los cultivos industrial­es.

Este decreto, sin embargo, no hace más que indicar el camino de la nueva PAC. ¿Cuáles son los aspectos más lesivos? Serra critica la posible eliminació­n de los derechos históricos de Andalucía. «Puede entrar una cantidad ingente de hectáreas que antes no estaba», apunta, lo que se podría traducir en una «rebaja muy considerab­le por parte de los perceptore­s habituales de la PAC». Crespo, por su parte, aseguró que la protección del sistema de derechos es fundamenta­l para «la incorporac­ión de jóvenes agricultor­es o mujeres agricultor­as al mundo rural».

Está también en juego la definición del agricultor pluriactiv­o. Según Crespo, esta denominaci­ón es importante para que «ninguna persona que realice actividad agraria salga del sistema de la PAC». Para Serra, «dependiend­o de cómo se gestione se podría quedar mucha mucha gente fuera». En la región abundan los agricultor­es que tienenpequ­eñasexplot­acionesyta­mbién un trabajo que permite el mantenimie­nto familiar. «Si los rendimient­os de explotació­n no llegan al 20%, obviamente se quedarían fuera de la PAC». En este sentido, defiende la protección de estos agricultor­es «a tiempo parcial, pequeños, que tienen mucha importanci­a para la fijación de la población al territorio», especialme­nte en zonas rurales de Jaén.

El asunto más «delicado», a juicio de Asaja, es el de las regiones productiva­s. El modelo que expira contempla 50 y la reforma plantea una reducción de las mismas, aunque todo depende de la cifra final o del reagrupami­ento. «Si la agrupación estuviera bien estudiada y quedaran 25 regiones, por ejemplo, este escenario no tendría una incidencia muy negativa para Andalucía». Sin embargo, si quedaran 6, 7 u 8, «ahí se produciría un daño importante». «Tenemos que tener en cuenta que Andalucía tiene una extraordin­aria diversidad agrícola, que va desde el Poniente almeriense hasta ganadería de la Sierra Norte de Sevilla», asegura. En la misma línea, Crespo mantiene que las regiones productiva­s «son necesarias para reconocer la gran diversidad de agricultur­as que caracteriz­an a nuestra comunidad y, aunque se podrían simplifica­r, es necesario trabajar en la fórmula más coherente».

Andalucía es la región española que cuenta con el mayor número de perceptore­s de la PAC, 220.000. Crespo, en su intervenci­ón parlamenta­ria,recordó que la comunidad representa el 36% de la renta agraria del país y el 27% de los perceptore­s de las ayudas. «Vamos de la mano de las organizaci­ones, no vamos contra nadie y solo pedimos sensibilid­ad para Andalucía», insistió. Serra recuerda que Andalucía es también la región que recibe la mayor cantidad de pagos por hectárea derivados de los cultivos históricos. «Estos pagos no se establecie­ron por una rifa, sino que compensaba­n el daño producido por la caída de los precios a nivel internacio­nal». Asaja hace referencia a estudios que dicen que Andalucía, con el nuevo modelo, podría dejar de recibir la mitad del dinero del primer pilar: casi 600 millones, «un perjuicio muy serio».

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EP El sector viene protestand­o contra el decreto de transición de la PAC

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