«Un libro recupera en color las fotos en blanco y negro más relevantes de la historia»
ejecutado en la horca el 7 de julio de 1865 y, por tanto, jamás alcanzaría los horizontes cinematográficos que hoy cualquiera podría predecir para un muchacho de su planta y sus mejillas. De hecho, nunca llegó a conocer, ni siquiera saber, lo que era un nickelodeon. Su leyenda terminaba ahí. Una leyenda en blanco y negro hasta que el historiador Dan Jones y la colorista Marina Amaral rescataron su daguerrotipo y le imprimieron el color natural que debería tener su retrato si hubiera sido tomado hoy. El resultado es abrumador. Los dos partieron de una observación de Leonardo da Vinci: «A medida que los objetos se alejan, parecen suceder tres cosas: se empequeñecen, se difuminan y pierden sus colores». Dedujeron que sucedía igual con las imágenes monocromas que hemos heredado del pasado: nos alejan de los eventos y también interfieren en nuestra percepción y empatía con los hombres y las mujeres que han protagonizado los siglos anteriores. Su objetivo es acercarnos a los momentos cruciales que han determinado nuestro destino. «La fotografía, desde su popularización en 1839, se convirtió en una parte indispensable del registro histórico, operó durante su primer siglo de existencia casi en exclusiva en blanco y negro. Debido a ello, nuestra perspectiva del pasado es parcial y apagada», aseguran los autores. La selección de encuadres que han hecho para saltar sobre este arco temporal del monocromo no es aleatoria ni caprichosa. Responde a fechas cruciales y el resultado es un libro: «El color del tiempo» (Desperta Ferro), que reúne doscientas fotografías desde 1850 hasta 1960 y se convierte, de esta manera, en una suerte de enciclopedia visual de los hitos más importantes de la historia. Desde la reconstrucción de París hasta la carrera espacial. En medio queda todo un mundo que nos había llegado solo en blanco y negro. Pero como aseguró el astronauta Yuri Gagarin al contemplar la Tierra: «Es azul. Qué maravilla. Es asombroso».