La Razón (Andalucía)

Expediente a Leguina y a Redondo por apoyar a Ayuso

Sánchez reconoce «errores» en la campaña que pilotó Moncloa, pero apunta también a la crisis en el PSOE de Madrid. Disculpan que Gabilondo «no hizo ninguna oposición» por «lealtad» a Ayuso en la crisis sanitaria

- Ainhoa Martínez -

tos como el de Cataluña, el primer tropezón electoral imputable, entre otros actores, a Pedro Sánchez, ha recrudecid­o la guerra latente entre Ferraz y la Moncloa. El líder socialista reconoce «errores» en la campaña que pilotó, pero apunta también a la crisis en el PSOE de Madrid. Disculpan que Gabilondo «no hizo ninguna oposición» por «lealtad» a Ayuso en la crisis sanitaria.

Ábalos habla de «fallos de comunicaci­ón», de «estrategia» y de que no han sabido «conectar» con la ciudadanía

48 horas ha tardado el PSOE en reaccionar a la debacle en Madrid. El partido ha quedado noqueado por un resultado que tiene diversas aristas y que ha hecho saltar todas las alarmas. Tras el shock inicial, los esfuerzos no se han enfocado precisamen­te en el análisis y la autocrític­a, sino en despachar la responsabi­lidad en todas direccione­s. Y, como resultado, se han producido las primeras dimisiones para tratar de rebajar la presión sobre el partido. Después de varios procesos electorale­s en los que los socialista­s habían conseguido salvar los muebles o alcanzar grandes hitos, como volver a gobernar en Cataluña, el primer tropezón electoral imputable, entre otros actores, a Pedro Sánchez ha recrudecid­o la guerra entre Ferraz y la Moncloa que lleva meses latente. En ambos núcleos de poder socialista se intenta encapsular al presidente del Gobierno, protegerle del desgaste de una derrota sin paliativos, asumiendo una «responsabi­lidad colectiva». Pero los ataques están llegando a un punto insostenib­le.

El partido se reunió ayer en el seno de su Ejecutiva Federal para avanzar en «importante­s reflexione­s», «autocrític­a» y, sobre todo, mirar al futuro «trazando un nuevo rumbo acertado», apuntan fuentes presentes. El líder del

PSOE, Pedro Sánchez, reconoció «errores» en el diseño de la campaña, que pilotó Moncloa, pero no como única causa. También puso el foco en la crisis que vive desde hace años el PSOE madrileño, cuya renovación llevaba tiempo en la mente del secretario general. El secretario de Organizaci­ón del PSOE, en rueda de prensa, reconoció que «el PSOE ha hecho poca o ninguna oposición. No ha hecho una oposición fuerte». En su opinión, por «correspons­abilidad», ya que se desplegó una «oposición más leal» con Isabel Díaz Ayuso, como la que se demandaba desde el Gobierno central al PP. Ábalos también apuntó a «fallos de comunicaci­ón»yaerroresd­e«estrategia», comunicaci­ón»yaerroresd­e«estrategia», porque no se llegaron a «centrar los mensajes» ni a «conectar con un estado de ánimo» de la ciudadanía. En todo caso, los socialista­s se escudan en «causas estructura­les» como que el PP lleve gobernando más de 26 años en Madrid y el hecho de que las elecciones se hayan celebrado en un «marco de pandemia».

El presidente del Gobierno, no obstante, aseguró en privado que los resultados no son extrapolab­les y volvió a reafirmars­e en su intención de agotar el mandato. El PSOE ha lanzado un nuevo lema: «La España que hacemos» para reivindica­r la acción del Ejecutivo de coalición.

Sin embargo, hay quienes salieron con la sensación de que el debate se había cerrado en falso. Justo al inicio del cónclave trascendía el anuncio de la dimisión del secretario general del Partido Socialista de Madrid, José Manuel Franco. El hasta ahora líder de la federación, que estaba ya de salida y no iba a repetir al frente del cargo en el congreso de octubre, ha precipitad­o su salida para trasladar la percepción de asunción de responsabi­lidades por el batacazo electoral y establecer un cortafuego­s en torno a Pedro Sánchez, «para que no se utilice el mal resultado de los comicios de la Comunidad de Madrid para atacar al PSOE y al Gobierno de España». El partido quedará ahora en manos de una gestora hasta otoño. Al movimiento de Franco se suma el de Ángel Gabilondo.

Las dimisiones de Franco y Gabilondo se entendiero­n como una necesaria «autocrític­a» pero también «insuficien­te» porque no son los únicos culpables de la debacle y su responsabi­lidad en la campaña fue limitada. En la reunión se apuntaron otros factores. A los brazos caídos del PSOE de Madrid se suma que la campaña de Gabilondo fue asumida en su totalidad por Moncloa, algo que se recordó durante el cónclave.

A esta sensación de cierre en falso se suma la decisión de incluir en el orden del día la convocator­ia de primarias en Andalucía para el próximo 13 de junio. Dos federacion­es patas arriba. Se critica que se instrument­alice y rescate ahora, deliberada­mente y en un momento de debilidad orgánica, el conflicto interno que más ha desgastado al partido –la pugna entre Sánchez y Día– para intentar desviar el foco de la necesaria reflexión que cabía hacer de los malos resultados en Madrid. Desde Ferraz argumentan que el movimiento viene marcado por el contexto, ante el posible «efecto contagio» en Andalucía, el PSOE debe de estar preparado y con liderazgos renovados para afrontarlo.

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La sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz, epicentro de la resaca electoral del 4-M en el partido liderado por Pedro Sánchez
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GONZALO PÉREZ

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